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Sage presenta las 10 claves del despacho inteligente

La División de Despachos Profesionales de SAGE ha presentado su concepto del despacho inteligente, en el que especifica el decálogo de objetivos que un despacho debe reunir para adaptarse a pleno rendimiento a las condiciones en continuo cambio del entorno tecnológico.
Frente al concepto de despacho tradicional como una “organización de profesionales que presta servicios de naturaleza jurídica, económica y/o tributaria”, según la definición de la Guía para la aplicación de la norma ISO en los despachos profesionales, SAGE determina las características de un despacho inteligente como una organización que se preocupa por mejorar y optimizar constantemente sus áreas de gestión clave –clientes, recursos humanos y prestación del servicio– y que además tiene la capacidad de adaptarse a los cambios del entorno. “Unas condiciones imprescindibles en el difícil marco económico de hoy, donde la agilidad y la adaptación son armas imprescindibles para no perder, e incluso aumentar, el rendimiento corporativo”, según declara Eufemio Escobar, Director de la División de Despachos Profesionales de SAGE Ibérica.
SAGE ha seleccionado un total de diez objetivos que deben formar parte del funcionamiento diario de un despacho profesional para entrar de pleno derecho en la categoría de inteligente. Estos objetivos comprenderían:
1. La eficacia. El despacho inteligente debe tener siempre la vista puesta en hacer aquello que ya ha sido previsto de la forma más rentable y menos costosa.
2. Los procesos y los indicadores. Un elemento clave a la hora de gestionar lo que en principio parece imposible de medir.
3. La satisfacción del cliente. Tomando como prioridad orientarse hacia él de manera continua para conocer en todo momento sus necesidades.
4. La retención y la fidelización de los profesionales con talento. Porque los avances en tecnología no deben hacer olvidar que el equipo humano es el principal valor de una empresa.
5. La actualización de las tecnologías de la información. Absolutamente básica en un entorno donde los clientes confían en disponer de los últimos avances en canales de comunicación, y el despacho debe estar siempre preparado para proporcionárselos.
6. La gestión del conocimiento y el aprendizaje continuo. En la competitividad actual del entorno profesional, nadie puede permitirse el lujo de dejar de aprender.
7. El crecimiento. No sólo en objetivos obvios como la facturación, sino también en formación, recursos y servicios que aseguren que en todo momento se estará capacitado para atender a las necesidades del cliente.
8. La calidad en la gestión de las operaciones, sacando el máximo partido a las nuevas herramientas para mejorar el rendimiento del día a día.
9. La anticipación a los cambios del entorno y del mercado. Uno de los puntos donde más se nota la calidad de “inteligente” de un despacho es su capacidad para ir un paso por delante de las alteraciones que puedan producirse en su modelo de negocio. Si no tiene reflejos para tomar la delantera, sus competidores sí los tendrán.
10. La responsabilidad social. Un campo que no sólo es parte integrante en la propia concepción de cualquier despacho profesional, sino que además va ganando más protagonismo cada día de cara a la imagen corporativa.

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