LG quiere apostar por él mismo y ha decidido crear su propio procesador de cuatro núcleos para sus teléfonos, que podría ser llamado L9. Y, lo más interesante, es que el primer modelo que lo incluya llegará en septiembre. Es decir, no es que esté muy avanzado, sino que ya está en proceso de fabricación.
Estará basado en la arquitectura ARM, gran dominadora de la movilidad mal que le pese a Intel, y está por ver si se basa en Cortex-A7 o Cortex-A15 ya que ha pagado la licencia de ambos desarrollos (incluso, podría darse el caso de que utilizada en diferentes modelos ambas).
El smartphone será de gama alta, ya que los dos únicos detalles que se han conocido así lo indican: pantalla HD con tecnología IPS y una cámara de 10 megapíxeles.
Con este movimiento LG quiere ganar en flexibilidad y opciones propias y, si le sale bien y el rendimiento y consumo responden, puede ser un salto significativo que vuelva a colocar a LG entre los cuatro primeros fabricantes del mercado de la movilidad. ¿Lo conseguirá?