
Existen miles de programadores en diversas empresas de Silicon Valley que prácticamente no contribuyen al valor diario de sus organizaciones. Se les conoce como «programadores invisibles», y una serie popular los ha denominado “ingenieros fantasma”. A diferencia de lo que se podría suponer, no son ingenieros mal pagados ni empleados cuyo desempeño no se evalúe. Estos suelen recibir salarios elevados, pero, en realidad, no se esfuerzan en su trabajo.
Y no estamos exagerando, ya que una encuesta realizada por el equipo liderado por Yegor Denisov-Blanch, que abarcó a más de 50.000 ingenieros del célebre Valle estadounidense, reveló que casi el 10% de estos profesionales ni siquiera se molestaban en intentarlo.
Los responsables del estudio argumentan diversas razones detrás de este fenómeno y destacan la dificultad de medir la productividad de los programadores. A pesar de los múltiples análisis para diseñar un algoritmo que supervise el código que producen, se llega a la misma conclusión: no es posible determinar con precisión la productividad de los desarrolladores.
DeepSeek: programadores en la era de la IA
La razón de esto radica en la naturaleza del software. Aumentar la cantidad de líneas de código (lo que podría parecer la opción más lógica) no proporciona información sobre su calidad. En realidad, el código de alta calidad tiende a ser más conciso que el deficiente. Además, los desarrolladores más experimentados dedican más tiempo a reuniones, resolución de problemas y pruebas, que a la programación en sí. ¿Cómo se puede, entonces, medir su productividad?
Stack Overflow, en su reciente encuesta, concluyó que el 68% de los desarrolladores consultados no veía la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) como una amenaza laboral, mientras que solo el 12% la consideraba un riesgo. Este porcentaje es muy similar al de los ingenieros fantasma (10%) ¿Podríamos pensar que son los mismos?
Considerando que en la misma encuesta, el 61.8% de los desarrolladores ya utiliza herramientas de IAG y un 13.8% planea incorporarlas pronto, es probable que sí. Según ellos, entre muchas otras ventajas, estas herramientas les permiten ser más productivos, eficientes y acelerar su aprendizaje.
No cabe duda de que la verdadera amenaza para un desarrollador no es la IA en sí, sino otro desarrollador que la utilice a su favor: un desarrollador NO fantasma, enfocado en optimizar su rendimiento mediante herramientas que mejoren su proceso de desarrollo y aumenten su productividad. Pero volvemos a la misma pregunta: ¿Cómo medir la productividad?
DeepSeek y el papel crucial de los programadores en la era de la IA
Así, nos acercamos a la cuestión que hemos estado posponiendo. Pero antes, sigamos analizando el impacto de la IA. El término DeepSeek nos resulta ya familiar. Y si no es así, deberíamos preguntarnos ¿Dónde han estado los últimos meses?. El LLM chino, DeepSeek R1, ha revolucionado el sector al reducir drásticamente el costo de entrenamiento de modelos de lenguaje. Esto ha permitido ofrecer acceso a sus API a un precio mucho más bajo en comparación con los principales actores del mercado, como OpenAI.
Podemos concluir que DeepSeek ha convertido una debilidad en fortaleza. Las restricciones en la exportación de microchips han obligado a desarrollar un enfoque alternativo para entrenar su modelo, logrando hacerlo a un costo significativamente menor y con un rendimiento competitivo frente a OpenAI.
Por otro lado, OpenAI reaccionó rápidamente al liberar parcialmente su modelo O3 mini, el mejor hasta la fecha, y a un precio más bajo para recuperar su liderazgo. Sin embargo, el daño ya estaba hecho. DeepSeek, a pesar de ser un modelo desarrollado en China, fue liberado como código abierto, lo que permite a cualquier empresa utilizarlo sin temor a comprometer sus datos, ya que se ejecuta en una máquina local.
Además, todo esto brinda a los ingenieros que no son fantasmas, aquellos que buscan mejorar continuamente, acceso a herramientas avanzadas para el desarrollo de código de manera accesible y económica, democratizando su uso y multiplicando la productividad de los desarrolladores y de las empresas que las respaldan.
La idea de evaluación del producto software se fundamenta en estándares ISO/IEC y ya está siendo utilizada por gobiernos alrededor del mundo, como la Unión Europea, Japón, Corea del Sur, México, Brasil, Malasia, entre otros. Además, al contar con esta métrica, podemos identificar a los «fantasmas», seleccionar a los buenos desarrolladores y dirigir nuestro negocio en la dirección correcta.
El software es el protagonista, y su adecuada evaluación permitirá optimizar no solo la eficiencia, sino también la productividad en el desarrollo del mismo. Es un indicador objetivo y comprobable que ayuda a evitar las subjetividades que a menudo envuelven este ámbito.