Tras varios años hablando sobre las bondades que traerá la tecnología 5G podemos afirmar que ya empieza a verse cómo funciona. Todavía queda recorrido para su plena adopción, pero los hechos demuestran que nos encontramos ante un gran salto de calidad.
Parece que empieza a despegar y a pesar de los iluminados, el 5G comienza a ser una realidad. Sin embargo, no se puede decir que el icono que a día de hoy aparece en el teléfono de algunos privilegiados sea realmente 5G. Digamos que el bebé ha nacido y se encuentra en sus primeros meses de vida, pero todavía no sabe ni gatear. De momento es un lactante que, en España, ni siquiera tiene adjudicadas las frecuencias de la banda de 700 MHz que albergue los servicios que puede prestar y cuya subasta, si el Gobierno no lo retrasa, se producirá el próximo 21 de Julio. Además, también está pendiente la reorganización del espectro. Una vez que las frecuencias estén adjudicadas, las operadoras empezarán a desplegar la nueva red y el bebé comenzará a caminar. Pero todas ellas ya llevan tiempo trabajando en su desarrollo: Orange inició el despliegue de su red 5G el pasado mes de septiembre y a cierre del primer trimestre de 2021, su cobertura 5G llega ya a 442 municipios de 38 provincias, lo que supone alcanzar al 28% de la población española. El objetivo es llegar a más de la mitad de la población en 2021 y a más del 90% en 2022.
En la misma época, también puso en marcha su red 5G Telefónica, que ofrece una cobertura 5G al 80% o lo que es lo mismo, alcanza a 37 millones de habitantes y a 1.253 municipios de toda España. De las tres grandes, la que primero comenzó fue Vodafone, allá por Junio de 2019. Desde entonces, el operador rojo ofrece su red 5G en 25 ciudades, que cuentan con cobertura para más del 50% de la población en cada una de ellas.
Pero ninguna de ellas está ofreciendo un 5G real. Lo que emplean para prestar esos servicios 5G es la banda de 3,4-3,8 GHz y una tecnología intermedia que no es más que una evolución del actual 4G y que se conoce como 5G NSA (Non-standalone o 5G no autónomo), pero que no puede ofrecer las especificaciones completas del 5G SA (Standalone o 5G completo).
Seguridad en la infraestructura
Tan importante como los servicios es quién ofrece la infraestructura. La infraestructura del 5G se ha convertido en otro caballo de batalla en la guerra por disputarse el liderazgo mundial que enfrenta a EE.UU. y China. Una batalla que se recrudeció tras la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump y que es una demostración de cómo todas las Administraciones estadounidenses perdieron mucho tiempo atrás el liderazgo de esta tecnología. Ninguna de las principales empresas suministradoras es norteamericana. Chinos, (liderados por Huawei) y europeos (Nokia y Ericsson) llevan años de ventaja. Desde que empezaron a desarrollar la infraestructura, Huawei lideró la carrera: sus productos eran los mejores y también los más baratos. Poco a poco, las dos firmas escandinavas se pusieron a su altura, pero en ningún momento pudieron competir con los precios de la asiática. Cuando Trump llegó al poder descubrió que el mundo 5G iba a estar casi monopolizado por Huawei, así que comenzó a poner trabas de todo tipo. Y surtió efecto. Aseguró que, pese a que Huawei había pasado con nota los principales exámenes de seguridad, sus equipos no sólo no eran seguros sino que además contaban con sofisticados software de espionaje al servicio del Partido Comunista Chino. Poco a poco, y ante las amenazas más o menos veladas por parte de los estadounidenses, gobiernos y operadoras comenzaron a abandonar a sus socios chinos y abrazar a los escandinavos, aunque su tecnología fuera más cara.
