La aceleración que han experimentado las empresas en la transformación digital motivada por la pandemia han hecho posible dos cosas. La primera, que se alineen los objetivos de negocio con los de los departamentos de TI. Sí, por fin la dirección se ha dado cuenta de que lo que les contaban los CIOs era algo más que necesario. La segunda de ellas es que ante esta celeridad en sacar adelante los proyectos de digitalización hace falta incorporar más personal especializado.
Desde que se inició la pandemia, en la práctica totalidad de los encuentros a los que he asistido y en casi todas las entrevistas que he realizado, aparece una queja constante: “Es muy difícil encontrar los perfiles adecuados y poder cubrir la oferta de empleos que necesitamos”. El problema parece grave, cuando varios estudios concuerdan que, entre un 50 y un 65% de directivos, tienen problemas serios para encontrar ese talento que les hace falta para proseguir con sus proyectos.
Pero, ¿de verdad es tan difícil encontrarlo? En mi opinión, sí, pero se trata de una verdad a medias. Basta una simple búsqueda en cualquier portal de empleo o en una red social profesional para darse cuenta que en realidad las empresas no quieren talento, sino perfiles contrastados. Son muy pocas las ofertas que se dirigen a estudiantes que estén en los últimos años de carrera. La mayoría pide, al menos, un par de años de experiencia en un puesto de similares características. Esto es una buena noticia para aquellos que ya se encuentren trabajando, pues las ofertas les llueven por todas partes y pueden mejorar su posición cambiando de empresa. Si la línea a seguir es esta, efectivamente, hay un problema de talento. Pero este camino no puede seguir hasta el infinito porque no sería sostenible, sobre todo para las cuentas de las empresas, que tendrán que pagar sumas ingentes en concepto de nóminas.
Es cierto que falta talento, pero es una verdad a medias. En general, las empresas buscan personas con una experiencia acreditada
Así que, de lo que se trata es de hacer crecer el número de perfiles que hay en el mercado y eso, sólo se puede producir apostando por los más jóvenes. Su falta de experiencia, que se supone ya tienen los miembros senior que están en las empresas, la suplen con su entusiasmo y sus ganas de aprender. Todos sabemos que ni la Universidad ni la FP ofrecen todo lo que las empresas necesitan. Eso es cosa del Gobierno, pero sí que creo que las organizaciones deberían apostar por incorporar a esta generación a sus plantillas: aprenderán rápido, se incorporarán al mercado laboral y las compañías lograrán cubrir sus necesidades, aunque eso sí, es necesario que tengan paciencia para que puedan aprender aquello que en los centros educativos no les enseñan. Y sí, también pagarles un sueldo acorde a las horas que vayan a trabajar.
Las empresas deben ser un apéndice de las universidades. No se trata sólo de conceder unas prácticas que duren unos pocos meses, sino de ir formando a los que seguramente sean los trabajadores, con el talento que necesitan, del futuro.