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Los desafíos que plantea la nube

Ningún departamento TIC duda ya de las bondades que proporciona la migración a la nube. Sin embargo, son varios los claroscuros que empañan al cloud y a su amalgama de sabores y entornos. En este reportaje intentaremos conocer dónde están las claves y los principales retos de la migración a la nube.

Las empresas y los organismos públicos empezaron a abrazar la nube mucho antes de que apareciera la pandemia. La seguridad, que era uno de los principales frenos para migrar al cloud dejó de serlo atraídas las empresas como estaban por un modelo de costes hiperreducido si se comparaba con los costes que traía consigo cualquier solución on-premise. La pandemia, lo que hizo fue acelerar los procesos. Se puede decir que tras la aparición del coronavirus, las organizaciones comenzaron a descubrir nuevas ventajas además del precio. Entre otras, la escalabilidad o la flexibilidad. Las bondades de la nube empiezan a estar tan asimiladas que tal y como apunta la consultora IDC, cualquier acción que se lleve a cabo en un departamento de TI se realiza bajo un enfoque cloud. Y no parece que ese enfoque vaya a detenerse, toda vez que la propia consultora establece que de aquí al año 2025 se producirá una tasa de crecimiento anual compuesto de 21,9% en este ámbito, y que para ese año, el 55% de las organizaciones habrán migrado sus sistemas de protección de datos a un modelo centrado en cloud para gestionar todos los datos de forma centralizada desde la nube.

Si nos centramos en el ámbito privado, cada vez son más las empresas que están dando el salto a la nube. Pero, a pesar de lo que pudiera parecer, todavía hay organizaciones que mantienen sus viejos sistemas on-prem, por mucho de que los cantos de sirena para realizar una migración sean constantes. Y es que, tal y como indica Pablo Boixeda, Solutions Engineer, Sr. Manager Iberia e Italia de Cloudera “casi la totalidad de las compañías es consciente del potencial de la migración por temas de agilidad o ahorro de costes, pero todavía tenemos empresas rezagadas a causa de barreras como la capacidad o la complejidad de la implementación. No obstante, la balanza se inclina hacia lo positivo, y quien no está ya inmerso en el proceso, está a punto de hacerlo o con el planteamiento estratégico encima de la mesa”.

Evolución de la migración

Entre esa serie de empresas que aún se muestran reticentes se encuentran las medianas y, por supuesto, las más pequeñas. En este caso, como apuntan desde Seidor, “la evolución en la migración a los entornos cloud en la pequeña y mediana empresa se encuentra en una fase muy incipiente. Sin embargo, entre las de mayor tamaño, la migración a la nube se sitúa en una etapa más avanzada”. No obstante y, tal y como aseguran desde este integrador, también depende en gran medida de los servicios de los que se hable. “Por ejemplo hay una serie de servicios que ya están en entornos de cloud en un porcentaje muy elevado, como, por ejemplo, el correo electrónico. Pero, en términos generales, aún sigue habiendo una gran cantidad de compañías que tienen todo o parte de sus sistemas core en un modo on-premise. Éste es el motivo por el cual la adopción de la nube, por parte de las empresas españolas, continuará creciendo en los próximos años”, aseguran desde la firma.

Noel Bravo, director de servicios cloud y alianzas de Kyndryl considera que “la adopción de la nube por parte de las empresas es buena y ha ido evolucionando a buen ritmo. En los últimos años, las empresas han desplegado la mayoría de sus nuevos proyectos en cloud, eso sí, es ahora cuando las grandes compañías y los organismos públicos han empezado a plantearse de verdad migrar el core de su negocio y sus entornos de misión crítica al cloud de manera masiva, una tarea que se debe realizar con máximas garantías de eficiencia y de seguridad, para lo que necesitan el apoyo de proveedores con una gran experiencia en estos entornos”.

