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RFID, la mejor localización

El problema es que cuando uno deja la maleta en la cinta de equipajes de un aeropuerto, lo único que lleva para poder identificarla es el tradicional código de barras. Así que el problema radica en que nuestro equipaje puede haber aparecido en Nueva Zelanda, pero hasta que alguien se de cuenta de a quién pertenece esa maleta, puede pasar mucho tiempo. Si en vez de ese código de barras, lo que identificase a la maleta fuera una etiqueta RFID, en todo momento sabríamos dónde se encuentra. A lo mejor nos pierden la maleta, pero en cuanto estuviéramos en la cinta de equipajes para recogerla y no apareciera, cuando fuéramos a poner la reclamación, el agente de turno sabría exactamente en qué lugar del planeta se encuentra la misma.

Otro ejemplo más actual: ¿recuerdan a la bacteria e-coli y los problemas que produjo en la cadena alimenticia? A día de hoy, todo parece indicar que la contaminación provino de unos brotes de soja, pero no se sabe al cien por cien cuál fue el origen. Si la partida contaminada se hubiera seguido con etiquetas RFID, la solución al problema hubiera sido prácticamente inmediata y los agricultores españoles no habrían tenido que tirar ingentes toneladas de pepinos.

Son sólo unos ejemplos de las ventajas que la tecnología RFID puede traer consigo. Pero, ¿qué es RFID? RFID (siglas de Radio Frequency IDentification) es un método de almacenamiento y recuperación de datos remotos que utilizan unos elementos denominados etiquetas o tags RFID. Se trata de pequeños dispositivos, al estilo de una pegatina o una etiqueta de las que marcan el precio en una etiqueta de código de barras, que puede ser adherida o incorporada a un producto, animal o persona. Si embargo, en este caso no nos encontramos ante los típicos códigos de barras como el que puede encontrar en la portada de esta revista. La principal diferencia con la metodología tradicional de marcación es que las etiquetas que utilizan la radiofrecuencia incorporan en su interior antenas para permitirles recibir y responder a peticiones por radiofrecuencia desde un emisor-receptor RFID. Las etiquetas pasivas no necesitan alimentación eléctrica interna, mientras que las activas sí lo requieren.

Así que nos encontramos ante un mercado que en los próximos años experimentará un importante crecimiento, ya que los códigos de barras van a tender a la desaparición a medida que se incorpore esta tecnología. Y es que las etiquetas de código de barras presentan una serie de desventajas si las comparamos con las modernas etiquetas de radiofrecuencia. Entre ellas se encuentra la escasa cantidad de datos que pueden almacenar y la imposibilidad de ser reprogramados. La mejora obvia que se ideó, y que constituye el origen de la tecnología RFID, consistía en usar chips de silicio que pudieran transferir los datos que almacenaban al lector sin contacto físico (de forma equivalente a los lectores de infrarrojos utilizados para leer los códigos de barras).


¿Por qué?


Cada día se incrementa de forma más importante el número de productos, de soluciones, de transporte de mercancías, de innovaciones o de medidas de seguridad. Por tanto, el número de datos y de información que necesita ser comprobada y almacenada es cada vez mayor y más compleja. En la actualidad es imprescindible poder identificar los productos e incluso a las personas. Fue por este motivo por el que se crearon los códigos de barras que como hemos visto, empiezan a quedarse obsoletos. Sin embargo, esos códigos de barras permitieron que, por ejemplo, los productos de un supermercado pudieran ser fácil y rápidamente identificados y además se aportaran mayores medidas de seguridad ya que cada elemento se convertía en único y diferente respecto a todos los demás.

La tecnología RFID ha perfeccionado estos códigos. Se trata de un sistema para identificar objetos mediante ondas de radio que nació en los años 60 que se comenzó a popularizar en los 80 y ahora se encuentra en su momento de expansión y pretende revolucionar el mundo de la distribución y de todo aquello que necesite ser identificado.


