Sé que corro el riesgo de que algún amigo gallego se vuelva a mosquear conmigo porque escribo de política en un foro tecnológico, y cause baja en la suscripción de nuestra revista. Por eso voy a justificar que estas reflexiones de contenido social en el ámbito de las nuevas tecnologías tienen cabida en un medio como éste: nadie me puede rebatir que, como consecuencia de la ausencia de moral del candidato que nos va a gobernar, las probabilidades de tener un apoyo público a la innovación son altamente escasas. De hecho, en el tiempo que Pedro Sánchez lleva al frente del Gobierno de España no se le conoce ninguna iniciativa digna de mención.
¿Qué se puede esperar de una persona que llega a dejar su escaño en el Congreso para no abstenerse (como hizo la gran mayoría de su grupo) y propiciar la gobernabilidad del país, y que ahora pida justamente eso para él? ¿Se puede ser más cínico?
La frase del título que encabeza esta columna no es mía, y bien que los siento: se la escuche recientemente a una tertuliana, que tampoco recuerdo su nombre, y bien que lo lamento, para poderla felicitar de forma pública, porque define muy bien la que se nos viene encima con la segura victoria de este “mentiroso compulsivo”, que definía recientemente el poco sospechoso Pérez Reverte.
Es que no sabemos si quien nos va a gobernar en los próximos cuatro años es aquel que dijo, por ejemplo, que los promotores del llamado “procés” habían cometido una rebelión, o el que ahora parece que les va a facilitar la salida de la cárcel (y conste que esto tampoco lo veo mal).
La realidad es que Sánchez no miente más porque no tiene más tiempo, como recordaba también con acierto Rosa Díez. Esto es lo que nos va a tocar. Y parece ser que es lo que nos merecemos, porque le van a votar más que a los demás. Estoy convencido que en un país moderno, con un nivel cultural en condiciones, tipo Dinamarca o Noruega, después de lo visto y padecido, un personaje como Sánchez no saca cuatro votos.
No me podido resistir a traer a esta página el post que el director general de Red.es, David Cierco, publicó este verano. No tiene desperdicio: «cuánto trabajo», «cuánto madrugo», «cuánto me lo curro», «y trabajando en agosto, cuando todo el mundo está de vacaciones») -¡madre mía, qué vergüenza ajena!-. Se trata de una nota en Linkedin, que bien podría haber sustituido por algún balance de algo que se haya hecho en el Ministerio, que es un misterio…