Y es que, lo de contar con un partner que apoye y esté pendiente de que la migración se realice de forma correcta y exitosa es uno de los grandes problemas que han tenido las empresas. Sobre todo aquellas que empezaron a mover cargas a la nube hace varios años. En muchos casos vieron como ese movimiento no les proporcionaba las ventajas que prometía. Básicamente esto se producía porque no se contaba con ese partner que apoyara la migración y que diseñara la estrategia de forma correcta, por lo que en muchos casos, se añoraba cuando se trabajaba bajo el modelo on-premise. En muchos casos, además toda la migración se realizó de forma muy apresurada, por lo que los errores que se cometían eran constantes. Pero, poco a poco, la situación está cambiando y es que, tal y como afirma Carolina Mulero, Release Train Engineer en Wolters Kluwer, “en estos momentos, nos encontramos en un proceso de cambio; la digitalización acelerada que provocó la pandemia está cristalizando en una transformación de los modelos de negocio en un sentido muy amplio. La migración a la nube se enmarca en este contexto de transformación: el mercado avanza hacia el cloud y todos los actores se están adaptando –con diferentes ritmos– a esta nueva realidad que ahora ya se percibe como un imperativo para ser competitivo en el mercado. Y en este sentido, es importante contar con un partner estratégico como Wolters Kluwer que les acompañe en este proceso de cambio”.

La realidad es que las organizaciones han tenido que agilizar muchas de sus gestiones para poder mantener la interacción con sus empleados y el servicio a los clientes sin perder el negocio y el día a día. Incluso las pymes, más reticentes hasta no hace mucho tiempo a implementar procesos de digitalización se han dado cuenta de que es un proceso irreversible que les va a ayudar a crecer y a escalar de forma más eficiente.

¿Qué es lo que motiva ese cambio de mentalidad para apostar por los modelos cloud. Juanjo García, director de la unidad de negocio Cloud de Microsoft cree que “en la actualidad, las organizaciones se han dado cuenta de que su futura viabilidad pasa por el análisis y la explotación de los datos a gran escala. La implementación del Big Data y la Inteligencia Artificial a través de la nube permiten extraer conclusiones, cruzar datos, enriquecer modelos analíticos para dar respuesta a necesidades más concretas e, incluso, realizar predicciones. Por ello nos encontramos diferentes estadios de la migración al cloud, que van desde la utilización de las herramientas de colaboración y productividad hasta el desarrollo de soluciones a medida con plataformas como PowerApps o el uso de Inteligencia Artificial para acelerar y optimizar procesos de negocio. Hay compañías que necesitan implementar el trabajo híbrido, otras que necesitan beneficiarse de una gestión de cliente más eficaz u otras que requieren replantear sus costes de infraestructura”.

Cloud y el vil metal

Como decíamos al comienzo de este artículo, la migración a la nube en las empresas, empezó por un motivo fundamental: el ahorro de costes. Justo coincidió con la crisis del año 2008 con lo que una tecnología que permitía importantes ahorros en momentos en los que la caja de las empresas no fluía a todo ritmo, siempre era de agradecer. Poco a poco, aspectos básicos y que no representaban un valor importante para el negocio, se fueron migrando a la nube. Hoy la percepción empieza a ser la contraria: son numerosos los CIOs y responsables de TI que se quejan de los costes que tiene la nube. Muchos de ellos, afirman que en muchos casos se tratan de costes ocultos de los que nadie informó cuando se estaba contratando el servicio. Y el problema con el que se encuentran es que ahora no se puede cambiar de proveedor de forma sencilla. Muchos aseguran que la nube es el nuevo on-premise y que no sólo les cuesta mucho tener que justificar al Comité de Dirección por qué se producen determinados cosas y lo que es peor, por qué es una tarea casi imposible cambiarse de proveedor.

Son numerosos los CIOs y responsables de TI que se quejan de los costes que tiene la nube

Félix Casado, CEO de Virtual Cable cree que “este cambio de opinión se produce al pasar de la teoría a la práctica, al recibir las facturas mensuales y descubrir los costes ocultos derivados de la complejidad de los modelos de facturación de la cloud. Un despliegue dimensionado de forma errónea puede incrementar el coste esperado en miles de euros si, por ejemplo, el cálculo de capacidad de cómputo y almacenamiento necesaria es erróneo, o si se dejan encendidas las máquinas cuando no se están utilizando con la idea errónea de que al ser un servicio virtual no conlleva costes. Por otra parte, no hay que olvidar que los costes se han incrementado, y que la mejor manera de obtener rentabilidad es aprovechar las inversiones ya realizadas. ¿Por qué subir todas nuestras cargas de trabajo a la nube cuando tenemos una infraestructura on-premise infrautilizada? ¿No sería más lógico sacar el máximo partido a lo que ya tenemos y utilizar la nube para gestionar picos de demanda o para garantizar la continuidad del negocio? En definitiva, la opinión acerca de la rentabilidad de la nube es fruto de un análisis previo erróneo de la estrategia cloud de la compañía, muchas veces provocado por unos modelos de costes complejos proporcionados por los ISPs2”.

