Los cambios no han de producirse de manera drástica ni traumática; ni del mismo modo, cualquier tipo de transformación debe someterse a un nudo que no posibilite la evolución.
Los Smarter Workspaces o espacios de trabajo inteligentes permiten a las organizaciones adquirir ventajas competitivas adoptando nuevas tecnologías y poniéndolas al servicio de las personas. Mayor flexibilidad para capturar las oportunidades del mercado, el incremento de la productividad o una mayor diferenciación son sólo algunas de las ventajas de su adopción. Estos lugares de trabajo inteligentes no están exentos del frenético avance de la economía digital, es por ello que conviene siempre caminar del lado de la innovación.
La construcción de los Smarter Workspaces debe ser un proceso de continua evolución. Las empresas deben adoptar una actitud abierta, reconociendo sus deficiencias y reforzando sus mejores capacidades. La incursión en las nuevas tecnologías debe ser una nueva parte vital de las organizaciones, que se enfrentan a un clima de transformación en el que las tecnologías juegan un papel prioritario, permitiendo generar nuevas sinergias empresariales.
Con la creación de los Smarter Workspaces no solo se está garantizando la innovación, sino que se está dando soporte al negocio, reaccionando con agilidad ante cualquier posible incidencia. El Departamento de Sistemas dedica un 53% de su inversión y recursos en dar soporte al negocio para que éste siga funcionando, mientras que destina un 47% de su inversión y recursos a impulsar su transformación propiciando un cambio. Se trata éste de un departamento cuya principal actividad reside en resolver las incidencias y garantizar la disponibilidad, dedicando entre un 26% y un 27% de sus inversiones y recursos a estas cuestiones. Por otro lado, también asignan un importante esfuerzo a ser predictivos desarrollando nuevas iniciativas (22% de su inversión y recursos), y a ser proactivos adaptando tecnologías al lugar de trabajo (25% de su inversión y recursos).
Podemos decir que, en promedio, las organizaciones españolas han encontrado un buen equilibrio en la asignación de recursos a ambos cometidos. Así, el futuro de los departamentos de sistemas parece virar a la integración en la operativa de todas las áreas transversales del negocio, creando nuevos niveles de especialización para poder dar respuestas con mayor agilidad.
En definitiva, implementar mejoras, nuevas herramientas y las soluciones más óptimas requiere de esfuerzo y de una concienciación plena de embarcarse en un viaje de evolución constante, en el que cada nueva acción cuenta; sólo así se harán posibles los Smarter Workspaces.
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