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Ibermática analiza la incidencia del factor tiempo en la competitividad de las empresas

»Sólo se produce innovación sostenible en el tiempo si equilibramos la creatividad y la modelización sobre la base de los valores», aseguró José Luis Larrea, Presidente de Ibermática en el curso de su intervención en el tercer Encuentro anual sobre Innovación que ha tenido lugar en San Sebastián y en el que intervinieron destacadas personalidades de la ciencia, la comunicación y el deporte.
‘Tempus Fugit. En busca del tiempo perdido’ fue el lema elegido para esta ocasión y el punto de partida de evento sobre la Innovación. A lo largo de toda una jornada matinal, se analizó la estrecha relación que une al tiempo con los procesos de innovación, puesto que el primero es el elemento desencadenante del segundo y se ha convertido en un factor fundamental a la hora de desarrollar cualquier actividad personal o profesional.
Pero el tiempo, ¿juega a favor o en contra de la innovación? ¿Qué importancia tienen el tiempo y la velocidad en los procesos de innovación? ¿Cómo abordar el tiempo? Son preguntas que están en el centro del debate sobre la innovación y que tienen una importancia fundamental a la hora de abordar un proceso innovador competitivo. Porque la innovación, para que sea sostenible, no permite especular con el tiempo.
Para abordar este análisis se escogió como escenario una cancha de baloncesto, el pabellón Illumbe de San Sebastián, ya que se trata de un deporte modelo de innovación, en el que además el factor tiempo es determinante en la forma en que se desarrolla el juego. De ahí también que uno de los ponentes haya sido uno de los entrenadores más prestigiosos del panorama baloncestístico internacional, Dusko Ivanovic, actualmente entrenador en el F.C.Barcelona.
El presidente de Ibermática, José Luis Larrea, justificó esta elección asegurando que “la gran virtualidad del baloncesto radica en ser un sistema de innovación tremendamente tensionado en el espacio y en el tiempo, lo que permite contar con un laboratorio en el que observar, a modo de microcosmos, qué es lo que pasa con un sistema de innovación puesto al límite”.
Larrea, en una inteligente e ingeniosa ponencia, trató de explicar que el baloncesto “nos enseña que la competencia es base en la innovación, está en el mismo concepto. Cualquier proceso creativo e innovador nace de competir, de competir contra otros o contra nosotros mismos, pero de competir para cambiar el statu quo”.
Además, el presidente de Ibermática aseguró que “no sirve con competir una vez para innovar, encestar una vez y ya está. No vale con una jugada genial, nos espera la siguiente. El reto es la innovación sostenible en el tiempo y competitiva, jugada tras jugada, porque es la que gana partidos y es el resultado de la competencia y el compromiso, situado en el tiempo y en relación con los demás”.
Tras explicar que las leyes de la innovación y los principios del baloncesto son perfectamente aplicables entre sí, Larrea analizó algunas de las claves de esta relación: En primer lugar ha explicado que “uno de los principales problemas para innovar es ser capaz de superar los prejuicios. Pero esta amenaza la podemos convertir en oportunidad, pues los prejuicios de los demás son nuestra mejor oportunidad para innovar”. Otra lección importante del juego del baloncesto es la importancia del tiempo. El dominio del tiempo “es uno de los desafíos de la innovación y es el principal desafío del juego”. Por último, otra lección importante del juego es que en un sistema de innovación el azar, la suerte, es la ley de la nueva frontera que está por descubrir. “Es una ley que todavía no comprendemos, pero está ahí”.
Dusko Ivanovic: innovación en el cambio
Ivanovic tras recordar las decenas de procesos innovadores por los que ha pasado el baloncesto desde que se ideó, y que a día de hoy aún continúan, expuso que el éxito de un jugador “depende del talento, de su trabajo y disciplina”, a lo que ha añadido “la ambición y la mentalidad”. A su juicio, es imprescindible que el jugador, como la empresa, en cada entrenamiento trate de superar sus límites, no se puede conformar porque, si no, el resto de los jugadores que sí tratan de rebasar sus límites algún día le superarán. Y para franquear el límite hay que sufrir en cada entrenamiento, porque el partido es el reflejo de lo realizado antes en él”. “Entrenar sin esa ambición, es perder el tiempo”, ha subrayado.