Igual que AWS y Google, Microsoft es una de las compañías que dominan el mercado de la nube. Al trío le suelen achacar buena parte de sus males, además de acusarles de monopolizar el mercado. Juanjo García, de Microsoft, considera que el problema de los CIO es que “han de entender la digitalización como un proceso continuo, en el que la nube sea un aliado para ser más eficiente, mejorar la capacitación digital de los empleados, conectar los equipos, y ganar en agilidad y seguridad. Desde su posición debe tener una visión global, no solo centrada en los sistemas e infraestructuras de su empresa, sino con una mentalidad abierta a la innovación capaz de analizar las tendencias de mercado para implementar soluciones integrales y transversales a toda la organización. Un motivo importante que puede ocasionar que los CIO consideren que la nube no es tan rentable como esperaban puede venir derivado de la complejidad en algunos entornos para gestionar y garantizar la seguridad de la plataforma con los estándares oportunos. En este sentido, desde Microsoft contamos con propuestas enfocadas precisamente a unificar y simplificar la gestión. Es el caso de Azure ARC, nuestro servicio para proteger recursos de infraestructura en todos los entornos cloud, incluidos despliegues multicloud o escenarios híbridos que conservan servidores on-premise. Con su ayuda, las organizaciones pueden aplicar políticas de cumplimiento y seguridad, automatizar tareas de gestión y operaciones, y obtener una visibilidad centralizada de sus recursos en todos los entornos, todo ello, reduciendo sus costes operativos”.

Alejandro Solana, director técnico de Nutanix cree que “como en cualquier otra decisión trascendental de negocio, el movimiento a cloud ha de ser la respuesta a las necesidades y expectativas reales de las aplicaciones y los datos relevantes que tenga sentido cubrir en cada empresa. Por ejemplo, ciertos tipos de aplicaciones no están pensadas para ser ejecutadas en la nube pública y, debido a su consumo de recursos, tiene más sentido llevarlas a entornos tradicionales. Plantear una migración de estas aplicaciones a la nube pública supone un coste significativo y, a la larga, ha generado proyectos de repatriación para devolver estas cargas a entornos “on-premise”. Para garantizar la rentabilidad de cualquier proyecto de migración a la nube, es fundamental la fase de análisis, un momento crítico en el que es necesario optar por la aproximación más adecuada según la arquitectura de las aplicaciones. Además, deberíamos intentar simplificar y plantear una aproximación operacional única y estándar para nuestro entorno multicloud, de otra forma estaríamos convirtiendo a las distintas nubes públicas en nuevos silos, añadiendo complejidad en la gestión de cada entorno, y por tanto, incidiendo en el coste. En definitiva, toda empresa debe tener en cuenta tres aspectos fundamentales para garantizar un proyecto de migración a la nube pública de manera efectiva, segura y rentable: las personas, que habitualmente están acostumbradas a hacer las cosas de una manera y que necesitarán aprender nuevas formas de trabajar, los procesos y la tecnología. Empezar por este último aspecto sin tener en cuenta los demás, ha sido probablemente el problema más significativo al que se han enfrentado muchas organizaciones”.

Los motivos de las quejas, el sector tecnológico lo achaca a diferentes causas. Por ejemplo, David Mañas, VP Cloud Infrastructure & Cibersecurity Services de T-Systems cree que uno de los motivos de esas quejas puede venir motivado porque “si simplemente movemos workloads del Cloud privado al Cloud público y no realizamos ajustes en la arquitectura o el modelo de servicio. Es muy posible que el movimiento no sea rentable. La rentabilidad hay que buscarla aplicando las ventajas que el Cloud público nos ofrece, como el sizing dinámico, ajustes horarios, migración de componentes a Cloud native, etc…”. Por su parte, Francisco Racionero, CEO de Aleson ITC cree que «las quejas se producen por los propios planes de migración a la nube y la planificación del ROI en el cambio. Hemos observado cómo en grandes empresas el coste de la nube se dispara y es difícil de explicar al área financiera que lo que iba a ser un ahorro de costes está siendo un pozo sin fondo y con difícil vuelta atrás. Esto está haciendo que los planes de migración a la nube se vean truncados o ralentizados. La solución no pasa por otro sitio que no sea el gobierno férreo a través de la gestión de los costes de los sistemas en nube, tanto, igual o más que cuando estaban en local».

