Las empresas están en pleno período de adaptación a las nuevas tecnologías de gestión de datos. Hoy en día, el uso de la información es la herramienta más determinante para conocer a los clientes e interpretar las necesidades de cualquier mercado. El desarrollo informático parece orientado, más que nunca, a la creación de sistemas cada vez más inteligentes y efectivos.
Para muchos, incluso puede pensarse que el producto o el servicio ofrecido debe ser una función de las demandas de la audiencia. Por eso la recolección de datos es el método básico de ajustarse al espíritu de cada mercado. En la actualidad, las grandes empresas indagan en la utilización de mecanismos de big data, que permiten dar saltos enormes en este aspecto.
La tendencia abarca a todas las áreas: desde el entretenimiento hasta las de primera necesidad. Así es que la construcción de software estables y eficientes se ha convertido en una prioridad de la industria digital.
La industria del entretenimiento y el uso de la información
Los dispositivos móviles se han vuelto el medio hegemónico de conectar con el ocio. Por eso es que existen infinidades de videojuegos online, y hasta casinos en línea que desarrollan soluciones como apps para jugar a la ruleta móvil. Lo que no pasa inadvertido es que, en todas estas plataformas, los usuarios dejan un rastro de información.
Todas las tendencias de uso, las preferencias, y hasta la actitud de juego están registradas por los sistemas internos. Los datos generados por los videojuegos o los operadores de apuestas pueden ser puestos en actividad para desarrollar productos que se ajusten aun más a las expectativas de los jugadores. Desde luego, estos comportamientos tienen valor cuando se miden a gran escala.
Pero también se pueden utilizar para proteger a los usuarios. Por ejemplo, la recolección de datos puede arrojar estadísticas de usos problemáticos de juegos, casos de compulsión o hasta síntomas psicológicos de los jugadores. Así es que la recolección de datos puede funcionar como un método de prevención y cuidado de la salud.
La disputa por los datos
En este contexto de comercio digital, no hay dudas de que el sector que pueda quedarse con la mayor parte de la información será el que mejor parado estará en el mercado. Así es que las diversas industrias digitales compiten por hacerse del caudal más cuantioso posible. Los datos se traducen en un afinamiento de las campañas de marketing, en la ampliación de la audiencia y en el perfeccionamiento de los servicios, cualquiera sea su índole.
En la industria del entretenimiento, por ejemplo, no es extraño que uno de los sectores afines sean los métodos de pago, como las billeteras electrónicas. Estos gestores de transacciones en línea almacenan una cantidad de información masiva, cuyo valor es incunable. Se trata nada menos que de los hábitos de consumo de los clientes virtuales, tanto en plataformas de juego como en marketplaces.
De esa manera, las mayores empresas están en plena competencia por quedarse con la mayor proporción de datos posible. Si la misma firma puede tener acceso a las conductas de pago de un vasto espectro de clientes, así como a sus preferencias personales, entonces el beneficio es muy significativo. Esa es la verdadera carrera del siglo XXI: tras el caudal de información virtual.
Big data: todo lo que hay que saber
La gestión de datos masivos se denomina big data, e involucra el procesamiento de al menos unos 40 Terabytes, aunque puede ser mucho mayor. Mediante esta tecnología se le puede dar una estructura a datos que, de otra manera, estarían aislados, como los web logs, los sensores incorporados en dispositivos, la identificación por radiofrecuencia (RFID), las búsquedas en Internet, las redes sociales y hasta los centros de llamadas.
Por eso es que, en general, esa información suele combinarse con datos estructurados que suelen provenir de una base relacional, como ERP (Enterprise Resource Planning). Así se le da un sentido a todo lo recolectado y se lo puede hacer funcional a las metas de la empresa.
Desde luego, estas tecnologías implican una enorme responsabilidad por parte de los organismos gestores, por lo que requieren mayores medidas de control. El modo en el que la industria del juego, de pagos o de cualquier otra rama usa la información debe ajustarse a protocolos de ética y privacidad. De otra manera, la incidencia del mundo corporativo en la vida personal podría ser demasiado abrumador, y habría reparos sobre la sostenibilidad de su uso.