El entrenador del Barça explicó que el tiempo afecta al baloncesto ya que lo limita, pero esa misma limitación es lo que le impulsa a innovar. “Cambiar los tiempos de posesión de 30 a 24 segundos provocó un cambio sustancial en el juego. Hay menos tiempo para encestar y por tanto es necesario ser más rápido, física y mentalmente, para competir, además de contra el rival, contra el propio tiempo”.
También habló de la importancia de la cooperación para ganar, y resaltó que sus equipos preparan decenas de sistemas y jugadas innovadoras cada temporada para hacerlo, “por lo que es clave las participación de todos los jugadores y su sincronización”.
Finalmente, tras resaltar de nuevo que los propios límites del tiempo son los que obligan a mejorar, progresar e innovar, recordó una de las jugadas más famosas de la historia del baloncesto, cuando la URSS venció por primera vez en unas olimpiadas a EEUU en la final, por un punto, y gracias a una canasta en el último segundo. “Parecía algo imposible, porque para meter la canasta sólo tenían 3 segundos y debían atravesar todo el campo. Pero aquella vez quedó claro que lo imposible no existe, o al menos no existe para algunos”.
Las mesas redondas se extendieron a otros campos y, por tanto, otros participantes, entre los que figuraron el periodista Iñaki Gabilondo, el cocinero Andoni Luis Aduriz, el físico Jorge Wagensberg o el glaciólogo Adolfo Eraso.
Jorge Wagensberg: la competencia no siempre es buena
En su intervención, el físico Jorge Wagensberg hizo un repaso histórico en el que aludió al desarrollo de la mente pensante como claro impulsor del progreso, que hizo pasar de la innovación por selección natural (donde las soluciones aparecían antes que los problemas) a la innovación por selección cultural (donde las soluciones se plantean tras los problemas) y, por tanto, ha conllevado que las innovaciones pasen de llevarse a cabo durante millones de años a hacerlo en sólo unos segundos.
Wagensberg dio las que son para él las tres claves de la innovación. En primer lugar ha hablado de los estímulos, “sin los que es imposible afrontar un proceso innovador, sobre todo aquellos que nos producen un cierto gozo”, asegurando que las personas más innovadoras son “aquellas que se sorprenden, además de por las cosas inusuales, por aquellas más cotidianas”.
“Una vez que la persona se estimula, lo que hay que hacer es conversar, algo que se hace muy mal en la actualidad, ya que se habla mucho más en el parvulario que en la universidad”, indicó el físico. “La conversación, que en el tiempo ha de ser generosa, es lo que hace pasar del estímulo a la innovación”.
Y el tercer y último punto es la comprensión. A su parecer, el gozo intelectual más grande es la comprensión, que ha de hacerse de manera ensimismada y personal. “Ese gozo produce una adicción a la novedad que lleva a fomentar la innovación”. En este sentido, puso de relieve que “no produce el mismo gozo o satisfacción innovar siguiendo unas normas y pautas ya establecidas, o descubriendo por su cuenta”.
Finalmente, señaló que “la competencia no siempre es buena, ya que puede conllevar a que no se profundice en la innovación y que, al contrario, la simbiosis y la cooperación, puede permitir ganar mucho tiempo”.
Gabriel Ferraté: trabajamos en el presente con la vista puesta en el futuro
El ingeniero Gabriel Ferraté repitió en varias ocasiones “que la persona vive más en el tiempo que en el espacio y que el pasado es infinito, el presente fugaz y el futuro está por ver”. Por esa razón, ha señalado “que se trabaja en el presente con la vista puesta en el mañana, de la misma manera que lo que hoy hacemos no lo improvisamos, sino que ya lo habíamos preparado ayer”.
