En los pasados siete años, la Unión Europea ha estado trabajando en un proyecto para administrar los pagos realizados dentro de la zona Euro. La Single European Payments Area (SEPA) cubre 31 países y espera conseguir un marco en el cual todos los pagos sean considerados iguales, tanto si son hechos en un solo país o entre varios. Sin embargo, este objetivo representa una enorme prueba para las organizaciones europeas, tanto en términos de la tecnología que soporta la infraestructura de pagos como de los procesos de negocio a los que afectará: todas las organizaciones afrontarán mayores niveles de competencia, pero también tendrán más oportunidades de que crezca el volumen total de pagos que procesan.
José Miguel Casas, Director general de Stratus para España y Portugal