En qué consiste


La Tecnología RFID basada en radiofrecuencia, tiene como propósito fundamental, transmitir la identidad y localización de un objeto mediante ondas de radio. La identificación y localización se puede realizar mediante etiquetas o tags, que son pequeños dispositivos que pueden ser adheridos o incorporados a una persona, animal o producto. Estos elementos van provistos de unas antenas y chips integrados que responden a las peticiones de radiofrecuencia de un emisor RFID. A partir de este desarrollo, Fujitsu ofrece una solución única, con la que aporta soluciones reales a las demandas actuales de las empresas e instituciones.  Una de las claves de esta tecnología es que la recuperación de la información contenida en la etiqueta se realiza vía radiofrecuencia  sin necesidad de que exista contacto físico o visual entre el dispositivo lector y las etiquetas. Recientemente,  han aparecido etiquetas basadas en tecnología de ultrasonido, así como nuevas etiquetas con sensores de humedad y temperatura, capaces de generar alarmas al sistema de control con el objetivo de tomar las acciones oportunas en cada momento, y anteponerse a posibles problemas que impacten directamente en la calidad del servicio ofrecido.

Las etiquetas RFID tienen un chip capaz de almacenar y actualizar datos. Esta información puede ser un simple identificador (que luego asociamos en nuestros sistemas a toda la información del producto) o datos más complejos sobre la procedencia del producto, sus características, fecha de envasado y caducidad, etc. Esta información se puede actualizar y completar a lo largo de todo el proceso, desde que el producto se fabrica hasta que es adquirido por el consumidor en el supermercado.

Toda etiqueta RFID, también denominada chip o transponedor, contiene una pequeña antena emisora que puede ser activa o pasiva (permanece inactiva hasta que se le solicita información). La información que alberga debe ser leída con un receptor adecuado. Las tarjetas de baja frecuencia se caracterizan porque emiten ondas de radio a una distancia de hasta unos seis metros dependiendo del tamaño de la antena del Tag y de la potencia y frecuencia en la que opera el lector y suelen ser pasivas. Las etiquetas RFID pasivas no tienen fuente de alimentación propia. La mínima corriente eléctrica inducida en la antena por la señal de escaneo de radiofrecuencia proporciona suficiente energía al circuito integrado de la etiqueta para poder transmitir una respuesta. Debido a las preocupaciones por la energía y el coste, la respuesta de una etiqueta pasiva RFID es necesariamente breve, normalmente apenas un número de identificación. La falta de una fuente de alimentación propia hace que el dispositivo pueda ser bastante pequeño. Las etiquetas pasivas, en la práctica tienen distancias de lectura que varían entre unos 10 milímetros hasta cerca de 6 metros. La tecnología de este tipo de etiquetas ha avanzado de tal manera que no ocupan más que el grosor de una hoja de papel, lo que las hace prácticamente invisibles.

Por su parte, las etiquetas RFID semi-pasivas son muy similares a las pasivas, salvo que incorporan además una pequeña batería. Esta batería permite al circuito integrado de la etiqueta estar constantemente alimentado. Además, elimina la necesidad de diseñar una antena para recoger potencia de una señal entrante. Por ello, las antenas pueden ser optimizadas para la señal de backscattering. Las etiquetas RFID semi-pasivas responden más rápidamente, por lo que son más fuertes en el ratio de lectura comparadas con las etiquetas pasivas.

Finalmente nos encontramos con las etiquetas RFID activas. Su principal característica es que deben tener una fuente de energía, y pueden tener rangos mayores y memorias más grandes que las etiquetas pasivas, así como la capacidad de poder almacenar información adicional enviada por el transmisor-receptor. Actualmente, las etiquetas activas más pequeñas tienen un tamaño aproximado de una moneda. Muchas etiquetas activas tienen rangos prácticos de diez metros, y una duración de batería de hasta varios años.

