El fallo de grandes aplicaciones de back-office habitualmente afecta a la productividad del usuario, y por tanto impacta directamente en los costes empresariales. De igual manera, el fallo de aplicaciones de comercio electrónico u otras implicadas en la generación de beneficios, puede llegar a tener un gran efecto sobre la cifra de ventas presente y futura. En ambos casos los costes de recuperación ante esta clase de fallos pueden ser muy elevados.
Todas las pérdidas económicas derivadas de estas situaciones se pueden evitar reduciendo el número y duración de los fallos de las aplicaciones. Un objetivo que se puede lograr combinando una correcta gestión del ciclo de vida del software, con las últimas tecnologías en monitorización de aplicaciones. Esto último permite la monitorización activa y pasiva de transacciones, junto a la recopilación y correlación de información de diagnóstico importante, procedente de todos las partes que componen una determinada aplicación empresarial.
Hablando en cifras, para aplicaciones que necesitan una disponibilidad media del 99%, la tecnología de monitorización puede reducir entre un 20 y un 50% los costes globales provocados por un fallo de la misma. En otras que requieren menor disponibilidad, la monitorización puede ahorrar más del 50% de estos costes.
En momentos tan complicados como los actuales, donde se busca la máxima eficiencia, la contención de costes y mantener la productividad del negocio sin malgastar recursos, la monitorización de aplicaciones permite alínear perfectamente los intereses del negocio con la infraestructura tecnológica.
Además se puede mejorar y optimizar la productividad aprovechando las soluciones de gestión de aplicaciones para automatizar las actividades habituales de monitorización y resolución de incidencias. El resultado será una mayor colaboración y productividad que puede reducir de manera sustancial los costes fijos.
