Fernando Jofre

Aumentan los parches defectuosos

El mes pasado hablaba de la altísima frecuencia de actualización de Apps, motivada en gran medida por actualizaciones de seguridad. Esta vez seguimos con el tema y le toca a la mala calidad de los parches de seguridad del software en general. Nos referimos concretamente a parches incompletos o defectuosos, cuya frecuencia de publicación pueden estar entre dos y tres semanas según qué aplicaciones.

Porque resulta que la aplicación de múltiples actualizaciones para la misma vulnerabilidad cuesta a las empresas tiempo y dinero reales, a la vez que las expone a riesgos innecesarios.

Según Trend Micro, podría estar costando a las organizaciones mÔs de 400.000 dólares por actualización. Un desperdicio que resulta de la combinación del tiempo dedicado a la gestión de los parches, el coste de los recursos humanos necesarios de los especialistas de seguridad, y el número de aplicaciones a parchear.

Si a la mala calidad de los parches de seguridad le añadimos el menor tiempo de explotación, el resultado es verdaderamente explosivo

Este lƭder global en ciberseguridad lleva informando a travƩs de su equipo ZDI (Zero Day Initiative) sobre mƔs de 10.000 vulnerabilidades a los proveedores de software desde 2005. O sea, que algo de experiencia sƭ que tiene. Y ahora nos dice que cada vez se parchea peor.

Si combinamos la mala calidad de los parches con que en pocas organizaciones el tiempo de aplicación de los parches es menor que el tiempo de explotación, el resultado es verdaderamente explosivo.

Y aquí no termina el problema. Trend Micro ademÔs de calificar de inadecuados los parches, nos alerta sobre la documentación confusa y no fidedigna, que habitualmente acompaña a las actualizaciones.

En su día, la empresa divulgaba sus hallazgos en un plazo aproximado de 180 días. Posteriormente lo rebajó a 120, y acaban de revisar sus políticas según el escenario. 30 días para los casos mÔs críticos en los que se espera explotación, 60 días para los fallos en los que el parche ofrece algunas protecciones, y 90 días para otros casos en los que no se espera una explotación inminente. Ahora sólo queda que los proveedores aprovechen las alertas para ponerse las pilas. Pero ojalÔ hicieran bien las cosas a la primera.

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