Como las etiquetas pasivas son mucho más baratas de fabricar y no necesitan batería, la gran mayoría de las etiquetas RFID existentes son del tipo pasivo. En fecha de 2004, las etiquetas tienen un precio desde 0,40 dólares, en grandes pedidos. El marcado de RFID universal de productos individuales será comercialmente viable con volúmenes muy grandes de 10.000 millones de unidades al año, llevando el coste de producción a menos de cinco céntimos. La demanda actual de chips de circuitos integrados con RFID no está cerca de soportar ese coste.


Apuesta clara


Nos encontramos pues ante una tecnología revolucionaría que piensa cambiar el mercado y la sociedad en los próximos años. Tanto es así que todos los grandes fabricantes de informática se han apuntado al carro de la nueva tecnología. Bien ideando tarjetas, bien productos y antenas o bien desarrollando soluciones específicas para este mercado. Y es que, las ventajas son innumerables. Para Jordi Baeta, Information Solutions Market Development Manager, Europe de Avery Dennison RBIS, “Hoy en día el retail es uno de los sectores que está adoptando con mayor fuerza esta tecnología. La mayor eficiencia en los procesos de identificación de productos (lecturas grupales sin enlace óptico) permite mejorar la visibilidad y la fiabilidad de inventario, y ofrecer así una mejor disponibilidad de artículos para el cliente. De este modo, la RFID facilita mayores lecturas y más rápidas, ya que evita tener que inspeccionar detenidamente el contenido, además de reducir prácticamente el margen de error al tratarse de una acción automática. Así, al ser tan efectivo es posible poner más puntos de lectura de mayor precisión a lo largo de la cadena de suministro, que se traducen en una mayor visibilidad e información fiable. Toda la información obtenida se canaliza aportando mayor agilidad en el servicio al cliente, mayor número de ventas así como la satisfacción del consumidor. Por ejemplo, la RFID ofrece la posibilidad de realizar un inventario semanal, aspecto impensable sin esta tecnología en tiendas de cierto volumen de negocio.    La mayor visibilidad a través de toda la cadena de suministro permite asimismo atacar preventivamente la pérdida desconocida, no sólo debida al robo de clientes, sino por cualquier otra fuente de hurto (hurto interno, hurto externo, errores administrativos, entre otros)”.

Y es que, el EAS tradicional solo detecta la existencia de un hurto, la RFID además identifica exactamente el producto robado, lo que hace posible aplicar medidas preventivas, corregir los stocks y reponer el producto para que no afecte a las ventas potenciales de este artículo. Además, el chip de la etiqueta inteligente permite proteger la marca, ya que ofrece la posibilidad de registrar el pedigree de autenticidad de un producto, identificándolo de forma única e imposibilitando su replicación.

La lectura masiva de la identidad única de cada producto facilita el registro de los canales de comercialización por los que circula cada item, permitiendo la trazabilidad inversa, y por lo tanto, evitando la comercialización por canales paralelos. La lectura automática, sin intervención humana, hace posible a su vez la implementación de experiencias interactivas con el consumidor. Soluciones como magicmirror™, sugerencias y ventas cruzadas, información del producto, enlace a redes sociales, entre otras, aportan valor a la experiencia de compra del consumidor. El aumento de visibilidad y precisión en los stocks permite interconectar la venta tradicional con la venta online bajo nuevas fórmulas de interrelación con el cliente.

Otras ventajas tienen que ver con la cantidad. Tal y como señala Raul Morata, consultor preventa de redes de Fujitsu, “La tecnología RFID permite la lectura de varias etiquetas de manera simultánea y el envío de esta información a través de la infraestructura de red inalámbrica existente. La ampliación de los elementos a localizar o identificar no necesita más volumen de puntos de acceso inalámbricos. Otra de las ventajas que esta tecnología ofrece a las empresas, es que las etiquetas no necesitan contacto visual con los lectores, lo que facilita las tareas de identificación y localización de los elementos monitorizados. Las etiquetas o tags utilizados, son capaces de almacenar gran cantidad de información y esta puede ser recuperada y tratada en cualquier momento con una alta precisión y fiabilidad”