Huawei se defiende. José Ángel Capote, director de marketing y estrategia de red para operadores de la multinaciona afirma que “la seguridad siempre ha sido un aspecto prioritario para Huawei, una buena muestra de ello es nuestro liderazgo en cuanto a número de certificaciones de seguridad 5G. Fuimos los primeros en obtener la certificación Common Criteria para nuestro producto 5G de acceso radio, también hemos superado ya la evaluación NESAS/SCAS y apoyamos totalmente la iniciativa europea de definir una certificación única y válida para todos los países miembro”. Pero, “difama que algo queda” y lo que Trump inició, Biden no parece muy dispuesto a arreglarlo a corto plazo, así que sus competidores lo tienen fácil para seguir quitando contratos a la firma china. Sobre todo, si se tiene en cuenta que sus soluciones también cumplen con los estándares de seguridad, lo que hace la defensa más fácil todavía. Por ejemplo, desde Ericsson hablan de los dispositivos o medidas de seguridad que implementan otros proveedores. “Tampoco entramos a valorar las decisiones de seguridad nacional de ningún país. Lo que sí podemos afirmar de forma rotunda es que los dispositivos de red implementados por Ericsson cuentan con todas las garantías de seguridad, cumplimos con todos los protocolos, acuerdos y medidas necesarias. Entre otras cosas, porque nuestro objetivo es proporcionar soluciones competitivas que hagan que nuestros clientes sean los mejores en el mercado, y para ello la seguridad es una prioridad”, aseguran desde la firma sueca. Y lo mismo hacen los finlandeses de Nokia que, en este caso, aunque sin nombrarlo, sí aprovecha la coyuntura. Fernando Corredor es Marketing and Corporate Affairs de Nokia España: “Las redes de comunicación son infraestructuras críticas. 5G es la quinta generación para los usuarios móviles, pero la primera para los usuarios industriales. Esto significa que 5G es aún más crítico para nuestra industria y nuestra economía, ya que no sólo conecta teléfonos inteligentes. Simplemente no podemos permitir que nuestras redes 5G se vean comprometidas cuando los robots, los vehículos autónomos y los drones se conecten a una red 5G. Hay varios aspectos sobre la seguridad que hay que tener en cuenta: re-configuración automática de redes, detección de accesos y amenazas, conectividad masiva para los dispositivos del Internet de las cosas (IoT), etc”. Este directivo, pone además cuál es la clave de todo este enfrentamiento: confianza. “La innovación crea oportunidades. Pero la confianza es lo primero. Confianza en las capacidades de la tecnología, en el valor que crea, en la seguridad técnica y la privacidad, en los proveedores y en su cadena de suministro”, asegura Corredor.
¿España líder?
España es el país que tiene mejor conectividad de toda Europa. Su red de fibra óptica es la mayor de toda Europa y como le gusta repetir al presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete, supera en total a la que tienen Francia, Alemania, Italia y Portugal juntas. Y todo ello es fruto de la inversión que han realizado todas las operadoras y también de la Ley General de Telecomunicaciones de 2014 del Gobierno de Mariano Rajoy que se adelantó a las normativas que regían en otros países europeos. Pero, ¿qué ocurre con el 5G? Para Víctor Calvo-Sotelo, director general de la patronal tecnológica DigitalES, “es fundamental que se siga en esta línea. Hemos conseguido tener una de las mejores conectividades de toda Europa y tenemos que seguir trabajando de la misma forma en los próximos años para conservar nuestra posición de ventaja competitiva, y creo que tanto las empresas del sector como las Administraciones están preparadas para ello”. En la misma línea se sitúan en la otra patronal, AMETIC. Amalia Pelegrín su directora de Digital Policy y Talento afirma que “el alto grado de despliegue de redes de muy alta capacidad en España se debe a las inversiones comerciales realzadas por varios operadores telecomunicaciones, a un marco reglamentario centrado en el apoyo a estos despliegues y a una estrategia nacional que concede subvenciones a zonas rurales y escasamente pobladas. Continuar con esta estrategia, analizando la posibilidad de incorporar a nuevos agentes, nos permitirá seguir con este ritmo de crecimiento”.
