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Federico Ruíz observatorio 5G

«La batalla EE.UU.-China nos recuerda la importancia de 5G»

La tecnología 5G ya es una realidad. Este mismo mes, tanto Orange como Telefónica han anunciado sus planes de comercialización. Vodafone ya lleva tiempo. Aunque no es un 5G real, significa el punto de partida. Las ventajas y las oportunidades de esta tecnología serán numerosas.

La situación creada en contra de Huawei tambien puede afectar al desarrollo futuro y compañías europeas como Nokia o Ericsson pueden verse beneficiadas. Además, 5G ha sido objeto por parte de los escépticos científicos que acusan a esta tecnología de ser responsable de la expansión del coronavirus. Byte TI habló sobre todo ello con Federico Ruiz, responsable del Observatorio Nacional 5G

Entrevista con Federico Ruiz, responsable del Observatorio Nacional 5G

– ¿Cuál es la situación actual del desarrollo del 5G en España?

España es uno de los países a tener en cuenta en el desarrollo y el despliegue de 5G. El despliegue ha empezado ya en los centros de muchas ciudades y el ritmo previsto de lanzamiento es ambicioso. Las bases en cuanto a disponibilidad de espectro están sentadas y lo empezaron a estar a tiempo, siguiendo las recomendaciones de la Comisión Europea. La pandemia ha supuesto un retraso inevitable pero relativamente menor y que se está recuperando. Con la disponibilidad de la banda de 700Mhz los operadores contarán con un espectro que cubre las necesidades de ancho de banda y alcance. El proceso debería coincidir con la disponibilidad de Smartphones 5G por parte de la práctica totalidad de los fabricantes, allanando el camino a adopción de 5G.

Nuestro país destaca también en indicadores relevantes como son la presencia en proyectos de I+D de la iniciativa 5G-PPP de la Comisión Europea, que juegan un papel importante en conseguir un impacto económico positivo. Estudios independientes como el Índice de Liderazgo 5G elaborado por Arthur D. Little nos sitúan entre los países líderes, en compañía de las grandes economías y por delante incluso de otros países de nuestro entorno.

5G ocupa también un lugar destacado en la estrategia “España Digital 2025”, prueba de que existe voluntad de aprovechar la ventaja existente y aprovechar el desarrollo de 5G para impulsar la recuperación y el crecimiento económico.

Como ha quedado demostrado tras la pandemia, España es uno de los países que lidera la conectividad, ¿está en la misma posición en 5G? ¿Qué ventajas nos proporciona tener toda esa infraestructura?

La red de telecomunicaciones de nuestro país ha aguantado muy bien el aumento de tráfico que ha supuesto la demanda simultánea de teletrabajo, tele-enseñanza y entretenimiento en línea de una población confinada. La red de fibra es particularmente tupida y la cobertura y el ancho de banda disponible en España en redes móviles es también mejor que en otros países de nuestro entorno. Hemos podido comprobar las ventajas de contar con redes robustas y de una cobertura de redes móviles y de fibra significativa.

Las mismas redes que han asegurado esta conectividad durante la pandemia constituyen una excelente base sobre la que desplegar una red 5G. Una red densa de fibra es clave para aprovechar el incremento de ancho de banda previsto una vez se complete el despliegue de 5G. Otros países de nuestro entorno con una cobertura de fibra y móvil mucho menor deben ahora elegir entre avanzar en el despliegue de fibra o invertir en la red 5G. En nuestro país podemos asignar los recursos económicos de una manera mucho más flexible y eficaz y avanzar más rápidamente en la consecución del objetivo de ofrecer conectividad de banda ancha a toda la población y en todo el territorio.

La prensa especializada llevamos años hablando de las ventajas que proporcionará 5G, ¿cuándo se podrán ver por la mayoría de la sociedad esas ventajas?

Con el despliegue inicial de 5G los consumidores europeos veremos esencialmente incrementos de ancho de banda, localizados en los centros de las ciudades, allí donde se produce una mayor concentración de clientes. Se trata de un uso básico de eMBB, de banda ancha móvil aumentada.

A medio y largo plazo, 5G es mucho más que esto, es la posibilidad de que surjan nuevas aplicaciones que no han sido posibles hasta ahora, con perfiles de 5G IoT (mMTC) o ‘Mission Critical’ (URLLC) de alta fiabilidad y baja latencia. ¿El cambio en 5G será gradual o por saltos?, ¿está a la vuelta de la esquina o tardará? No lo sabemos.

