Los ciberataques están en aumento. El primer trimestre del año ha sido una constante la aparición de casos. En España el SEPE y la AMB de Barcelona han sido buena prueba de ello. Pero quizá, lo más graves se está produciendo en Estados Unidos. Al ataque a SolarWinds a finales del año pasado se le a unido un ataque a los servidores Exchange de empresas y organismos norteamericanos.
Desde EE.UU. se acusa claramente a Rusia y China como los atacantes. No a ellos directamente (juegos de política), pero sí a grupos que se sabe que están financiados por ambos estados.
Lo que ha quedado claro tras esos ciberataques es que la primera potencia mundial adolece un una buena estrategia de ciberdefensa, una estrategia que se ha visto lastrada por los cuatro años de presidencia de Donald Trump que no dio especial importancia a incrementar las inversiones en este apartado.
Así que el nuevo presidente, Joe Biden, tiene una patata caliente que no es otra que actualizar esa estrategia de ciberseguridad para proteger a entidades y empresas de ese país. Lo graves es que esos dos incidentes, lejos de haberse solucionado es que cada día que pasa se conocen nuevas noticias que ponen más en entredicho la estrategia. Ambos son ataques sofisticados que requieren de grandes inversiones para poderse llevar a cabo que lleva a la conclusión que nos encontramos en una guerra entre estados. Una guerra que no es nada fría.
Joe Biden, tiene una patata caliente que no es otra que actualizar la estrategia de seguridad cibernética de su país
En ambos ataques se ha llevado información relevante de agencias gubernamentales, organizaciones, empresas, etc. Se sabe que ambos países han estado detrás de los principales ciberataques de los últimos años. En muchos casos para robar datos que afecten a la propiedad intelectual o conocer más información sobre organismos como el Pentágono.
Ya no se trata solo de bloquear ordenadores, como en el caso del SEPE, para conseguir dinero. Al igual que ocurre con las estrategias de las empresas, el valor está en los datos y eso es lo que se busca con esos ciberataques. Hay una guerra soterrada entre las principales potencias mundiales de la que la mayoría de la población no es consciente. Y es una guerra que es peligrosa.
Falta por ver cómo responderá a esos ciberataques la inteligencia norteamericana. Va a responder pero dada la falta de transparencia de rusos y chinos, posiblemente no nos enteremos.
Conviene recordar que estos tres países condicionan los acontecimientos que se produzcan en el resto del mundo, por lo que no convendría que entre ellos se dedicaran a jugar a la guerra a través del ciberespacio. Por ejemplo, un virus, hoy, es capaz de acabar con la distribución de electricidad en un continente entero.