Lo cierto es que España apuesta por las telecomunicaciones como elemento dinamizador y de inclusión. También en el 5G. Sin ir más lejos, en la actualidad somos uno de los países con más casos de uso 5G pilotados e implementados, superando con creces los 150 casos. Somos ahora mismo un referente en este aspecto. Para Mercedes Fernández, gerente de Innovación y responsable de Ciudades Tecnológicas 5G de Telefónica España, “este impulso debe mantenerse, pero también tenemos que aprovecharlo dando el paso hacia la industrialización de los servicios, la implementación de los procesos de transformación y la exportación de todo este conocimiento. De hecho, se prevé que la revolución de la industria va a venir de la mano de la combinación de la fibra con el 5G. Una combinación adecuada de conectividad, aplicada de forma diferente a casa caso de uso, va a permitir implantar y explotar al máximo todas las posibilidades de la Industria 4.0 al hacer posible nueva forma de trabajar y gestionar la producción”.
La llegada de los Fondos Next Generation EU ayudará también a que sigamos con las inversiones en un mercado que va a ser fundamental ya que se tiene una oportunidad histórica para acelerar los despliegues de 5G en aquellas zonas donde tardaría en llegar años y apoyar una extensión de la conectividad a las zonas que a día de hoy no disponen de la conectividad adecuada. Y las operadoras no se quedan atrás en inversiones. Orange, por ejemplo ya ha elaborado “un plan para maximizar los efectos de estas inversiones y lo hemos denominado “Plan España x10” enfocado a multiplicar nada menos que por 10 la velocidad de acceso a internet en nuestro país gracias a la fibra y 5G”, afirman desde el operador naranja. También Vodafone considera un punto importante la llegada de los fondos europeos que España, como país, no debe desaprovechar. Desde la operadora británica creen que en los próximos tres años se debería acelerar el despliegue de 5G para que se sitúe en los niveles de penetración que actualmente tiene 4G. Para ello calculan que sería conveniente dedicar en torno el 10% de los fondos europeos destinados a la digitalización (en torno a unos 2.000 millones). “Necesitamos una transición más rápida al 5G, incentivando las inversiones en redes, el uso compartido de infraestructuras y la liberación acelerada de espectro. Además, es necesario seguir creando las condiciones regulatorias que marcarán el futuro: es necesario un marco regulatorio que favorezca la inversión requerida para el despliegue 5G, donde exista un modelo de operadores de calidad, que inviertan en infraestructuras para que el sector pueda promover la innovación y la competitividad. Somos un mercado único, pero los operadores se rigen por diferentes leyes en función de los países en los que operamos”, afirman.
¿Mercado low-cost? No, gracias
Uno de los principales problemas que tiene el mercado español es la elevada cantidad de marcas, operadoras y planes que tiene. La competitividad es tan elevada que los márgenes son cada vez más estrechos. Esto ha impulsado una tendencia deflacionista, destruyendo valor para la industria y erosionando el retorno de la inversión hasta el punto de desafiar la viabilidad económica del siguiente ciclo inversor en 5G, clave para la recuperación económica. En Vodafone aseguran que “si queremos que España siga estando en la línea de salida de Europa en infraestructuras digitales, necesitamos un nuevo marco regulatorio y fiscal que aliente a los operadores a seguir invirtiendo y es necesario destacar que el Gobierno ya ha dado los primeros pasos en esta línea”.
Porque la realidad es que España es uno de los mercados de telecomunicaciones más fragmentados de Europa, con solo unos pocos operadores que invierten y en el que hay una clara tendencia, cada vez mayor, a ofrecer tarifas de bajo coste que a la larga lo único que provocan es la destrucción de valor. Por ello desde Orange aseguran que “es necesario crear un entorno competitivo que motive y favorezca la inversión que realizamos algunos operadores. Creemos que los procesos de consolidación darán siempre lugar a operadores más fuertes y por tanto con mayor capacidad inversora. Y eso siempre será bueno para el mercado español”.