Así que podemos afirmar que las principales ventajas que aporta esta tecnología es que los productos o las personas identificadas con una tarjeta RFID o TAG, no tienen porque entrar en contacto directo con un escáner. Esto permitiría, por ejemplo, que la carga completa que lleva un camión a una nave industrial no tendría que pasar caja por caja por un escáner ya que la antena receptora identificaría toda la carga y se emitiría el albarán correspondiente así como la factura de cobro de forma inmediata. Pero las TAGs no sólo sirven para identificar productos. Y es que, algunas tarjetas pueden albergar gran cantidad de información como, por ejemplo, y siguiendo con nuestro camión datos como el momento en el que se inició la carga, ciudades por las que ha pasado, dónde estaba la mercancía antes de que fuera volcada al trailer, etc

Otro aspecto muy importante es el que hace referencia a la seguridad. Productos etiquetados con estas TAGs son mucho más difíciles de ser hurtados ya que, por ejemplo, no podrían abandonar un supermercado si no fuera por la caja.

Además, estas etiquetas se pueden leer a través de muchos materiales, como la pintura (prácticamente todos salvo metal o agua, aunque ya existen etiquetas lavables), algo que no se puede hacer con los códigos de barras convencionales.

Pero la tecnología RFID no sólo es aplicable al etiquetado de productos. Ya se está empleando en muchas otras situaciones: los chips de identificación que llevan nuestras mascotas bajo la piel desde hace años, sistemas de acceso a zonas restringidas para empleados, peajes en las carreteras que no requieren que nos detengamos, facturación de equipajes más eficaz, para evitar la falsificación de moneda, para acceder a grandes eventos deportivos o de ocio, etc. Incluso, existen empresas que defienden la implantación de estos chips bajo la piel de todos los ciudadanos como un método de identificación personal infalible, imposible de robar o de perder.

Además, la adopción de RFID se ha visto impulsada tanto por la obligación impuesta por los grandes distribuidores –que han exigido a sus socios de la cadena el empleo de los sistemas RFID- como por las normativas gubernamentales, especialmente en sectores como el farmacéutico, que se apoya en RFID para reducir las falsificaciones de fármacos. RFID ayuda a incrementar la ventaja competitiva y a diferenciarse en el mercado. Además, contribuye a mejorar la productividad, gracias a la eliminación de las tareas manuales de escaneado del código de barras o el seguimiento del inventario. Por otro lado, RFID incrementa también la visibilidad sobre la cadena de suministro (de este modo, un mayorista puede reducir stocks innecesarios, por ejemplo); ayuda a minimizar costes y a maximizar el retorno sobre los activos (al tenerlos permanentemente controlados); previene los fraudes y falsificaciones; y minimiza riesgos en industrias como la ganadera, donde RFID puede utilizarse para el seguimiento de las reses, evitando así posibles problemas sanitarios. Las principales ventajas que aporta esta tecnología son las siguientes:


  1.  
    • Las etiquetas RFID tienen un chip capaz de almacenar y actualizar datos. Esta información puede ser un simple identificador (que luego asociamos en nuestros sistemas a toda la información del producto) o datos más complejos sobre la procedencia del producto, sus características, fecha de envasado y caducidad, etc. Esta información se puede actualizar y completar a lo largo de todo el proceso, desde que el producto se fabrica hasta que es adquirido por el consumidor.
    • No es necesario que haya intervención humana para la lectura de las etiquetas. La posibilidad de realizar la lectura de forma simultánea para un número elevado de artículos y a una distancia de varios metros, favorece la utilización de sistemas automáticos puesto que no es necesario que haya un contacto directo entre la etiqueta y el lector.
    • El uso de etiquetas RFID de tipo “activo”, que emiten una señal periódicamente, permite conocer en tiempo real la localización de los objetos que las portan.