Quizá uno de los problemas de esta situación es haber trasladado las cargas a la nube sin establecer una estrategia previa. También que, de repente, los departamentos de TI han empezado a trabajar con diferentes proveedores y en diferentes entornos de nube. Gestionar todo ello, también se ha vuelto más complicado, por lo que aquella empresa que tenga presencia en todos los proveedores y ofrezca la posibilidad de manejarse con una plataforma entre nubes de forma sencilla, tiene todos los visos de llevarse una buena parte del negocio del futuro. Eso es algo que ya observó VMware hace unos años y que lleva tiempo trabajando por hacer que la nube sea mucho más sencilla. Por eso, Ignacio Arrieta, Solutions Engineering Director de VMware, pone claro que “ la nube pública tiene una característica propia, y es su relación directa entre lo que consumes y lo que pagas. Si consumes poco pagas poco, si consumes mucho pagarás mucho. Cuando consumes mucho, la economía de escala hace que sea rentable repensar tu modelo de nube, yendo hacia arquitecturas donde puedas tener lo mejor de las nubes públicas (elasticidad, servicios avanzados de datos) y lo mejor de las nubes privadas (control de coste, soberanía). En VMware tenemos todas las piezas para la construcción de este tipo de plataformas”. Este directivo señala que muchos de los problemas con los que se encuentran las organizaciones parten de un diseño de estrategia erróneo. “Muchas empresas, incluso a nivel departamental, han ido adoptando modelos cloud sin una estrategia clara y una visión de futuro. Eso genera descontrol. Los stacks tecnológicos de cada uno de los hiperescalares no son compatibles entre sí, lo que potencia la creación de silos y genera problemas de control, de costes, de seguridad, pero también los derivados de tener los datos repartidos en diferentes contextos. Uno de los retos está relacionado con las plataformas de gestión de la nube. Se trata de contar con un plano de control que permita abstraerse de la infraestructura subyacente y que, los equipos de tecnología puedan, independientemente de la infraestructura, observar desde un único lugar, todas sus aplicaciones y proporcionar recursos en función de reglas de negocio. Otro error habitual es no pensar en la reversibilidad o plan de salida cuando se plantean arquitecturas en la nube. La clave es tener la posibilidad de elegir lo bueno de cada nube de una manera sencilla, segura, controlando los costes, y con una visibilidad de conjunto de toda de toda la tecnología de la empresa”.

Estableciendo la estrategia cloud

No parece una labor sencilla adoptar esa estrategia cloud, sobre todo con todo el legacy que poseen muchas empresas. No hay una fórmula mágica, pero sí hay que tener en cuenta determinados puntos. Para Santiago Sánchez, Advisory Solution Architect de Dell Technologies “a la hora de establecer una estrategia en torno al cloud, lo primero es recabar información de empresas que se encuentren en una situación similar (o con socios tecnológicos fiables) para anticiparse a posibles contingencias. A continuación, hacer un análisis por proyecto o por entorno, tanto técnico como económico (recordemos que lo primero suele estar incluido en lo segundo) y fijar unas expectativas realistas. Implantar siempre la solución contando con equipos humanos adecuados para este tipo de proyectos o bien contar con empresas que tengan una experiencia comprobable en este tipo de actuaciones, para facilitar su puesta en marcha y (en su caso) traspasar la gestión de esos entornos al personal de la organización de una manera adecuada”.