Resaltó el factor tiempo como “fundamental” en cualquier ámbito, “y más hoy en día que todo cambia muy rápidamente, lo cual puede producir tensión, ya que no hay tiempo suficiente para comprender y asimilar todas esas nuevas innovaciones”, y también describió cómo los cambios tecnológicos conllevan cambios sociales y estos a su vez conllevan de nuevo cambios tecnológicos.
Ante esta avalancha de cambios, Ferraté dejó claro que lo más importante es saber liderarlos “porque, si no, puede tener efectos destructivos”. Y aseguró que las personas con mayor capacidad para salir adelante no son los fuertes ni los inteligentes, “sino los que se adapten mejor a los cambios”.
Daniel Innerarity. Aprender a prescindir
El filósofo Daniel Innerarity advirtió que “las constantes y masivas innovaciones tecnológicas están abrumando a las personas y están haciendo astillas el verdadero progreso, aunque la dinámica del progreso siga viva”. Además culpó a los plazos, que “no dejan distinguir lo urgente de lo importante”, y que “para avanzar de la manera correcta “hay que resistirse a la tiranía de los plazos, tener proyectos, y aprender a saber de lo que se puede prescindir, es decir, perder el miedo a perderse algo”.
Iñaki Gabilondo: Innovar es gestionar el tiempo
El periodista Iñaki Gabilondo comentó que “vivimos en una sociedad en la que las empresas destinan la mayoría de sus esfuerzos a realizar análisis pormenorizados del tiempo como un sistema de vigilancia continua”. Además, también quiso recalcar que “para innovar hay que saber gestionar los tiempos de los procesos, para lo que hay que lograr que estos vayan a una velocidad adecuada, y para poder determinar esta velocidad, el único elemento objetivable que nos puede servir son los tiempos de los latidos del corazón”.
Andoni Luis Aduriz: Lo que vale es la calidad de las ideas
En su intervención, el cocinero Andoni Luis Aduriz propuso la siguiente pregunta “¿cuánto tiempo cuesta cocinar una idea?” Para ello, comentó que los tiempos de cada uno de los procesos que se llevan a cabo en un restaurante de alta cocina son medidos en función de los implicados en cada proceso, siempre adaptados a los miembros que participan en el mismo y siempre respetando la siguiente filosofía: “La improvisación a favor del arte no para arreglar problemas”. Agregó que el paso del tiempo se percibe en función de la intensidad del momento que estamos viviendo, “si disfrutamos el tiempo pasa volando, si sufrimos el tiempo se nos hace eterno”.
Adolfo Eraso: Concienciar a la gente
El glaciólogo Adolfo Eraso planteó otra cuestión: “¿Se nos escapa el tiempo?”. A lo que ha respondido que en los distintos estudios que se están llevando a cabo en las distintas estaciones de medición del deshielo de las masas glaciares “se ha comprobado que ya está en marcha un proceso de deterioro continuo que tenemos que parar entre todos. Para ello es necesaria una concienciación colectiva muy importante”.
Eudald Carbonell: la socialización tardía de la innovación
A la afirmación de Eraso contribuyó el arqueólogo Eudald Carbonell, que tras varios ejemplos de socialización de distintas innovaciones (entendido el término socialización como la manera de hacer llegar las innovaciones a toda la sociedad), ha realizado un repaso desde la socialización del fuego que tardó 300.000 años hasta la generalización del teléfono móvil que sólo ha tardado 20 años, afirmando que “el tiempo de la innovación se pliega sobre el tiempo de la socialización”. Y continuó con la siguiente afirmación: “Tenemos que intentar utilizar la conciencia crítica de especie para llevar a cabo una evolución y progreso responsable, y no un crecimiento sostenible”.
