Al menos en España, el mercado del, llamémosle, Smartphone de lujo, se lo ha venido repartiendo Samsung y Apple, con la intromisión reciente de un fuerte Huawei y el intento de participar en la tarta de LG. No es fácil para esta última, a pesar de llegar con equipos de alta calidad como el que probamos en esta ocasión.
La firma coreana ha diseñado su buque insignia, el LG G7 ThinQ, para no desmerecer de sus competidores inmediatos. Y lo ha hecho, primeramente, con un diseño que recuerda mucho a un medio camino entre el Huawei 20 Pro y el S9 de Samsung: por tanto, atractivo, funcional y resbaladizo al dejarlo en superficies lisas, como los otros dos.
Internamente, llega con lo más actual: pantalla Súper Brillo M+ LED de 6.1” QHD+ (3.120 x 1.440 píxeles) FullVision 19.5:9 (hasta 1000 nits), procesador Qualcomm Snapdragon 845, memoria RAM: 4 GB, almacenamiento de 64 GB / Ranura para microSD hasta 2 TB, cámara trasera con doble sensor de 16MP Súper Gran Angular (F1.9 / 107°) / 16MP ángulo estándar (F1.6 / 71°), frontal de 8MP Gran Angular (F1.9 / 80°), batería de 3000 mAh con 162 gramos, incorpora Wi-Fi 802.11 a, b, g, n, ac / Bluetooth 5.0 BLE / NFC / USB Tipo C 2.0 (compatible con 3.1), además de Hi-Fi Quad DAC 32 bits, altavoz Boombox, LG ThinQ, Google Lens, IP68, botón de Google Assistant, reconocimiento facial y radio FM. El rendimiento es óptimo y el único “pero”, es la duración de la batería, que puede llegar a ser justa si utilizamos el terminal de forma profusa. Aunque la carga rápida de que dispone palía con creces el inconveniente.
En cualquier caso, con este modelo, LG presume, por encima de todo, de experiencia audiovisual, inteligencia artificial y seguridad: garantiza su resistencia a condiciones extremas, pudiendo sumergirlo durante 30 minutos a 1,5 metros de profundidad.
La doble cámara trasera se compone de un sensor gran angular de 16 megapíxeles y apertura f1.9 y otro de ángulo estándar con la misma resolución y mayor luminosidad, alcanzando f1.6. Destaca que el ángulo de captura del primero se ha reducido con respecto a los dispositivos anteriores: de 125 a 107 grados. La calidad es destacable, con colores bastante fieles a la realidad, buena definición y nitidez. Está la opción de los controles manuales de la app, que ofrecen múltiples posibilidades entre las que se puede usar un historiograma.
También se pueden hacer retratos con efecto bokeh, en los que detecta la presencia de hasta tres personas. La inteligencia artificial aparece aquí para, de forma automática, detectar qué se está fotografiando y qué ajuste se requiere hasta llegar a la mejor foto: detecta cuándo hay poca luz y activa un modo que cuadruplica el brillo a través de software. Asimismo, a través de la cámara, puede utilizarse Google Lens, un sistema de reconocimiento e identificación visual que posibilita realizar multitud de acciones.
En cuanto a la pantalla, contamos con 6,1 pulgadas, ocupando un 82% de la superficie frontal del terminal. Excelente reproducción del color, nitidez, un amplio ángulo de visión y buenos niveles de brillo.
La inteligencia artificial permite controlar todos los dispositivos conectados a la red doméstica, como la nevera, el robot aspirador, poner la lavadora o programar la grabación la televisión.
Algo exclusivo de este equipo es lo que LG denomina tecnología Boombox, que utiliza el espacio interno del smartphone como si fuera una caja de resonancia para aumentar los graves y el volumen. Este efecto es superior cuando el dispositivo se sitúa sobre una superficie sólida, lo que agranda el sonido.
