Hace unas fechas, en una reunión con un alto directivo de la filial española de una multinacional americana de nuestro sector, mostré mi sorpresa por la “buena marcha”, en general, de las grandes empresas del mercado Informático: casi todas, con mucho esfuerzo, eso sí, van cumpliendo sus objetivos presupuestarios. Y ese directivo me respondía a la duda: “para conseguir las cuotas marcadas, casi todas las compañías dependemos de unos pocos importantes concursos; y nos damos cuenta de que ahora en las decisiones finales, sólo estamos las grandes, el resto, que antes nos hacían la competencia, están desapareciendo”.
Claro, desde el punto de vista de esta empresa, la cosa va fenomenal, pero si lo valoramos a nivel de país, la ruina es total. La desaparición de esas empresas, que ya se cuentan por miles en todos los sectores, es un desastre para este país. Esto es lo que tenemos. Llevamos ya dos años muy duros, y no es lo malo. Lo peor es que lo que viene no tiene mejor pinta.
Vivimos la peor crisis que ha sufrido este país en toda nuestra vida democrática. Nuestros gobernantes, con José Luis Rodríguez Zapatero al frente, han tenido el tiempo suficiente para no dejarnos dudas de que son incapaces de sacarnos de este atolladero.
Zapatero nos ha hipotecado nuestro futuro. Ya nos olvidamos, pero ha sido él quien ha dilapidado unas cuentas saneadas, con gastos fastuosos que sólo le servían a él para ganar votos en las últimas elecciones.
¿Quién se puede creer que vamos a rebajar nuestro déficit de 50.000 millones en tres años. Nadie con una mínima idea de economía se lo cree. ¿Cuándo va a exigir a los bancos que devuelvan el dinero que le ha dejado el sector público? ¿Cómo se garantiza que los miles de millones que se han empleado para que las multinacionales del sector de la automoción no se vayan de España, van a ser suficientes para que dentro de dos o tres años nos dejen, por no ser nuestro mercado competitivo para fabricar aquí? ¿Por qué se empleó ese dinero en este sector y no en otros con más futuro?
Zapatero nos cuenta, y es verdad, que al PP no le interesa arrimar el hombro para hacer una política conjunta. Pues un consejo gratis: convoca elecciones y que el partido que gane presida un gobierno de concentración para sacar a España de la crisis. Pero, claro, esto no lo va a hacer por sabe que pierde el sillón de la Moncloa.
Ya ni nos miente. Nos vaticina que los próximos meses no van a ser buenos. Me queda el consuelo de que, hasta ahora, siempre se ha equivocado. A ver si esta vez, que nos cuenta que no vamos a crecer en todo el año que viene, yerra y remontamos vuelo. No tengo otra esperanza.
Juan Manuel Sáez
Microsoft ha dejado marchar a un excelente profesional: Txema Arnedo. No sé exactamente cuántos años llevaba en la compañía, pero muchos. En los últimos tiempos se ocupaba de “perseguir” a los piratas que copian software y era también representante en la BSA. Pasó por un montón de responsabilidades en esta multinacional, llegando al alcanzar el puesto de director de Marketing y Operaciones. Repito, un gran profesional, pero, sobre todo, una gran persona.