Víctor Calvo-Sotelo, también considera que esto supone una piedra en el camino del desarrollo del 5G en nuestro país. Para el director general de DigitalES, “la competencia por precio nunca ha sido una estrategia empresarial sostenible a largo plazo, sin bien cabe puntualizar que la caída en los márgenes ha sido común -con mayor o menor intensidad- en la mayor parte de países del mundo. Un problema adicional es que en Europa el mercado de telecomunicaciones se encuentra especialmente fragmentado. Desde DigitalES creemos que una mayor concentración en el sector ayudaría a que se formaran grupos empresariales más fuertes, que pudieran competir en mejores condiciones en un mundo que es crecientemente global”.
Las Administraciones deben jugar importante en el desarrollo del 5G. De momento, tras el verano, se espera una modernización de la Ley General de Telecomunicaciones. El Gobierno va tarde ya que estaba obligado a incorporar en nuestro ordenamiento jurídico la Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo por la que se establece el Código Europeo de las Comunicaciones Electrónicas antes del 21 de Diciembre del año pasado. Por ello, la Comisión le abrió expediente sancionador. Se espera que la nueva Ley incorpore además nuevos aspectos que permitan un desarrollo ágil del 5G e incorporen a España a los países que lideran este mercado.
La competencia por precio nunca ha sido una estrategia empresarial sostenible a largo plazo. Tampoco en el 5G
Y lo cierto es que somos un espejo en el que el resto de países se fijan. Hoy en día, el acceso a Internet de alta velocidad es tan importante como tener electricidad, agua potable o cualquier servicio básico y como se ha demostrado con la pandemia o con Filomena, España ha estado por encima de casi todos los países de nuestro entorno. Nuestra sociedad y economía actuales no funcionan sin conectividad. En este sentido el portavoz de Nokia, Fernando Corredor, asegura que “incluso todavía hoy, en Europa las empresas se ven afectadas porque los empleados no pueden acceder a Internet desde casa. Y nuestro futuro está en juego cuando los niños con clases a distancia no pueden hacer sus deberes de manera remota. Los gobiernos juegan un papel importante a la hora de estimular la igualdad de acceso a la conectividad de alta velocidad (fija y/o móvil) en todo el país, incluidas las zonas rurales en las que es económicamente difícil para los operadores construir infraestructuras de alta velocidad.
Por otro lado, además de asegurar la agilidad en la asignación del espectro y garantizar unas condiciones de uso y explotación favorable para todos los actores involucrados (operadores y empresas), es importante facilitar los despliegues por parte de las diferentes administraciones con normativas y ordenanzas que favorezcan el desarrollo de las infraestructuras 5G. El portavoz de Nokia cree que “esto es especialmente importante en un futuro cercano cuando sea necesario desplegar las llamadas celdas pequeñas, de corto alcance pero de muy alta capacidad, necesarias para poder aprovechar al máximo los beneficios de 5G sobre todo en las zonas urbanas más densas”.
Y luego está el apartado impositivo. Parece que los diferentes Gobiernos tienen predilección por el sector telco. El actual Gobierno, por lo menos, acaba de eliminar la injusta tasa por la que las operadoras financiaban a RTVE. Pero es solo un parche para uno de los sectores que más invierte en el desarrollo y la innovación. España carga a todas ellas con hasta 17 tributos diferentes y los Telefónica, Orange y Vodafone soportan la mayor carga fiscal de toda Europa: tasa de telecomunicaciones; tasa por numeración, dirección y denominación; tasa por reserva del dominio radioeléctrico; tasas de licitaciones del espectro radioeléctrico… Y si tienen que pagar más, la cantidad destinada a inversión, de forma lógica, se reduce. Por ello, Víctor Calvo-Sotelo de DigitalES incide en que “la presión fiscal se ajuste y se unifique al máximo a la del resto de países europeos. En la actualidad, las empresas de telecomunicaciones en España afrontan la mayor presión fiscal específica de todo el territorio comunitario: el 6,61% en el año 2019. Eso es el doble que la media de la UE, si bien este año el Gobierno ha apuntado alguna iniciativa para reducir ese diferencial. En segundo lugar, defendemos que la fiscalidad en España debe regirse por principios de level playing field, donde a igualdad de servicios se pague una misma cantidad. Se evitarían así distorsiones del mercado y situaciones de competencia desleal. En definitiva, abogamos por una fiscalidad justa y razonable, que posibilite la innovación y que favorezca la competitividad de las empresas en nuestro país”.