Algunas de las aplicaciones basadas en usos avanzados pero siempre dentro del perfil eMBB pueden estar cerca. Las aplicaciones de Telediagnóstico por ejemplo están generando un enorme interés y algunas son realmente avanzadas. En un contexto de crisis sanitaria como la que vivimos, podríamos proyectar a distancia los servicios de salud, examinando a distancia posibles casos de Covid-19 con lo que sería en cierto modo un triage previo que protegiese a la vez al ciudadano y al servicio de asistencia primaria.

«¿El cambio en 5G será gradual o por saltos?, ¿está a la vuelta de la esquina o tardará? No lo sabemos»

Por otra parte, las aplicaciones 5G de media, entretenimiento, salud, teletrabajo y educación tienen mucho en común. Constituyen un mercado nuevo y a la vez técnicamente abordable porque son una evolución gradual de 4G a 5G. El motor económico de este tipo de despliegue puede venir de la mano de las aplicaciones de entretenimiento como el de la música en vivo, el gaming o nuevos tipos de redes sociales. Habría un paralelismo llamativo con la red actual de fibra y móvil 4G, cuyo modelo de negocio también se basaba en buena parte en aplicaciones de ocio y entretenimiento – video en streaming, eCommerce – y que han mostrado una relevancia social extraordinaria en esta crisis sanitaria.

En otras industrias el ritmo de adopción de 5G en otros verticales puede ser algo más lento, suponen un desafío técnico mayor porque requieren el desarrollo de aplicaciones y redes IoT o ‘Mission Critical’ además de un modelo económico por definir. Cada industria sigue su propia regulación y avanza al ritmo que imponen la oferta de tecnología disponible como la demanda del mercado.

¿Qué oportunidades podemos sacar como país del desarrollo de 5G?

Es esencial entender los mecanismos por los que 5G puede ser un motor de recuperación económica que contribuya a levantar el nivel tecnológico del país a un nivel equiparable con el de otros países de nuestro entorno. Y más en el contexto actual.

Hasta ahora nos hemos basado en la visión general de un futuro en que algunos de los sectores o verticales más representativos de nuestra economía podrán verse transformados por el efecto combinado de 5G y de tecnologías como la Inteligencia Artificial o por nuevos sistemas de identidad digital. Las previsiones apuntan a una transformación de sectores tan relevantes como los servicios profesionales, consultoría, construcción, automoción y desde luego todo el sector ICT. A los que se añaden sectores con una enorme relevancia social como los de salud, educación e infraestructuras públicas.

Más allá de esta transformación estructural, las oportunidades están asociadas al mercado de las aplicaciones basadas en 5G, hoy todavía por desarrollar. Se trata de un mercado auténticamente global, con enormes economías de escala y que se está convirtiendo en la gran locomotora tecnológica mundial. Debemos ver la dificultad y el estado temprano de la tecnología como una oportunidad económica de primer orden y no como un pretexto para retrasar el despliegue o el desarrollo de nuevas aplicaciones y productos.

Aprovechar la oportunidad de 5G, infundir confianza en las capacidades tecnológicas de nuestro país, ayudar a nuestras empresas a reducir el riesgo y acelerar su incorporación a la cadena de valor de 5G. Estas son las razones por la que nuestro país se ha dotado de un plan 5G, de una agenda de transformación digital en la que 5G ocupa un lugar clave y de un conjunto de proyectos piloto que representan un esfuerzo económico considerable. Liderar 5G significa ser capaces de conseguir un retorno económico que vaya más allá del que vendría asociado con el simple despliegue y el uso de 5G.

Hablemos de Huawei. Hay una guerra pública con la infraestructura de la multinacional china, ¿qué papel debe jugar Europa y España que dan la sensación de que están en medio de esa batalla EE.UU.-China?

El pulso comercial entre EEUU y China y la polémica en torno a la seguridad de las redes 5G son diferentes caras de una carrera tecnológica que puede en buena parte interpretarse en clave económica. China aspira a un papel internacional acorde con su peso en la economía mundial, tanto actual como histórico, el resultado ha sido un impresionante salto tecnológico hacia delante. EEUU defiende su posición de liderazgo mundial, consciente del papel esencial que la tecnología jugará en el desarrollo económico y en la seguridad. La virulencia de esta carrera tecnológica nos recuerda la importancia de 5G; recordémoslo cada vez que nos sintamos tentados de rebajar la relevancia o la urgencia de 5G.

