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La Gran Dimisión: cómo combatir el efecto fuga de conocimiento

La Gran Dimisión. La Gran Reorganización. El Gran Abandono. A estas alturas todos hemos oído hablar de este fenómeno o lo hemos vivido en primera persona. La pandemia ha fomentado un período de reflexión que ha llevado a muchos empleados, de cualquier empresa y sector, a explorar nuevas posibilidades y estamos presenciando alto niveles de cambio de trabajo. Así, de acuerdo con los datos del estudio de InfoJobs sobre el abandono del empleo en España, hasta un 23% de los trabajadores españoles se planteó en 2021 dejar su puesto de trabajo, y un 27% se plantea hacerlo en este 2022.

Para las empresas una de las mayores amenazas de tanto cambio de empleados no es sólo el riesgo de perder talento y productividad, sino también el valioso conocimiento que se llevan; conocimiento que puede haberse desarrollado a lo largo de los años y que es fundamental para ejecutar las operaciones diarias, para la toma de decisiones empresariales o para fijar la ruta a seguir en materia de innovación.

Si bien la Gran Dimisión puede que se estabilice en algún momento, está claro que no parece que vayamos a volver a una época con poca rotación

Si bien la Gran Dimisión puede que se estabilice en algún momento, está claro que no parece que vayamos a volver a una época con poca rotación. Por eso, es hora de que las empresas acepten esta nueva dinámica de la fuerza laboral y sus inevitables efectos, incluso en el campo del conocimiento corporativo. Quienes acepten este cambio, y actúen de manera proactiva a la hora de retener y transferir conocimientos, son los que saldrán ganando.

Para desarrollar estrategias efectivas que permitan la preservación, protección e intercambio de conocimientos, existen dos estrategias clave:

  1. Crear una cultura que acoja, fomente y recompense el intercambio de conocimientos. Aunque hay gente que argumenta que los entornos de trabajo altamente competitivos potencian la creatividad y la productividad, también es cierto que pueden fomentar implícitamente la acumulación de información. Los entornos colaborativos no sólo motivan a los equipos a obtener mejores resultados de forma colectiva, sino que también recompensan a las personas por sacar a la superficie e intercambiar conocimientos valiosos que, de otro modo, podrían haber permanecido ocultos

Implementar una nueva cultura empresarial lleva tiempo, pero las empresas pueden aprovechar ese momento único, conocido por algunos como “El Gran Reinicio», para acelerar el proceso de dicho cambio. La mayoría de las empresas ya están adoptando nuevas formas de crear una comunidad en la oficina digital, y cómo reconocer y apoyar a las personas cuando no estén todas juntas aprovechando las herramientas de colaboración para facilitar el trabajo remoto. Este tipo de acciones configuran el camino hacia una cultura colaborativa de intercambio de conocimientos, incluso con plantillas teletrabajando.

  1. La tecnología como solución. Antes de la era de la Gran Renuncia, los empleados solían dejar sus herramientas de trabajo e información adquirida firmando una serie de documentos o informando sobre ello. Pero ahora que la rotación se produce a gran escala y en situaciones en los que puede haber varios empleados que se van a la vez, no siempre es posible hacer estos traspasos con detalle. Las salidas en masa también pueden sobrepasar a los nuevos empleados o a aquellos que siguen en la empresa, y que tienen que examinar la información para decidir qué es útil y qué no.

La tecnología puede ayudar de manera importante a empoderar a los empleados dándoles un mayor acceso a la información, incluida aquella que pertenecía a sus predecesores. Existen en la actualidad multitud de soluciones (sistemas de administración de contenido empresarial, intranets, archivos de información, entre otras) muy válidas y útiles para almacenar y organizar toda la información. Pero información no es igual a conocimiento. Y para que sea verdaderamente útil, tiene que ser fragmentada, puesto en contexto, cotejada y probada.

Los empleados deben poder encontrar exactamente lo que necesitan en el momento preciso, algo que no es tarea fácil en el mundo laboral actual, donde las herramientas que usamos (como Slack, Zoom, Google Workspace o Microsoft Teams) están creando nuevos escondites y recovecos. Por eso las herramientas más efectivas serán aquellas que puedan agregar todos los datos del lugar de trabajo en un repositorio central y permitan hacer una búsqueda avanzada. El aprendizaje automático puede ser muy poderoso para ayudar a comprender el contexto de lo que se almacena y proporcionar la inteligencia para saber cómo es de importante una información, si está actualizada o cómo es de precisa. Este tipo de funcionalidades son las que pueden convertir un «repositorio de información» en un «activo de conocimiento».

Hace falta algo más que tapar el desagüe

Preservar el conocimiento colectivo y permitir un mejor acceso a él no solo ayuda a mitigar el efecto de fuga de conocimiento de la “Gran Renuncia”, sino que también puede ayudar a retener a los empleados actuales, lo que podría ralentizar este cambio cultural.

Un mayor acceso al conocimiento ayuda a las personas a trabajar de manera más inteligente y eficiente. Facilita una mejor toma de decisiones, acelerando la innovación y fortaleciendo el compromiso y los objetivos laborales de los empleados. Por último, y quizás lo más importante, puede ayudar a restaurar la conexión humana. En un momento en que muchos buscan fortalecer la relación con sus compañeros, una cultura de intercambio de conocimientos puede crear un espacio para la colaboración y el sentimiento de comunidad, incluso cuando las personas no estén juntas en la oficina. Esas relaciones estables son donde ocurre la magia y donde nace el valor que se extiende a todas las áreas del negocio.

Por Kelly Griswold, directora de Operaciones de Onna

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