Como ya he comentado en esta sección alguna que otra vez, una de las grandes ventajas de ser profesor es que a veces uno tiene la oportunidad de aprender de sus estudiantes. Y más en estos tiempos en que, por aquello de los recortes y, también, por la creciente internacionalización y globalización, en mis clases hay estudiantes de diversos países que pueden aportar visiones no siempre disponibles en casa.
En mi asignatura «Aspectos sociales y medioambientales de la informática» (ASMI para los amigos), se mezclan ahora tanto los estudiantes locales que persiguen el grado en ingeniería informática como los que acuden a alguno de los diversos masters que ofrece la Facultad de Informática de Barcelona (FIB-UPC) y eligen esa asignatura como una de sus optativas. En los últimos años, son incluso estos últimos los que componen la mayoría del curso y eso, evidentemente, comporta dar los cursos en inglés pero me permite, gracias a los trabajos que los mismos estudiantes preparan y exponen en clase, conocer detalles del impacto social de la informática en otros países.
Este pasado semestre, un grupo de estudiantes extranjeros me sorprendió con dos temas que, al menos para mí resultaron nuevos. El primero se refiere a la «gamification» o uso social del espíritu del juego (generalmente apoyado en tecnología informática) algo que ha desarrollado un grupo de activistas en Suecia y que, debo reconocerlo, ignoraba completamente. La segunda novedad es de índole distinta y es la que deseo comentar aquí.
Como parte de una de las presentaciones sobre los efectos del crecimiento de la población y las necesidades tecnológicas que eso desencadena, un grupo de esos estudiantes incluyeron un pequeño video de unos cuatro minutos de duración sumamente ilustrativo. Se trata de «Hans Rosling -The joy of Stats (Spanish)» que puede encontrarse en You Tube.
Con independencia de la brillantez del video en cuestión para ilustrar sobre el cambio poblacional y económico de los últimos 200 años, gracias a él pude saber del trabajo de Hans Rosling, un médico y estadístico sueco que se ha especializado en salud pública y dirige la Fundación Gapminder en donde ha desarrollado un sistema de software llamado Trendalyzer para animar la visualización de estadísticas. Desde 2007, este software es propiedad de Google y hoy forma parte de su API de visualización. El sistema muestra cinco variables, dos en los ejes de abcisas y ordenadas y los datos en forma de burbujas diferenciadas por tamaño y color. Todo ello junto a una referencia al tiempo. Todo ello resulta espectacularmente visible en el video de cuatro minutos antes citado, brillantemente comentado por Hans Rosling.
Evidentemente, ante la capacidad expositiva de Rosling, me faltó tiempo para buscar en el mismo You Tube más presentaciones de ese medico y estadístico tan brillante.
De entre las varias existentes, quiero llamar su atención sobre un video de menos de diez minutos que es el que da título a este Temporal. Me he hecho el firme propósito de usarlo yo mismo en mis cursos, en la parte introductoria cuando hablo del papel de la tecnología informática como una tecnología más a disposición de la humanidad. Si disponen de esos diez minutos, les aconsejo visualizar ese video, también disponible en You Tube con el título (al menos para su versión con subtítulos en español) «La lavadora mágica – Hans Rosling«
Tras comentar lo que supuso para su propia abuela la primera máquina de lavar que hubo en su casa, Rosling utiliza este artilugio tecnológico como modelo para ilustrar lo que la tecnología ofrece al ser humano. Es una presentación optimista, un tanto irónica respecto de los ecologistas más recalcitrantes y con una orientación claramente estadística. Ilustra lo que representa el crecimiento de la población y el crecimiento económico, con la necesidad paralela del crecimiento tecnológico pese al consumo energético que representa y sin olvidar nunca lo que eso permitió a su abuela y a él mismo: tener más tiempo libre de trabajos pesados para dedicarlo a la cultura. No es poca cosa.
Les recomiendo estos videos encarecidamente. Me lo agradecerán.