Cada generación de tecnología móvil ha aupado a nuevos líderes tecnológicos mundiales. Sucedió con Europa en 2G, con países como Japón en 3G y con EEUU en 4G. La mera posibilidad de que vuelva a suceder en la transición a 5G o a 6G obliga a las grandes economías mundiales a tomarse 5G como una oportunidad de convertirse en líder tecnológico mundial y también como una amenaza de tener que ceder el liderazgo.

Europa logra parte de su influencia mundial gracias a su capacidad y voluntad reguladora. Dispone de un mercado interior que ninguna otra economía puede ignorar y se ha mostrado dispuesta a establecer condiciones de acceso que sientan precedente y son exportables fuera de la unión. Podemos casi hablar de un soft-power regulatorio. Esta está siendo la estrategia Europea con una reglamentación como GDPR que también ha supuesto roces con otras economías, roces que pueden ser gestionados adecuadamente en un marco internacional.

En el caso de 5G la aproximación ha sido inicialmente similar. El problema al que nos enfrentamos en el caso de 5G es que el debate en torno a la seguridad de las redes hay que interpretarlo en términos de soberanía tecnológica y económica, lo que incluye protección de propiedad intelectual, ciberseguridad, gobernanza, acceso a la financiación del I+D y reciprocidad en el acceso a los mercados. Nada de todo esto será posible o tendrá significado si no existe una industria de alta tecnología europea. Podremos jugar mucho mejor un papel apaciguador de las tensiones mundiales si recuperamos músculo tecnológico.

En este sentido, ¿estamos preparados para adoptar la tecnología de compañías europeas como Nokia o Ericsson para tener una mayor independencia?

Europa parece haber re-descubierto la idea de soberanía tecnológica, un concepto que sale fortalecido de esta crisis. Lograr una futura soberanía tecnológica europea es esencial, pero caer en algún tipo de proteccionismo comercial o tecnológico no parece ni factible ni aconsejable, haríamos a la larga un flaco servicio a las compañías europeas si creamos entornos protegidos. El mercado de la tecnología 5G es ya suficientemente estrecho como para fragmentarlo artificialmente. La preocupación por la diversidad de fabricantes de equipos de red está posiblemente en parte detrás de apuestas de la industria por interfaces de radio abiertas.

«No habrá soberanía tecnológica ni construcción europea sin un esfuerzo real por volver a incorporarnos a la carrera tecnológica mundial»

La principal baza de las empresas europeas para competir mundialmente debe ser su excelencia técnica. No habrá soberanía tecnológica ni construcción europea sin un esfuerzo real por volver a incorporarnos a la carrera tecnológica mundial. No todo puede depender de dos campeones tecnológicos europeos, es necesario volver a crear toda una industria. Europa debe definir su modelo de desarrollo e innovación y asegurar un nivel de inversión y de auto-exigencia que nos permitan competir internacionalmente.

¿Qué le parecen todas las noticias «esotéricas» en torno a la seguridad y los males que produce 5G?

Cada generación de tecnología móvil se ha enfrentado a recelos y críticas que van disminuyendo y llegan a desaparecer a medida que se evidencian las ventajas de la conectividad. Lo que es nuevo esta vez es que 5G se ve además envuelto en creencias que pretenden relacionar sucesos independientes atribuyendo responsabilidades a organizaciones o personas que supuestamente seguirían un fin oculto y perjudicial.

«Que algunos piensen que 5G es el culpable de la expansión del coronavirus es un síntoma preocupante de pérdida de confianza en las instituciones y de desconocimiento tecnológico»

Irónicamente, estas creencias nacen y prosperan gracias a Internet, a las redes móviles y a las redes sociales. Aunque representen a una minoría de la opinión pública, son un síntoma preocupante de pérdida de confianza en las instituciones, de desconocimiento tecnológico, de miedo ante la falta de control sobre lo que nos sucede y de fragilidad del pensamiento crítico.

Es necesario fortalecer el razonamiento crítico y, en todos los niveles, también debemos explicar mejor tecnologías como 5G, incluyendo una idea razonablemente completa y abordable de cómo funciona, evitando presentarla como algo caído del cielo y que nos es impuesto. A veces nos limitamos a exponer las ventajas que traerá la tecnología en nuestra vida cotidiana, es un enfoque paternalista que presupone que el ciudadano no es capaz de entenderla. Debemos incluir en esta labor didáctica los retos económicos de la tecnología como algo que va a influir en el porvenir económico y laboral del país y de nuestros ciudadanos.

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