Ana Aguirre: El peligro de las jerarquías
En el encuentro también participó la consejera de Industria del Gobierno Vasco, Ana Aguirre, quien haciendo referencia al título de la jornada consideró “inútil” ir a la búsqueda del tiempo perdido “porque no hay reversibilidad en el tiempo”, por lo que se dedicó a hablar de futuro, “cuya esencia más plena es el tiempo de las personas que aparece ya entremezclado con el tiempo de la innovación en el que ahora andamos enfrascados y con el que ha renacido la esperanza, pues en la economía del conocimiento las personas tienden a ocupar el centro de la escena”.
Tras asegurar que “los primeros ejecutivos y directivos de las empresas consideran a las personas como el componente más importante para alcanzar sus objetivos en el entorno actual y en el futuro”, Aguirre describió los retos principales del management futuro, “que tendrían poco que ver con la gestión del activo tangible de la empresa y mucho que ver con la vigilancia de la calidad del liderazgo, del personal y de las relaciones”.
Por todo ello, afirmó que “en el tiempo de las personas reina un nuevo tipo de liderazgo: todas son líderes y seguidoras a la vez, dependiendo del tiempo y del contexto, entre otras cosas porque sólo así se hará verdad que absolutamente todas son importantes”. “Esto va mucho más que estructuras jerárquicas aplanadas” -prosiguió-, “y significa que las relaciones de servicio y de trabajo de apoyo no tienen una sola dirección ni un solo nodo sino que son bidireccionales y reticulares. La actitud de servicio y colaboración logra así crear un clima de confianza y comprensión auténticas y no un superficial acatamiento de la jerarquía”.
Para concluir, Aguirre reseñó que “las organizaciones fuertemente jerárquicas en las que reina el temor son insufribles pero además van a ser ineficientes y a la larga condenadas al fracaso”.
Ibarretxe. Sostenibilidad
El encuentro fue clausurado por el lehendakari Juan Jose Ibarretxe, quien apostó por “abordar la innovación y el progreso en la sostenibilidad, uno de los grandes problemas actuales, de la mano de la ciencia y el racionalismo crítico y desde un optimismo activo y responsable, sin caer en el nihilismo ni en el pesimismo estético”.
Tras una velada crítica al líder de la oposición, Mariano Rajoy, por frivolizar con la trascendencia del cambio climático, recordó que “las amenazas al medio ambiente son consecuencia directa de la forma de concebir la industrialización, esa que también ha dado preciosos logros y que debe apostar por la innovación y el progreso en la sostenibilidad, que supone satisfacer nuestras necesidades sin comprometer las de generaciones futuras”.
El lehendakari lamentó que en el pasado se deberían haber mantenido “nuestros sistemas de inteligencia, identificadores de alerta temprana y cultivado el sentido del tiempo y lo rápido se estaban aproximando los cambios, pero no lo hicimos”, y ha denunciado que “todavía hoy hay quien realiza frívolos comentarios de sobremesa que contribuyen a destruir en un sólo segundo una conciencia social que cuesta construir muchísimos años, y cuando toda la comunidad científica nos hace saber que estamos en el límite del tiempo de respuesta”.
Ibarretxe consideró que el sistema económico “ha preferido vivir en la ficción de la locomoción, donde el tiempo no cuenta y todo tiene vuelta atrás, frente a la evolución”. En este sentido, ha recordado que “volver atrás es imposible y es necesario una nueva forma de pensar los problemas, porque en el ámbito de la sostenibilidad son necesarias innovaciones radicales, como las emergidas en las energías renovables, o las que tiene que emerger sobre la base del diseño de los productos del sistema industrial”.
Finalmente, recordó que la clase política, “no se puede ofrecer consuelo moral, pero sí el firme compromiso de seguir preparando el futuro”, y aseguró que “el Ejecutivo vasco está trabajando en esa línea desde la investigación de las energías renovables y el desarrollo de la ecoinnovación.

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