En realidad, de lo que se trata es de que la estrategia Cloud debe llevar asociado un plan de transformación Cloud y una identificación de los objetivos que esta migración persigue. Desde Seidor afirmas que “este plan de transformación debe analizar las diferentes aplicaciones y necesidades para poder realizar un salto a la nube, de forma ordenada y correcta, y adaptarse a los objetivos marcados. Dentro de la estrategia también es esencial la identificación de los riesgos y las posibilidades de actuación frente a los mismos. Es decir, para tener una estrategia efectiva es básico tener claro los objetivos, los riegos y una planificación e implementación cuidadosa, que permita abordar el proyecto de forma ordenada. En esta estrategia, otro punto importante es la elección de proveedor, desde el punto de vista del hiperescaler y también desde el punto de vista del integrador que pueda acompañar al cliente en la transición”.

El movimiento a cloud ha de ser la respuesta a las necesidades y expectativas reales de las aplicaciones y los datos relevantes que tenga sentido cubrir en cada empresa

Si bien, elegir (mal) un proveedor es uno de los errores más habituales hay varios más. Así desde Virtual Cable, su director general asegura que “el mayor error se está cometiendo cuando se decide migrar a la nube sin estudiar a fondo las necesidades reales de cada grupo de usuarios dentro de una organización. El escritorio en la nube no deja de ser una extrapolación del VDI on-premise y se rige por el mismo dilema, la Cloud/VDI es para todas las organizaciones, pero no para todos sus usuarios. Si tenemos una infraestructura on-premise, conviene determinar si puede seguir dando soporte a parte de los usuarios, si ese es el caso, debemos considerar aprovecharla al máximo y configurar solo desbordamientos automáticos a la nube cuando se agoten los recursos on-premise. También podemos combinar despliegues on-premise con cloud, derivando a la cloud solo a aquellos perfiles que necesiten recursos de los que no disponemos on-premise. La clave es optimizar nuestros sistemas, de manera que podamos ajustar el gasto todo lo posible”. Por su parte, Francisco Racionero, CEO de Aleson ITC cree que «es necesario partir de una estrategia de alineamiento empresarial y técnico que nos asegure un resultado satisfactorio, que trate de minimizar los riesgos, tanto económicos como técnicos. En primer lugar, debemos de pensar en las motivaciones que nos llevan al plantear la migración a la nube. Pensemos por ejemplo en la reducción de interrupciones y mejora de la estabilidad IT». Racionero, además ofrece otro punto de vista que cada vez está adquiriendo mayor relevancia como es el de «reducir la huella de carbono. Los proveedores de nube invierten continuamente en nuevas tecnologías ecológicas a escala dinámica de las cuales una organización puede beneficiarse y reducir su impacto medioambiental. En segundo lugar, trazar una planificación en distintas áreas que confluyan en un propósito común, que debe cubrir desde los beneficios esperados de la migración, la formación de los equipos, y el plan técnico de adopción de la nube.A partir de aquí ya se desarrollan los modelos operativos y el desarrollo técnico de la migración de acuerdo con la planificación establecida. Todo este plan debe de estar sometido a un escrutinio de gobierno de la infraestructura en la nube, basado en la seguridad, la administración, incluida la gestión de los costes y el control de las directivas corporativas y de los procesos empresariales».

Para Carolina Mulero de Wolters Kluwer, la parte positiva es que los errores de antaño ya no se cometen. En su opinión, “Al inicio, los principales errores residían en que las empresas no estaban preparadas para el cambio desde un punto de vista cultural y tampoco contaban con un equipo técnico suficientemente formado para ello. Otro de los puntos negativos durante los primeros años fue la urgencia por migrar provocada por la necesidad del trabajo en remoto. Esto derivó en estrategias agresivas y aceleradas que, en la mayoría de casos, no fueron del todo satisfactorias. Sin embargo, estamos mejorando y cada vez las organizaciones están más maduras para gestionar su migración a la nube. Derivado de la criticidad del proceso, muchas compañías deciden contratar a expertos (interna o externamente) para llevar a cabo tanto la definición de la estrategia como para posteriormente la implementación de la misma”.

