Por mi mala cabeza acepté hace unos meses formar parte del jurado de un curioso concurso de guiones breves de teatro para ser interpretados por… robots. Más adelante les cuento los detalles, pero debo reconocer que ha sido una experiencia muy gratificante y sugerente. Algo que parece ciencia ficción y, en realidad, que la ciencia ficción ya ha tratado. Cosas veredes amigo Sancho…
La idea me recordó y recuerda a un clásico de la ciencia ficción. Se trata de la novela corta Actor (The Darfsteller, 1955) de Walter M. Miller Jr., que en su día obtuvo un premio Hugo a la mejor novela corta. En esa historia, se nos muestra un futuro más bien desagradable por lo deshumanizado. Entre otros detalles, el teatro está interpretado por robots y el relato de Miller Jr. trata de un viejo actor que, llevado por ese gusanillo del teatro, acaba reemplazando a uno de los robot-actores, que son los únicos que interpretan obras en ese futuro distópico.
Más reciente es otra novela corta que se centra en una idea parecida pero en el cine. Se trata de Remake (1994) de Connie Willis donde se describe un Hollywood del futuro donde, con el cine computerizado, las películas de acción real han dejado de existir y los actores han sido sustituidos por simulacros generados por ordenador. La manipulación informática permite, por ejemplo, que Humphrey Bogart y Marilyn Monroe protagonicen juntos el enésimo remake de Ha nacido una estrella. Pero, además, si al espectador no le gusta el final, puede alterarlo con solo pulsar una tecla. Willis describe, con cierta nostalgia, un Hollywood del futuro gobernado —como el de hoy— por el sexo (aunque sea ya sexo simulado informáticamente…), las drogas y los efectos especiales. Un mundo donde todo es posible. Todo, excepto lo que Alis más desea: bailar realmente en las películas. Un sueño imposible incluso con la ayuda de Tom, un cínico experto de ese nuevo Hollywood del futuro.
Con el concurso del que les hablaba, eso de un teatro interpretado por robots y no por actores de carne y hueso es ya una realidad. En sus inicios, sí, pero realidad al fin y al cabo.
Diversas entidades, científicas y artísticas han convocado ya, este mismo año, el “Primer Concurso de Guión Corto para cuatro robots: RoboArt – Teatronika”. Lo organiza el laboratorio “Synthetic Perceptive and Emotive Cognitive Systems” (SPECS) de la Universidad barcelonesa Pompeu Fabra (UPF), con la colaboración de Radio 3 y el soporte de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).
El concurso, cuya participación se cerraba el 15 de julio de este año (aunque espero que haya más convocatorias en el futuro), está abierto al público mayor de edad, para guiones escritos en lengua española o inglesa, y las bases dan las instrucciones adecuadas para que ese guión pueda ser representado realmente por 4 robots NAO de la UPF.
Quede constancia que los robots NAO son un modelo de robot humanoide (de unos 58 cm. de altura), programable y autónomo, desarrollados y comercializados por la empresa francesa Aldebaran Robotics. El proyecto se inició en 2004 y, en agosto de 2007, sustituyó al perro robótico Aibo de Sony como plataforma estándar del concurso Robocup (Robot Soccer World Cup), un campeonato de futbol jugado por robots.
Ahora le llega al turno al teatro (tras un inicio en 2012, cuando un robot NAO realizó una rutina en un espectáculo teatral actuando como monologuista…). El concurso del SPECS es ambicioso, pide cuatro personajes (que la mayoría de autores han imaginado como robots… aunque se permitía que representaran a humanos…) y algunos de los guiones, incluso en sus breves 10 minutos de duración máxima, son interesantísimos entrando en el futuro de la relación humanos/robots o, más simplemente, en un futuro robotizado en el que los humanos brillan por su ausencia…
Interesantes guiones en un concurso más que sugerente cuya razón de ser la ciencia ficción adelantó hace ya sesenta años (The Darfsteller). Curioso.
Y, en cualquier caso, un expresivo agradecimiento a los organizadores: están construyendo el futuro.