Los proyectos tecnológicos que construyen aplicaciones y sistemas de información son cada vez más dependientes del factor humano y su formación, y de la buena organización del trabajo.
Desde hace un par de décadas, se vienen popularizando marcos ágiles que han puesto el foco en otra manera de trabajar, centrados en entregar valor al usuario con productos que se realizan en ciclos cortos de desarrollo, reduciendo la documentación y eliminando todo aquello que no aporte valor.
La agilidad (agile) es eficaz pero exigente. El marco Scrum, uno de los más extendidos, requiere numerosas reuniones del equipo de desarrollo: las de planificación; las diarias, muy cortas, para revisar lo que se ha hecho, lo que falta y los problemas encontrados; las de revisión, para presentar resultados al cliente, y la retrospectiva, donde se reflexiona sobre diversos puntos de mejora, ambas al final del ciclo.
La agilidad (agile) es eficaz pero exigente. El marco Scrum, uno de los más extendidos, requiere numerosas reuniones del equipo de desarrollo
Se crean equipos de trabajo de alto rendimiento con roles definidos (propietario del producto, experto en scrum, equipo de desarrollo). Los dos primeros son críticos, el propietario garantiza la gestión de la carga de trabajo o demanda (backlog) y el experto vela por el buen funcionamiento del proceso de desarrollo, este último, se encuentra en la sombra, pero se responsabiliza de que todo marche bien.
Otro rol vital es el entrenador en agilidad, que es un experto con amplios conocimientos y experiencia en implantación de la agilidad, figura importante como apoyo a los equipos de trabajo (especialmente con scrum máster).
Si este camino parece claro y sencillo, realmente no lo es. Requiere que el equipo se conozca, trabaje unido, algo que lleva un cierto tiempo para que funcione correctamente. Es habitual que los equipos bajen su rendimiento durante un tiempo cuando comienzan a trabajar con estos marcos, puesto que necesitan rodaje y práctica para autoorganizarse.
Una herramienta fundamental para conformar los equipos es la matriz de competencias. Se establecen los conocimiento técnicos y metodológicos necesarios para el adecuado comportamiento del equipo. Les ayuda a organizarse, a mejorar y poder acometer su trabajo obteniendo buenos productos y resultados.
El camino hacia la agilidad tiene diversos altibajos, pero las estadísticas demuestran que son más exitosos que proyectos con otro tipo de metodologías, poniendo de relieve, que consiguen una alta motivación en los integrantes.
Los resultados del desarrollo de las aplicaciones y soluciones se orientan hacia lo que desea el usuario, haciendo diana en lo más importante. La visión tradicional de los equipos de trabajo evolucionará hacia marcos ágiles, donde se interioriza que la formación, estabilidad y organización de los equipos ágiles o bajo demanda y sus responsables, son básicas para la consecución de resultados óptimos. Cada equipo es un mundo, se compara consigo mismo y debe alcanzar su mayor potencial. El único camino posible es de la preparación y aprendizaje compartidos.
Este modelo de trabajo está muy relacionado con la productividad personal y del equipo completo. La agilidad es una senda que, basándose en la experiencia de más de veinte años, conduce hacia la eficacia y eficiencia.
Por Rocío Tuda, socia de Cibercotizante