Las tendencias


Las posibilidades que ofrece esta tecnología son muy interesantes. Por esta razón los fabricantes y la industria en general están invirtiendo muchos esfuerzos en su desarrollo. Esto hace que las tendencias en los próximos años puedan ser muy variopintas y sean difíciles de predecir. No obstante, actualmente se está trabajando mucho en la línea de la estandarización que permita mejoras en la interoperabilidad de los distintos elementos (etiquetas, lectores, software, procesos de negocio, etc). Eso sí, cada fabricante involucrado en este mercado tiene unas ideas sobre cuáles serán las tendencias en esto del RFID. Para Brian Lang, European Managing Director de SATO, las principales tendencias se encontrarán en el sector textil: “Especialmente en el etiquetado de prendas de vestir donde se requiere una distancia inferior a 10 mm. Las etiquetas estándar “dipole” no funcionarán eficazmente estando tan cerca entre sí. A largo plazo, el etiquetado EAS con RFID en el comercio minorista reemplazará a las convencionales  etiquetas EAS”.

Por su parte, Marco González, Territory Manager de Zebra Technologies cree que “actualmente la mayoría de las ventajas de la tecnología RFID están orientadas a los entornos empresariales y profesionales pero cada vez se desarrollarán más servicios dirigidos al usuario final, con aplicaciones destinadas a proporcionarle mayor comodidad. Además, la combinación de las soluciones de localización e identificación, Internet y los dispositivos móviles, revolucionarán la sociedad en los próximos años al permitir que los objetos etiquetados se conecten y se comuniquen con otros dispositivos. Así, por ejemplo, habrá teléfonos móviles equipados con módulos RFID que permitirán hacer compras y descargar información de productos a través de enlaces RFID; se evitarán las colas en el supermercado mediante pagos automáticos; un frigorífico podrá detectar alimentos caducados y la lavadora podrá elegir el programa adecuado en función de las características de las prendas, entre otras muchas posibilidades”.

Otras opciones las ofrece Eduardo Sanz, Field Marketing Manager Iberia de Intermec que considera que “las posibilidades que ofrece esta tecnología son muy interesantes. Por esta razón los fabricantes y la industria en general están invirtiendo muchos esfuerzos en su desarrollo. Esto hace que las tendencias en los próximos años puedan ser muy variopintas y sean difíciles de predecir. No obstante, actualmente se está trabajando mucho en la línea de la estandarización que permita mejoras en la interoperabilidad de los distintos elementos (etiquetas, lectores, software, procesos de negocio, etc)”.

Por su parte, el responsable de Fujitsu asegura que “se prevé que el uso de la tecnología RFID tenga un impacto cada vez más importante sobre la actividad diaria de empresas, instituciones y ciudadanos. Se trata de una tecnología que tiene un alto potencial, capaz de ofrecer un valor añadido a las soluciones orientadas a optimizar las relaciones entre los diferentes procesos de negocio, tanto internos como externos, donde el uso de la tecnología RFID puede obtener retornos de inversión (ROI) adecuados y, por tanto, es donde se van a concentrar el desarrollo de aplicaciones y las oportunidades de negocio en un futuro cercano. Las aplicaciones que se ponen al servicio del ámbito empresarial y social son innumerables”.

Finalmente desde Avery Dennison creen que “la implementación masiva de la tecnología en algunos sectores está llevando al mercado RFID a una masa crítica, que permite implantar y desarrollar los procesos industriales de fabricación de tags con mayor productividad y contribuir a así al desarrollo y maduración de la tecnología. La consolidación de estos mercados, que ya están siendo activos, incrementará el conocimiento de la tecnología en el mercado. Con ello también se incrementarán los beneficios para todos los agentes de la cadena de suministro, ayudando a fabricantes y minoristas a mejorar la fiabilidad de sus inventarios, mantener los stocks de sus estanterías en óptimas condiciones y satisfacer a sus consumidores”.


