El mes pasado, después de haber estado en un centro médico por un tratamiento periódico, tuve unos sospechosos síntomas de padecer el Coronavirus y me asusté bastante. A tal punto de que aquella noche, en previsión de que me tuviera que ir a urgencias, me medio despedí de mi mujer y mis hijos porque tenía muy claro que, dada mi patología previa, si entraba en el hospital, difícilmente saldría de allí: por lógica, con la congestión de las unidades médicas, en aquel momento, me tendrían que poner a la cola para tratarme, y yo no iba a ser una prioridad. Al final, todo quedó en una falsa alarma.
Esta disyuntiva, de salvar al que tiene más probabilidades, es un poco paradigmática de lo tenemos encima como sociedad.
Es una situación muy límite, pero me atrevo a abrir el debate de que tal vez en esta crisis haya que sacrificar vidas. Me explico: si no se normaliza la actividad económica, la situación puede ser más letal que el propio virus.
Y esto es lo que está aplicando en la actualidad el arrogante de Trump. ¿Alguien se cree que este demagogo puede estar tomando decisiones de calado sobre las acciones a tomar con esta pandemia? No nos engañemos, Estados Unidos, y quizás otros países como Alemania o Reino Unido, seguro que están utilizando las herramientas que proporciona la tecnología Big Data o la Inteligencia Artificial para tomar las mejores decisiones, no tengo la menor duda. Disponen de mucha información sobre lo que ha pasado en China, Corea, Italia o España y otros muchos recursos para analizar: esos sistemas expertos, seguramente les están confirmando que la mejor solución es intentar volver a la normalidad, a costa de unos cuantos cientos de miles de vidas. No me atrevo a afirmar que esto esté bien o mal hecho.
Si no se normaliza la actividad económica, la situación puede ser más letal que el propio virus
Mientras tanto, en España tenemos un comité de expertos que te recomienda que lleves a los niños a los supermercados o a las farmacias para, a las pocas horas cambiar de opinión. Tenemos que sufrir un Gobierno incapaz, en el que el jefe es un mentiroso compulsivo y su socio, vicepresidente, por no saber, no sabe ni cuál es la talla de su americana. ¡Nos están tomando el pelo!
Como dice mi amigo Héctor, en esta situación no se les exigía tener una vacuna, ni siquiera un tratamiento efectivo. Tan solo se les pedía una cosa muy sencilla: que no fallaran en algo que está al alcance de unos buenos profesionales, la logística. Porque, efectivamente, era un tema logístico tener los equipos adecuados para nuestros sanitarios y las demás protecciones para el conjunto de la ciudadanía. Han fallado en lo que tenían a su alcance y entre otros se lo han tenido que proporcionar empresas como Inditex, Telefónica, Santander, Iberdrola, ACS o BBVA que han puesto su dinero y su logística para traer el material, mientras otros disfrutaban de su jardín..
Han fallado en todos los órdenes. Han demostrado que no sirven para gobernar. No han sabido responder al PP y a los nacionalistas, que también tienen su responsabilidad porque todas las competencias sanitarias están transferidas: los recortes los hicieron todos y ahora se ha notado.
Estamos a la intemperie. Lo único que nos puede salvar es una vacuna o un tratamiento efectivo. No va a dar tiempo ni a echarles, que es lo que se merecen.
PD. En esta crisis es una obligación que todos arrimemos el hombro para ayudar a un montón de gente que se ha quedado sin nada. En nuestro sector, he visto acciones de calado por partes de las principales operadoras y de otras tecnológicas, pero me faltan contribuciones de los grandes de empresas como Google o Facebook…