«A muerte con Huawei» puede tener un significado doble: bien que la Administración Trump quiere destruirla a toda costa, o que Europa y España apuesten por ella hasta el final y no se dejen chantajear por las continuas amenazas, que arrecian en las últimas semanas.
Ya sin disimulos, el Gobierno de Estados Unidos ha urgido a España a imponer un veto total a Huawei, bajo la amenaza de dejar de compartir información e inteligencia si no se deja de contratarla. Está presionando a toda la Unión Europea para dejar fuera a la compañía china en el despliegue de sus redes 5G. Absolutamente impresentable e improcedente.
Uno de los pecados de Huawei ha sido su feroz competencia con grandes multinacionales norteamericanas
Sostengo desde hace tiempo que el control que tienen las compañías tecnológicas y de telecomunicaciones, sobre todos nuestros movimientos, es total: si enciendes tu smartphone, date por espiado. Y que, a estas alturas del debate, me da igual que ese ilegal ejercicio lo ejecute el indocumentado de Trump o el dictador chino.
Uno de los pecados de Huawei ha sido su feroz competencia con grandes multinacionales norteamericanas (Cisco, Apple, HPE, etc,) a las que viene quitándoles negocio año tras año: no nos olvidemos, son empresas que tradicionalmente financian las campañas de los partidos yanquis.
Dicho esto, opino que lo sensato sería que eligiéramos como proveedor de la tecnología 5G a aquellas empresas que nos ofrezcan el mejor desarrollo tecnológico. El Reino Unido, de momento, parece hacer caso omiso de las recomendaciones restrictivas del Presidente Trump y las autoridades españolas no se han pronunciado claramente: me encantaría saber cuál va a ser la postura de los miembros de Podemos del Gobierno Sánchez.