El mundo feliz de Zucki, en el que lleva invertidos alrededor de 24.000 millones de dólares, se ha caído como un castillo de naipes
Hay diferencias entre tecnologías, productos y servicios disruptivos y lo que es mera palabrería y marketing del barato. Mark Zuckerberg cambió a finales de 2021 el nombre a su compañía para presentar un idílico y paradisíaco mundo virtual al que como peregrinos en busca del Jardín del Edén íbamos a viajar todos los seres humanos.
Un año y medio después, el metaverso de Zucki, el muñeco diabólico del sector TIC, no parece que haya atraído ni a las personas ni a las empresas que supuestamente iban a obtener grandes beneficios haciendo negocios en él. En la presentación de Meta, Zucki nos mostraba ese paraíso que iba a permitirnos “crear nuevas oportunidades y vivir nuevas experiencias. Es un futuro que va más allá de cualquier compañía y que construiremos entre todos”.
El smartphone fue algo disruptivo. También lo va a ser la Inteligencia Artificial. El metaverso de Zucki se ha quedado en una insulsa menudencia que no le ha servido para esconder que el verdadero motivo del cambio de nomenclatura era el de ocultar los problemas de Facebook: disminución de ingresos publicitarios, acusaciones contrastadas de espionaje y uso fraudulento de datos, así como el peligroso aumento de competidores con TikTok a la cabeza.
El mundo feliz de Zucki, en el que lleva invertidos alrededor de 24.000 millones de dólares, se ha caído como un castillo de naipes. Pero lejos de asumir el error, el muñeco diabólico sigue insistiendo en sus ensoñaciones y asegura que seguirá construyendo nuevas fórmulas para que la gente a través de desabridos avatares “esté más cerca que nunca”. Prueba a cenar o a tomar una caña con amigos o familiares, Zucki.
La pregunta es: ¿Seguirá el muñeco diabólico dilapidando ingentes sumas de dinero en algo que a corto-medio plazo no parece que vaya a prosperar? ¿Cuántos despidos más tiene que ejecutar para darse cuenta de que sus devaneos oníricos sólo hacen más profundo el hoyo? El metaverso de Zucki le ha supuesto perder alrededor de 200.000 millones de capitalización bursátil en menos de un año. Y la gran plataforma tecnológica que se suponía que iba a ser el metaverso, resulta que no es tal. Los sueños rara vez se cumplen, pero las ensoñaciones pueden convertirse en pesadilla y eso es lo que parece que va a suceder con el juguete de Zucki. Lo más grave de todo es que Meta tenía buena parte de los ingredientes (y si no los poseía, sí contaba con una buena cantidad de billetes para comprarlos) para posicionarse en la que sí que parece que va a ser la siguiente gran revolución: la Inteligencia Artificial.