Los grandes beneficiados
Ya se ha hablado mucho de las ventajas que ofrece 5G. Las principales, latencia, velocidad, conexiones masivas junto al Edge Computing son las capacidades tecnológicas de la red 5G. Todas ellas habilitan un mundo de nuevas aplicaciones en las que, combinando esta capacidades con otras tecnologías como realidad aumentada o realidad virtual, drones o IA entre otras, permitirán que las organizaciones optimicen procesos, mejoren la seguridad, gestionen y cambien sus procesos en tiempo real, simplifiquen sus instalaciones, mejoren el control de calidad, automaticen procesos o favorezcan más a la sostenibilidad. Y ya hay muchos sectores que están trabajando sobre proyectos 5G. Galo Montes, director de tecnología de HPE resume los sectores que más rápidamente pueden desplegar servicios y beneficiarse del 5G:
Utilities: con unas redes muy extensas y distribuidas, el 5G facilita mucho las implantaciones del IoT permitiendo abaratar sustancialmente los despliegues.
Manufacturing: un ejemplo muy parecido al anterior donde pueden tanto conectar los equipos en las propias fábricas, como interactuar con los desplegados en las instalaciones finales de los clientes dentro de un entorno seguro. Esto habilitará tener un control completo del ciclo de vida del producto, permitiendo una mejora continua.
Agricultura: permite optimizar cultivos aplicando el Smart Agriculture para gestionar mejor los recursos que a medio plazo serán un gran reto para la humanidad.
Transporte: dotándole de una conectividad e interactividad sin igual que facilitará su optimización.
La realidad es que el 5G revolucionará las comunicaciones y, además, será la piedra angular para el desarrollo de innumerables servicios por parte de empresas e industrias de distintos sectores de actividad que cambiarán la vida de los consumidores y redefinirán un nuevo orden económico en Europa y en el mundo. El portavoz de Huawei explica que “existen sectores como el de la sanidad, la educación, la banca, el transporte, la logística, la energía y el turismo, entre otros, en los que el 5G aportará un enorme valor. Pero el gran reto del 5G se encuentra claramente en la creación de valor en la industria, ya que se requiere identificar las necesidades reales basadas en escenarios de negocio específicos, de forma que las nuevas redes han de adaptarse a los escenarios concretos. Hemos visto en los mercados más avanzados en 5G para uso industrial que, una vez pasada la fase de pilotos iniciales (validar el modelo de negocio, pasando de “0” a “1”), ahora se trata de replicar (pasar de “1” a “N”) y escalar esos modelos de negocio en empresas o sectores similares ya validados”.
En sectores como sanidad, educación, turismo, agricultura o transporte, el 5G tendría un impacto económico de más 155.000 millones de euros
Efectivamente, es el sector industrial el que más beneficio va a sacar de la implementación del 5G. Y ya hay varios proyectos en marcha. La industria está afrontando una transformación radical hacia la digitalización y una mayor eficiencia, movilidad y flexibilidad en sus procesos. En este sentido gracias al 5G combinado con la fibra y otras tecnologías como RV o la inteligencia artificial se está impulsando la digitalización de la industria y su avance hacia la Industria 4.0. Tal y como asegura la portavoz de Telefónica, “las grandes industrias podrán ejecutar modelos virtuales de sus procesos de producción para detectar errores de forma temprana y preventiva en tiempo real (gemelo digital). Además, basándose en técnicas de realidad aumentada y virtual servidas desde el borde de la red, podrán validar sus planes de diseño y construcción de producto antes de la fabricación definitiva”. La principal operadora de nuestro país ya cuenta con proyectos como los realizados con Gestamp en su fábrica de Barcelona, conectando su línea de producción con 5G al gemelo digital que se ubicó en el edge computing. Con Navantia, donde se realizan casos de uso de mantenimiento con soporte remoto y de construcción en 3D usando realidad aumentada y de scanning 3D. Los anunciados con APM Terminals en el puerto de Barcelona para mejorar la seguridad del tráfico portuario usando la tecnología 5G de conexiones vehiculares (C-V2X) o el que se encuentra en curso con El Corte Inglés en Valdemoro (Madrid) para controlar sus cintas de transporte logístico y sus carretillas porta pallets.