Para quién es necesario


Vistas las ventajas que ofrece este tipo de tecnología, usted ya puede conocer si su empresa es candidata a, al menos, plantearse el desarrollo de algún tipo de solución RFID. En principio, cualquier empresa que en estos momentos utilice códigos de barras debería tener en cuenta el empleo de la tecnología RFID como una solución potencial para ahorrar costes o para generar información. Algunos nodos en una cadena de suministros pueden ser más caros de operar que otros.  La tecnología  RFID puede ofrecer muchas ventajas a la hora de reducir costes y complejidad, además de mejorar el rendimiento e incluso automatizar los procesos. En estos momentos, deberían plantearse su implementación las cadenas de suministros con muchos nodos y puntos de transferencia, los artículos de alto valor que requieren muchos ciclos de inspección, los artículos retornables como palets, barriles, bolsas para transporte, cajas, etc y las empresas que necesitan una alta seguridad en personal, bienes, materiales o productos. El tipo de empresas mayormente interesadas en esta tecnología son principalmente las pertenecientes al sector del automóvil y empresas de gran consumo y retail. De momento nuestras experiencias están concentradas en los entornos de almacén y se han desarrollado en base a la formación de clientes, la preparación de estudios de aprovechamiento interno y la elaboración de pilotos. Las empresas siguen dudando si ha llegado la hora de utilizar dicha tecnología y si está preparada para sus necesidades”. Por sus grandes posibilidades para la reducción de costes operativos, el avance de la tecnología de identificación por radiofrecuencia ha sido especialmente notorio en los sectores de la distribución y la logística. Antes de que se desatase la crisis económica internacional, las previsiones (fuente: IDTechEx) de crecimiento para el mercado global RFID en 2008 alcanzaban los 5,29 billones de dólares (incluyendo etiquetas, lectores y software/servicios para tarjetas RFID). Los efectos de la desaceleración económica no han sido aún valorados con exactitud en este campo. A más largo plazo, en un horizonte temporal de una década o más, el prometedor futuro de RFID está, no obstante, garantizado.

No obstante, RFID se encuentra aún en su infancia, y despegará cuando se llegue a un amplio despliegue entre fabricantes, distribuidores y minoristas, deberá emplearse una estrategia de adopción basada en “probar y aprender”. Esto consiste en acometer pequeños pasos experimentales y aprender de ellos, en vez de abordar una aproximación en “big bang”. Esto permite que se genere aprendizaje de estos pasos y de los pasos que acometen los demás, y tiene en cuenta la naturaleza evolutiva del desarrollo de esta tecnología. La recogida de los beneficios procedentes de la convergencia de los flujos de información y materiales constituirá una carrera de maratón, no un sprint.

Existen peligros, por tanto, de las elevadas expectativas actuales de RFID. Pero estas expectativas son de distinto tipo. Una encuesta dirigida por el fabricante de RFID Intermec, entre 616 directores de cadenas de suministros de toda Europa descubrió todo un abanico de actitudes, desde el entusiasmo hasta el escepticismo, respecto al potencial de RFID para aportar rendimiento a la inversión

La postura de los “entusiastas” se basaba en tres amplias áreas de beneficios: aumentar la eficiencia de las operaciones; aumentar el control sobre las operaciones de stock, inventarios y almacenes; y aumentar la trazabilidad, visibilidad y seguridad del stock. Esto supone un vínculo claro y directo entre estas áreas y los costes, o entre estas áreas y los ingresos; de ahí el vínculo a la generación de un rendimiento de la inversión procedente de la tecnología.

Los “moderadamente optimistas” percibían que había deficiencias en el rendimiento actual de la tecnología, y muchos sentían la necesidad de un mayor conocimiento sobre sus diversas aplicaciones. Las razones principales citadas para la precaución eran la falta de una prueba de concepto en relación con sus circunstancias específicas, y no saber si los beneficios cubrirían los costes. Se tenía la sensación de que se necesitaba un mayor conocimiento en áreas como la fiabilidad de la tecnología, que era necesario comprender la adecuación de RFID para aplicaciones específicas, y que existía la necesidad de probar más.