Gestionando el multicloud

Multicloud se ha ido imponiendo poco entre las empresas por diferentes motivos. Al final, precio, escalabilidad y flexibilidad harán que las empresas se decanten por un proveedor o otro. Pero eso trae consigo que al menos se trabaje con dos proveedores y por tanto, la gestión del entorno multinube se torna más compleja. La nube al final se convierte en todo lo que se odiaba del modelo onpremise: mala usabilidad, gestión compleja, creación de silos… Así que son varias las voces que empiezan a apostar por que se tengan todos los huevos en la misma cesta: es decir, “un único proveedor que se encargue de gestionar todo”. Normalmente, todas esas opiniones vienen de un modo interesado, por lo que en general, los analistas y expertos señalan que contar con varios proveedores siempre ofrece mayores ventajas: sobre todo la de poder cambiar de proveedor si no se está satisfecho con el servicio que se ofrece. En este punto se sitúa el portavoz de Cloudera quien asegura que “tener distintas cartas sobre la mesa nunca es malo. Ahora bien, también hay que ser consciente de que no se puede – ni se debe – elegir algo porque sí, porque “esté de moda” o porque la competencia lo haya hecho antes. Hay que estudiar bien todo lo que ofrece este entorno y decantarse por aquello que realmente va a proporcionar beneficios”.

Alejandro Solana, ha pasado por diferentes compañías y es todo un experto en la evolución cloud prácticamente desde que nació la terminología. Y sí cree que ahora mismo, los departamentos de TI están perdidos a la hora de gestionar los entornos cloud y de elegir entre la amalgama de proveedores y servicios que se les presentan. Pero conoce la solución al problema: “aquellas empresas que sigan considerando la nube como un destino tendrán que enfrentarse a los prejuicios: demasiada estandarización, complejidad, silos, etc. Sin embargo si la migración se plantea como la adopción de un nuevo modelo operacional (de multicloud híbrida), estaremos consiguiendo una mayor capacidad de elección, más flexibilidad y la personalización que muchas organizaciones de mayor tamaño requieren. El desafío al que deben hacer frente los negocios es el hacer convivir “pasado y futuro” de forma efectiva, aprovechando los beneficios de ambos modelos (la capacidad de personalización de los entornos on-premise tradicionales y la flexibilidad y escalabilidad de los modelos cloud), facilitando tanto la entrada como la salida a cada uno de ellos”.

La cuestión es que como afirma el portavoz de Microsoft, “cada situación requiere de una solución específica para dar una respuesta óptima a las necesidades. Si hablamos de entornos híbridos, la mayoría de empresas pueden combinar el uso de IaaS, PaaS o SaaS. Por ejemplo, una empresa puede utilizar los servicios de Azure en modo IaaS para albergar bases de datos, pero también soluciones SaaS para las tareas administrativas o el uso de Microsoft Dynamics 365 Customer Service para la gestión de las relaciones con los clientes. En cuanto a diferentes proveedores o, incluso, la combinación de on-prem con cloud pública, como decía, es algo habitual y depende en gran medida de las necesidades específicas y estrategia de cada organización. En definitiva, no se trata de una elección binaria, por eso Microsoft Azure proporciona tantos “sabores” de nube como necesidades particulares tiene cada empresa, haciendo posible desplegar soluciones heterogéneas para permitir a cada organización contar con las mejores herramientas para centrarse en su misión y lograr sus metas. De hecho, la clave está en algo que ya comentaba antes: Microsoft Azure ARC, nuestra solución para permitir a empresas administrar, monitorizar y controlar recursos de infraestructura en una amplia variedad de entorno, incluyendo multicloud con datos y servicios sobre las nubes de Amazon con AWS o Google con GCP”.

En cuanto al futuro, parece claro que la nube va a seguir jugando un apartado fundamental en las estrategias de TI de las empresas. Pero para su gestión va a ir de la mano de nuevas tendencias. Y es que, como afirma Ignacio Arrieta de VMware, “los motores de inteligencia artificial (IA) van a ser claves dentro de la estrategia cloud de cualquier empresa. Permitirán hacer mejores predicciones, anticipar los cambios o entender mejor lo que ha pasado. En el futuro, la inteligencia artificial hará posible que, de forma automática, las aplicaciones se puedan mover de una nube a otro en función de reglas de negocio, de niveles de consumo de infraestructura o de su criticidad. Avanzamos hacia un mundo en el que la IA nos dirá que, atendiendo a una razón de negocio o de rendimiento, deberíamos mover una aplicación, y esta se moverá de forma automática con nuestra aprobación; o detectará un evento de seguridad y recomendará cambios en las reglas para evitar esa exposición… Eso no está tan lejos, no es ciencia ficción. En un horizonte de dos o tres años estaremos viendo muchas de estas cosas”.

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