El fabricante finlandés Nokia también tiene proyectos en nuestro país. Entre otros destacan el programa Pilotos 5G de Red.es en Galicia, donde, junto con Telefónica y otros socios, se están probando casos de uso en diferentes sectores como asistencia a la conducción en el túnel de Cereixal (Lugo) para probar nuevos servicios que mejoren la seguridad de los vehículos a su paso por el túnel (aviso de condiciones meteorológicas a la salida, anomalías en el interior, etc…) o la exploración y diagnóstico oftalmológico remoto en tiempo real mediante captura de imágenes de alta resolución en colaboración con el Centro Internacional de Oftalmología Avanzada del Dr. Fernández-Vigo.
Orange, por su parte, está participando en más de 30 pilotos en torno al 5G a través de los proyectos adjudicados el pasado verano por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital a través de Red.es en la Comunidad valenciana, Galicia, y País Vasco.
Hacia la industria 4.0
El sector industrial debería ser el mayor beneficiado de la implantación del 5G. La transición hacia la denominada Industria 4.0 no se entiende sin él. Y aunque, con respecto a otros sectores, la industria española está más retrasada que la europea en su digitallización, la pandemia ha hecho que haya cogido velocidad de crucero. Sin industria no hay motor económico y la española tiene los pilares sobre los que sustentarse. Su digitalización puede hacer posible que abandonemos la manida frase de que la industria española no es competitiva. Y estamos ante una oportunidad de oro.
La industria española tiene esta oportunidad porque 5G sólo acaba de nacer, así que debe aprovechar el momento. José Ángel Capote de Huawei cree que hay que adelantarse a que el 5G real esté desplegado porque “la gran revolución aún no ha llegado. Para alcanzar ese salto cualitativo, que permita la creación de nuevos y más optimizados modelos es necesario crear una red 5G real (standalone), que permita ofrecer a los usuarios una experiencia real 5 o 10 veces mejor que la actual en 4G, además de llevar las características de la alta fiabilidad y la baja latencia del 5G a todos los ámbitos industriales o de servicios público que lo demanden (sea con redes privadas virtuales (slicing) o redes privadas aisladas. En este sentido, aún quedan algunos pasos por dar, aunque creemos que todo el sector lo tiene ya entre sus prioridades”. El portavoz de Ericsson, por su parte, asegura que “el conjunto de la industria española (y europea) debe incorporar el 5G en sus decisiones para no quedar atrás en comparación con otras economías como la de China, EE.UU. o el Golfo Pérsico. Estamos ante un despegue tecnológico, pero también económico. En sectores como sanidad, educación, turismo, agricultura o transporte, el 5G tendría un impacto económico de más 155.000 millones de euros. Así pues, tenemos una tecnología que ya es presente y por delante un futuro abierto para desarrollar miles de iniciativas innovadoras, ya sean empresariales, sociales o medioambientales. Y no es únicamente una cuestión de liderazgo económico. Ahora que, debido a la pandemia global, ha quedado de sobra demostrada la importancia de la conectividad y de las redes como infraestructuras críticas, el 5G debe ser también el impulsor del valor del sector público como protector de la ciudadanía, con servicios como la sanidad, la educación y, en definitiva, la garantía de servicios esenciales”.