Para Jordi Baeta, de Avery Dennison, “en el sector retail, y en particular el de la moda, confluyen varias características que lo convierten en el sector de mayor implantación. El ciclo de vida del producto es extremadamente corto (temporadas de seis meses), la cadena de suministro es muy compleja (producción deslocalizada en Asia), la gama de productos también es compleja (variantes de color y talla) y la distribución muy capilarizada (cadenas con muchos puntos de venta y en diferentes continentes). Este conjunto de particularidades hace de la RFID una necesidad para conseguir cubrir las expectativas del cliente en el momento de la verdad, en el momento potencial de la compra.   Por todos estos motivos, la tecnología RFID encaja perfectamente en el mercado de la moda en general y especialmente con algunos segmentos  de mercado como el Denim, el de la ropa interior o el Fast Fashion. En estos segmentos el beneficio de la implantación de la RFID es aún mayor y es por eso que los niveles de adopción de la tecnología en estos segmentos es más elevado. Los segmentos del Denim y de la ropa interior trabajan con un volumen muy elevado de referencias, por lo que la RFID hace posible una fiabilidad de inventario y visibilidad de stocks que no es factible utilizando otras tecnologías. El segmento del Fast Fashion, además del volumen de referencias, trabaja con temporadas cada vez más reducidas. La RFID permite tener un control de la trazabilidad de los artículos a lo largo de toda la cadena de suministro y en tiempo real”. Por su parte, el portavoz de Zebra cree que “la tecnología RFID contribuye a la competitividad de empresas de todo tipo por lo que cada vez son más, tanto públicas como privadas, las que apuestan por las soluciones de identificación por radiofrecuencia. Por ejemplo, ya es habitual encontrar sistemas que utilizan la tecnología RFID para la identificación de animales, pago automático en autopistas de peaje, identificación y control de equipajes en aeropuertos, e incluso  para identificar pacientes en hospitales. Algunos de los sectores entre los que actualmente está más extendido el uso de esta tecnología son tan amplios como la distribución y la logística”.


Situación de mercado

Como en botica las opiniones las hay para todos los gustos cuando a los responsables se les pregunta por la situación del mercado. Según afirma el portavoz de Intermec, En España como en el resto de países desarrollados, la implantación mayoritaria de la RFID se produce en operaciones internas de las empresas, lo que se llama de bucle cerrado; es decir, las empresas utilizan esta tecnología para gestionar y controlar procedimientos internos: aprovisionamiento, gestión de inventario, expediciones y controles de calidad, fundamentalmente. El despegue llegará cuando, al igual que ocurre ahora mismo con el código de barras, la tecnología se aproveche en todos y cada uno de los eslabones de la cadena de suministro”. Por su parte, Jordi Baeta, Information Solutions Market Development Manager, Europe de Avery Dennison, afirma que “en España, la situación del mercado de la RFID es similar a la Unión Europea, existen proyectos muy interesantes pero con poca visibilidad a nivel público, a diferencia de lo que ocurre en otros países. Hoy por hoy, para impulsar la implantación de esta tecnología es necesario que este tipo de proyectos se materialicen y salgan a la luz pública. Asimismo, es necesario que los diferentes actores de la cadena de suministro trabajen conjuntamente para desarrollar procesos y soluciones innovadoras y creativas que realmente aporten beneficios a todas las partes implicadas, desde el fabricante hasta el consumidor”. Para el portavoz de Zebra, “el mercado RFID tiene un gran potencial de desarrollo en nuestro país. Gracias a la innovación tecnológica, la miniaturización de los componentes electrónicos y al descenso de sus costes de fabricación, cada vez más empresas, tanto públicas como privadas, apuestan por esta tecnología. Pero el verdadero impulso se conseguirá cuando las grandes empresas globales de distribución adopten esta tecnología, ya que a continuación se producirá la adopción global por parte de sus proveedores”. Finalmente desde Fujitsu afirman que, “en España, aunque sea una tecnología poco conocida, ya existen multitud de casos de éxito, prácticamente en todos los sectores industriales y de servicios. Entre los factores más influyentes en la propagación del uso de RFID en distintos sectores, figuran aspectos relacionados con la seguridad y privacidad, bajos costes iniciales y las inercias para acometer y gestionar procesos de cambio en muchas empresas”.





