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2008110301. Las PYMEs españolas suspenden en calidad del software

Las PYMEs españolas dedicadas al desarrollo de software (que copan prácticamente la totalidad del mercado nacional) conocen poco los modelos para la mejora de la calidad, confían más en la experiencia personal que en las metodologías y buenas prácticas establecidas y son poco dadas a certificarse en calidad: esta fue la impresión general de las múltiples intervenciones, mesas redondas y ponencias durante las X Jornadas sobre Innovación y Calidad de Software, celebradas los pasados 24 y 25 de septiembre, en Madrid.
Aunque el coordinador del Grupo de Calidad del Software de la Asociación de Técnicos de Informática (ATI) Luis Fernández, en papel de representante de la entidad organizadora de lasa Jornadas, se haya mostrado menos rotundo: “La implantación de las prácticas de calidad de software se inició en las empresas TI en España hace ahora unos 10 -12 años y algunas de estas organizaciones ya han alcanzado los máximos niveles en su aplicación, donde además cada vez más empresas acceden a un nivel medio en la aplicación de dichas prácticas”, afirma. ”La evolución del mercado hacia la calidad, por tanto, es positiva, aunque queda todavía un amplio margen para la mejora”.
Pasados cuatro años desde su última edición, el evento celebrado en las instalaciones de la Escuela de Negocios EOI, en la Ciudad Universitaria, volvió a reunir a representantes de la industria TI, a informáticos de organizaciones públicas y privadas, a representantes del mundo académico y a expertos nacionales e internacionales, para debatir acerca de la calidad del software, de los costes en los que incurren las empresas cuando la misma falla y de las medidas a tomar para garantizarla, buscando el difícil equilibrio entre las garantías exigidas por las empresas y el coste que permita que la calidad sea rentable para proveedores y clientes.

La no calidad, un asunto de todos

La actividad económica de la industria del software está ganando cada vez una mayor importancia a nivel mundial. Sólo en Europa, según datos facilitados durante el evento, la misma representa el 8% del PIB y el 6% de los puestos de trabajo. En España, según INTECO, la importancia del desarrollo del software también está creciendo y evolucionando hacia modelos de negocio basados en las fábricas de software y en el nearshoring. Garantizar la calidad en los desarrollos de software se torna, por tanto, un factor cada vez más decisivo para la competitividad de las compañías españolas de TI y para su posicionamiento en el dinámico mercado de la externalización.
En varias de las intervenciones no faltaron los históricos ejemplos de desastres provocados por fallos del software, como la explosión del cohete Ariane 5 o la sobredosis radiológica con varios muertos en el Instituto Nacional de Cáncer de Panama City, junto a una larga recopilación de errores con consecuencias más o menos dramáticas, pero la verdad es que hoy, más allá de estos casos excepcionales, lo que más preocupa a los actores involucrados en el ámbito del software es el coste que las compañías deben soportar diariamente a causa de la no calidad de sus aplicativos.
Datos como los recopilados por Standish Group, según los cuales cerca de la mitad de los proyectos de software exceden los costes previstos y 9 de cada diez se entregan fuera de plazo, resultan ciertamente preocupantes y muestran que la falta de calidad en los aplicativos software ha pasado a formar parte del día a día de los negocios, donde “hablando en plata” y a modo de ejemplo, 1€ invertido en calidad puede ahorrar hasta 50 € en reparaciones, problemas, pérdida de imagen, etc.

La ausencia total de fallos, una falacia

Dada su complejidad, los aplicativos informáticos nunca llegarán a ser 100% fiables, explican los expertos. La clave de las exigencias del mercado en términos de calidad, por tanto, consiste en establecer un control de riesgos normalizado, donde los fallos con consecuencias potencialmente más graves para los negocios deberían estar controlados. Pero ¿cómo garantizar este control?

