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Miquel-Barceló esperanza matemática

Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad

Ocurrió hace ya más de ciento veinticinco años. Tomás Bretón puso música a un libreto de Ricardo de la Vega y la obra se conoce como La verbena de la Paloma, estrenada en el teatro Apolo de Madrid el 17 de febrero de 1894. Ya en el primer cuadro, en un diálogo entre don Hilarión y su amigo don Sebastián, este último introduce una frase que había de hacerse famosa: “Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad”. Y si esto se decía en un popular sainete lírico hace ya 125 años, imagínense ahora.

Esos ciento veinticinco años han visto, primero con sorpresa, después con admiración, el “adelanto” de esas ciencias e incluso su posible detención forzada y ficticia gracias a la obsolescencia planificada. Las ciencias “adelantan” tanto que los encargados del marketing se vieron en la necesidad, ya a partir de los años cincuenta del pasado siglo, de fingir novedades aparentes y en el fondo falsas para estimular el consumo y mantener activas las ventas del producto anterior todavía no suficientemente rentable.

Esos ciento veinticinco años han visto, primero con sorpresa, después con admiración, el “adelanto” de esas ciencias e incluso su posible detención forzada y ficticia gracias a la obsolescencia planificada

Aunque en la actualidad, parece que nos regodeamos en la novedad por la novedad cuando, seamos sinceros, ni falta que hace. El campo de la electrónica es uno de los más propensos a la nueva tendencia.

Ejemplos hay muchos. Pocos, por poner un caso, usan la mayoría de las funcionalidades de un procesador de textos como el Word. Seguro que (como yo mismo) les basta y les sobra con las funcionalidades que ese programa tenía en sus versiones de 2003 o 2007. Pero, sea como sea, hay que usar las últimas versiones.

Algo parecido ocurre con otro tipo de software, incluido el sistema operativo. E incluso con el hardware.

Les pondré un ejemplo de esto último. Recientemente he instalado una televisión de ésas que se conecta directamente a la red y que no usa antena ni la mayoría de conectores tradicionales. He querido usar también un viejo lector de DVD (sí, ya sé que existe hoy el Blu-Ray pero lo cierto es que tengo muchísimos más DVD que discos Blu-Ray…). El DVD tiene un conector de esos que se llamaron “euroconectores” o SCART, pero el nuevo televisor no lo tiene. Aparentemente no había conexión posible sin convertidores extraños y, posiblemente, complejos, pero no ha sido problema, he conectado lector de DVD y televisor gracias a un cableado de otro tipo (componentes), aunque no ha sido algo directo, fácil ni intuitivo.

Sí, ya sé que nuevos conectores como el hoy ya omnipresente HDMI (High Definition Multimedia Interface) posiblemente sean mejores, pero lo cierto es que, a primera vista, el “sistema” deseaba que tirara mi viejo DVD que funciona perfectamente para cambiarlo por otro nuevo y “adaptado” a los cableados de hoy en día (seguimos llamando obsolescencia planificada a esa figura).

Afortunadamente, los costes en la electrónica han bajado mucho, las ciencias “adelantan” tanto que la producción en masa logra resultados bastante más baratos que hace sólo diez o veinte años. Otra manera de estimular la obsolescencia planificada y, de paso, de llenar los puntos de reciclaje de viejos aparatos que, pese a todo siguen en perfectas condiciones.

Otro tanto ocurre con las “novedades” (¡es un decir!…) en viejas páginas web. Cuando uno se ha acostumbrado a usarlas y conoce ya todos sus recovecos (y les puedo asegurar que hay muchas construidas con una lógica que difiere mucho de la mía…), de repente alguien ha decidido que lo mejor es cambiarlas de apariencia (y, desgraciadamente, también de funcionamiento) para añadir alguna que otra opción que difícilmente será usada. Hay que aprender otro funcionamiento, acomodarse a la nueva idiosincrasia de quien ha diseñado (¡es un decir!…) la nueva web, olvidar lo que uno llegó a saber y aprenderse otro tipo de funcionamiento que, desgraciadamente, sólo durará hasta que el responsable de turno decida que conviene “actualizar” la presentación (y funcionamiento) de esa web. Y ocurrirá, pueden estar ustedes seguros de ello…

Afortunadamente, las ciencias “adelantan” que es una barbaridad pero parece realmente de bárbaros hacer sufrir las consecuencias a los usuarios…

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