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Inteligencia Artificial (IA) y Economía Circular

Desde la perspectiva jurídica, la primera aproximación a una definición jurídica de un Sistema de inteligencia artificial (sistema AI), la encontramos en la propuesta de Reglamento de Inteligencia Artificial del Parlamento Europeo y del Consejo, en la que se define como «Sistema de inteligencia artificial» (sistema AI), que lo recoge como un sistema diseñado para operar con elementos de autonomía y que, con base en datos e inputs proporcionados por máquinas y/o humanos, infiere cómo lograr un conjunto determinado de objetivos utilizando aprendizaje automático y/o enfoques basados en la lógica y el conocimiento, y produce salidas generadas por el sistema, como contenido (sistemas generativos de IA), predicciones, recomendaciones o decisiones, influyendo en los entornos con los que el sistema de IA interactúa.

La Inteligencia Artificial (IA) como proceso automatizado en la toma de decisiones será también muy útil para afrontar todos los desafíos que en la actualidad tiene nuestra sociedad, como el cambio climático, la escasez de recursos y la creciente cantidad de basura que se genera. En particular, para combatir estos problemas, surge el concepto de economía circular, un modelo económico y ecológico que se propone como alternativa al sistema de economía lineal de «tomar, hacer, desechar». La IA se presenta como una tecnología disruptiva que tiene el potencial de cambiar la forma en que hacemos las cosas en varios campos, incluyendo el económico y el medioambiental.

Una reciente definición de economía circular la encontramos en la Ley 7/2022, de 8 de abril de residuos y suelos contaminados (LRSCEC), así como en la reciente Ley 3/2023, de 30 de marzo, de Economía Circular de Andalucía (LECA), que impulsa una economía circular que fomente el uso eficiente de los recursos, para alargar la vida útil de los productos y minimizar la generación de residuos. Concretamente en el artículo 2 k) de la ley estatal mencionada (LRSCEC) y en el artículo 3.i) de la referida ley andaluza (LECA), definiendo la economía circular como un sistema económico en el que el valor de los productos, materiales y demás recursos de la economía dura el mayor tiempo posible, potenciando su uso eficiente en la producción y el consumo, reduciendo de este modo el impacto medioambiental de su uso y reduciendo al mínimo los residuos y la liberación de sustancias peligrosas en todas las fases del ciclo de vida, en su caso mediante la aplicación de la jerarquía de residuos.

Efectivamente, se incardina este modelo económico, en el centro del nuevo desarrollo sostenible que debe hacer compatible el crecimiento económico con una utilización adecuada de los recursos naturales existentes, habida cuenta su agotamiento, la degradación de los entornos como consecuencia de la acumulación de residuos y el deterioro medioambiental derivado de la cultura de usar y tirar.

La combinación de economía circular e IA es prometedora para enfrentar los desafíos medioambientales de nuestro tiempo

Para la transformación hacia modelos de economía circular, y también para la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible, se contará necesariamente con herramientas tecnológicas disruptivas que permitan hacer predicciones, recomendaciones o decisiones concretas sobre la base del aprendizaje automático y los distintos enfoques, basados en la lógica y el conocimiento creadas a partir de sistemas generativos de IA.

Este tipo de herramientas serán necesarias para los análisis de ciclo de vida (ACV) de un producto, proceso, actividad, obra o servicio, facilitando herramientas tecnológicas que permitirán la gestión y la toma de decisión, previo análisis objetivo, metódico, sistemático y científico de su impacto ambiental a lo largo de toda su vida.

De igual forma, los sistemas de IA podrán facilitar y ayudar a que determinados bienes o servicios cumplan una serie de criterios de sostenibilidad ambiental y circularidad conforme a los estándares y normas europeas e internacionales. Podrán ayudar en el diseño de productos y servicios, para garantizar la durabilidad o su vida útil, facilitando al productor la toma de decisiones para determinar las características y especificaciones fundamentales, sin generar riesgos derivados de su uso o aplicación y garantizando su menor impacto ambiental.

Siguiendo con la misma argumentación, a nadie se le escapa en el momento actual, que los sistemas de IA van a ser determinantes en la definición de la huella ecológica de productos y servicios. La Inteligencia Artificial será un instrumento necesario para poder definir los indicadores del impacto ambiental que producen las actividades humanas sobre los recursos existentes en el planeta y la capacidad ecológica de este para regenerarlos. La huella ecológica representa los factores ecológicamente productivos (suelo, agua, aire, entre otros) que serán necesarios para regenerar aquellos recursos que consumimos, así como para asimilar los residuos producidos. Su definición y alcance respecto a productos, servicios y actividades, será determinante en las estrategias de crecimiento de la economía en el futuro.

A nuestro juicio, tanto para obtener estos indicadores como para la tomar decisiones estratégicas en todas las actividades, será necesario contar con herramientas y sistemas automatizados diseñados para ello, utilizando aprendizaje automático basado en la lógica y el conocimiento científico previa. Estas herramientas, a su vez, están alineados con el principio de fomento del progreso técnico mediante la promoción de la investigación, el desarrollo y la innovación en análisis de ciclo de vida y materia ambiental, con el objeto de mejorar la gestión y control de los procesos, así como la generación de nuevos nichos de mercado y actividades empresariales. Principio de progreso técnico que se reconocen expresa e implícitamente tanto la citada LECA, como la legislación básica estatal.

En definitiva, la combinación de economía circular e IA es prometedora para enfrentar los desafíos medioambientales de nuestro tiempo. La IA será una aliada tecnológica y necesaria de la Economía Circular, por cuanto que podrá ser utilizada para construir modelos predictivos de la demanda de recursos, para optimizar aún más los procesos de producción y para diseñar productos completamente nuevos que sean más sostenibles y eficientes, lo que permitirá, en definitiva, construir un futuro próspero más sostenible y resiliente.

Por Víctor Moralo Iza, Abogado y Partner de ECIJA

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