El pasado jueves 21 de mayo se celebró una cena en un restaurante madrileño a la que estaban convocadas más de cien personas, cuyo nexo común era que habían trabajado en la filial española de Microsoft. La mayor parte de ellos pertenecientes a la última etapa protagonizada por María Garaña, quien, el 1 de julio, será relegada de la dirección general.
Imagino que para la mayor parte de estos ex-empleados, la salida de Garaña les ha llenado de “orgullo y satisfacción”, como diría el antiguo monarca. Y los que se quedan, habrán respirado: en general, ha sido tachada de “ególatra”, algo “soberbia” y muy personalista.
Es cierto que tal vez no sea yo la persona más objetiva para “juzgar” la trayectoria de esta mujer: me sentí muy contrariado, al igual que otros compañeros del sector editorial especializado, al comprobar que, a diferencia de tiempos pretéritos, Garaña dejó de contar con los medios técnicos nada más coger el cargo.
Por supuesto que aquel cambio de estrategia nos perjudicó y escoció, pero igualmente es cierto que aquella decisión también le ha perjudicado a la propia Microsoft: con razón o sin ella, los medios especializados le han dado la espalda y la realidad demuestra que la “desinversión” no le ha resultado rentable, máxime cuando hablamos de cantidades casi simbólicas para una multinacional de este tipo.
Aun así, no creo que Garaña tenga toda la responsabilidad de esa política concreta. Considero que tienen más delito los responsables de comunicación, y uno en concreto que, para más INRI, trabajó muchos años en nuestro sector. Estos deberían haber presionado a su jefa para paliar el “error”. Pero, ya se sabe, no todos tienen las agallas de “enfrentarse” al que manda; aunque, en este caso, por lo que cuentan, era mucho riesgo llevarle la contraria…. La nueva directora general tendrá que volver a elegir.
Juan Manuel, se te nota resentido, aunque tienes mucha razón con tu comentario
la verdad es que Microsoft ha perdido mucha de su importancia en los ultimos años. A los resellers nos está ninguneando, y los esfuerzos por «quedarse con nuestros clientes» (es decir, vender su nube) son patéticos.
Los años de Garaña en Microsoft han sido nefastos, tanto dentro de la compañía como, y esto es peor, en clientes y partners. Pregunten por ahí la opinión de los CxO y verán.
Sobre el responsable de Comunicación es evidente que ha preferido mantener su culo a salvo antes de llevar la contraria a la súper ejecutiva.
Por cierto, se ve que se la rifan para darle un puesto …