La Comisión Europea ha multado a Telefónica con nada menos que 151,8 millones de euros por abuso de posición dominante. Ciento cincuenta y uno coma ocho: me gustaría saber cómo se justifica este piquito, el ocho. Es un poco de coña.
¿Se imagina alguien una multa de esta envergadura por parte de Bruselas a Vodafone? ¿A France Telecom? ¿A Deustche Telecom? No es posible imaginarlo porque “no hay pelotas” en la CE para incordiar a estos gigantes o a sus gobiernos respectivos. Sin embargo, sí las hay para intentar hacer un escarmiento con una muy poderosa multinacional, como es Telefónica, porque está poco respaldada por su Gobierno.
Resulta vergonzoso que Europa no cuente con funcionarios preparados para poder analizar con equidad este tipo de litigios: pusieron de manifiesto su ineptitud con Microsoft y ahora lo repiten con la operadora española. Es patético que el Gobierno europeo no aborte este tipo de desmanes y es incomprensible que nuestro Gobierno no aborte estas medidas antes de que intenten imponerse, haciendo valer su peso (si es que lo tiene).
Telefónica aún sufre los problemas del pasado, de haber sido el monopolio de las comunicaciones en este país. Desconozco si, a día de hoy, ha pagado o devuelto los privilegios de todo tipo que conllevó ejercer aquel monopolio con mano de hierro. Pero tampoco ésta es causa suficiente para hipotecarla en toda su existencia. Creo que ha llegado el momento de saldar la cuenta. No sé si debe o le deben dinero, pero, por el bien de todos, deberíamos alcanzar pronto el punto de borrón y cuenta nueva para despejar cualquier duda y se pueda concentrar realmente en el desarrollo de su negocio.
Soy poco nacionalista, pero mientras los demás lo hagan y se aprovechen de ello, ¿por qué va a ser mala idea tener en España una gran compañía de telecomunicaciones, con los mejores recursos tecnológicos, para asegurarnos una independencia clave en un sector tan estratégico?
Juan Manuel Sáez