DESPIECE 1


Qué aporta RFID


  • Facilita los procesos (ya que no precisa la lectura manual de los códigos de barras)
  • Ahorro de costes (Por ejemplo, reduciendo el espacio de un centro de distribución cuando se conoce dónde se encuentran todos los bienes)
  • Individualización de los productos. En vez de asignar una identidad a cada grupo de productos, tal y como ocurre ahora con los códigos de barras con los que, por ejemplo, todas las botellas del mismo tipo de vino en una bodega tienen una misma identidad, la tecnología  RFID permite individualizar cada una de las botellas de vino. Asimismo, todas las botellas de esa marca son identificables de forma única y, además, una vez que se imprime el código de barras, la información es estática y no se puede cambiar a menos que se imprima otro código. La tecnología RFID permite una separación de la información que aparece en la etiqueta, una parte de dicho código puede corresponder a la identidad del objeto, y la otra puede indicar datos cambiables relacionados con su peso, número de línea de llenado o la fábrica de origen. A medida que el producto pasa por los diferentes nodos de la cadena de suministro, estos campos pueden cambiar.
  • Reducción de errores. La minimización de los errores humanos resulta esencial en, por ejemplo, un hospital a la hora de administrar la medicación y la dosis correctas para un paciente. Los hospitales de todo el mundo se enfrentan a grandes problemas cuando administran la medicación incorrecta o cuando suministran una sobredosis a algún paciente debido a errores humanos, además de los problemas que tienen con los cambios de turnos, etc.
  • Mejora de la visibilidad. La tecnología RFID podría aportar información sobre la localización de un artículo y, posiblemente, incluso sobre el estado de un producto. Si una compañía utiliza una flota de cajas de plástico para el reparto de su producto a los clientes para que, posteriormente, las cajas vuelvan a ellos, la tecnología RFID puede proporcionar información sobre dónde se encuentran dichas cajas, si están en camino hacia los clientes, si están llenas o vacías, si van hacia la fábrica, si están en cuarentena, etc. Todo ello ayuda a diferentes departamentos de la compañía:
    • El departamento de adquisiciones sabrá las cajas que tienen y, por lo tanto, podrá tomar unas decisiones precisas sobre la cantidad de cajas que necesitan para mantener el buen flujo de la cadena de suministro.
    • El departamento de producción puede elaborar planes según la cantidad de cajas que tengan en las instalaciones, e incluso puede diseñar planes según las cajas que se encuentren camino de la fábrica.
    • El departamento de contabilidad va a mejorar su visibilidad para poder facturar a los clientes antes y, posiblemente, cobrar por las cajas no devueltas, ya que esta información se puede encontrar ahora disponible gracias a la identificación de las etiquetas mediante tecnología RFID, para mostrar que dicha etiqueta entró pero no salió de un lugar.
    • El departamento de logística también maximiza sus rutas basándose en la cantidad de cajas vacías disponibles en cada lugar, lo que reduce el coste y la frecuencia para el traslado de cajas.
  • Realiza labores de seguimiento (retirada de bienes)
  • Seguridad
    • Antifalsificación y protección de productos farmacéuticos y bienes de marca. El empleo de esta tecnología podría garantizar la pureza y la autenticidad de productos farmacéuticos, asegurando que no han sido manipulados o que no se mezclan productos falsos con los genuinos. Los bienes de marcas de gran valor pueden proteger sus marcas con la ayuda de la tecnología RFID, garantizando que el artículo vendido es auténtico, asegurando al comprador que con su dinero está adquiriendo un artículo de alto valor, y no algo barato y falso.
    • Autorización del Personal. Vinculando a la etiqueta del empleado con los artículos que se le permite manejar. Si una persona intenta abandonar su oficina con un ordenador portátil que no le pertenece, la persona tendrá una etiqueta RFDI identificándole y  el objeto otra etiqueta RFID.  Ambas etiquetas pueden ser leídas en un punto de las instalaciones y si no corresponden una con la otra, se avisa a seguridad para evitar que el individuo salga a la calle con ese portátil.

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