“La calidad de un producto viene determinada por la calidad del proceso que se utiliza para desarrollarlo y mantenerlo…”, fue la cita de los padres del control y gestión para la calidad Shewhart, Juran, Deming y Humphrey, con la que empezó su intervención el ponente de Telelogic. Y la principal razón para la no calidad en el desarrollo de software, según coincidieron los participantes en el evento, reside precisamente en la inadecuada gestión de los proyectos software, en la implantación insuficiente de buenas prácticas y en el bajo nivel de normalización de los procesos no sólo de testeo (que les cuesta a las empresas españolas de software anualmente unos 1.060 millones de Euros, no necesariamente facturables, según estimaciones de la ATI), sino en todo el ciclo de vida del desarrollo del software.
La implantación de buenas prácticas y la certificación en calidad de las empresas de TI no sólo beneficia al cliente, sino también a la industria del software en general. Según afirmó el director del área de informática de la subdirección general para la Economía Digital del MYTIC, Carlos Fernández Gallo, en su discurso de inauguración de las Jornadas, dicha práctica permite para las empresas proveedoras la reducción de los costes de desarrollo con la aplicación de buenas prácticas, un menor porcentaje de errores en el desarrollo de proyectos, y de recursos humanos y tiempo utilizados para reparar los errores, reduciendo además el numero de proyectos finalizados fuera de plazo (con las correspondientes penalizaciones, cada vez más habituales en los contratos), etc.
Si bien la implantación de buenas prácticas avanza rápidamente en el ámbito de las grandes empresas dedicadas al desarrollo de software, no sucede lo mismo en la PYME, donde según afirma Fernández Gallo, existe un desconocimiento general acerca de las ventajas que aporta la calidad y una reticencia general hacia la certificación, debida a dificultades como: la necesidad de una dedicación importante de recursos y de cambios en la filosofía de trabajo y organizativos, a reticencias de las personas clave y a las recomendaciones a veces complejas y difíciles de implantar, además de un ROI difícil de medir en el corto plazo. Su percepción se vio respaldada por expertos del European Software Institute quienes, en su ponencia, destacaron razones similares para que algunos modelos de mejora representen procesos demasiado costosos y no se adapten a las PYMEs en términos de cultura, estructura, mercado y modus operandi.
A través de varias ponencias, por otro lado, quedó clara la necesidad para las pequeñas empresas en general, y para las pymes españolas en particular, de mejorar sus procesos con el objetivo de incrementar la calidad de sus productos y servicios de software. Estas empresas, según datos de INTECO, son hoy el principal motor de la actividad informática en España, con 31.905 empresas dedicadas al sector informático en general y representando un 99,8% de la estructura del sector de software español.
Según un estudio acerca de la Calidad de Software en las PYMEs, de este mismo organismo, el 86% de estas empresas desconoce los modelos de mejora aludiendo a la falta de información, un 79% no conoce los beneficios económicos porque los mismos resultan difíciles de medir y, en definitiva, solo un 0,67% de las empresas están certificadas en calidad (dato aportado de la Universidad de las Islas Baleares).

La relación entre proveedores y clientes, a debate

Junto con las múltiples ponencias analizando la situación del mercado, las iniciativas nacionales e internacionales para potenciar la calidad del software y la implantación de buenas prácticas en las empresas proveedoras de aplicativos, los puntos más álgidos de de sendas jornadas fueron las dos mesas redondas.
Bajo el título “Recursos humanos en pruebas de software: formación, cualificación,…” y contando con la participación de expertos de empresas de selección, de empresas de certificación y del ámbito universitario, la primera de ellas analizó el mercado laboral de los especialistas en calidad y pruebas de software.
Los participantes en el debate coincidieron que en España hoy todavía no existe una importante demanda de profesionales formados en pruebas y calidad del software y que los conocimientos ligados a garantizar la calidad tampoco son prioritarios en las ofertas de empleo en el ámbito TI, debido, entre otros, a la poca madurez del mercado español en este aspecto. En la misma destacó la necesidad de promoción de las certificaciones en calidad como impulsor para el desarrollo profesional en este ámbito. Se planteó, asimismo, la necesidad de instaurar un enfoque menos cortoplacista en la formación de los universitarios, donde el planteamiento de una carrera profesional de fondo se apoyará cada vez más en una sólida formación en metodologías y buenas prácticas en calidad.
En la mesa redonda del día 25 de septiembre, titulada “Visión de clientes y proveedores de la calidad de los desarrollos de software” a su vez, el incumplimiento de los plazos y el rendimiento de los aplicativos tras su puesta en explotación fueron identificados como los puntos de mayor conflicto entre clientes y proveedores.
Juan Garbajosa, de la Universidad Politécnica de Madrid, incidió en su intervención de manera especial en la necesidad de transformar la actividad de desarrollo de software, de un servicio en un producto, consiguiendo con este cambio de imagen que el mercado perciba más claramente su valor. “Lamentablemente el software se sigue considerando muchas veces un gasto más que una inversión con evidentes retornos en ahorros de costes y mejoras competitivas. Esta sensación de intangibilidad y de gasto improductivo provoca que muchos proveedores de servicios y tecnología se encuentren con una situación compleja con los clientes, especialmente si se trata de PYMEs”, explicó a su vez Luis Fernández, como moderador de la mesa.

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