All4Sec, ha explicado que en el mundo del blockchain, el desarrollo del concepto de “wallets” se ha convertido en un elemento clave de cualquier cripto-aplicación.
Los monederos electrónicos —o wallets— vienen a ser la identidad digital de un usuario cuando este pretende acceder a un servicio, o el comprobante de la propiedad de un valor cuando se quiere transaccionar con criptomonedas.
Nuevos activos para los wallets
Desde su propia concepción, los wallets se han asociado a repositorios de criptomonedas, como Bitcoins o Ethereums. Sin embargo, su uso no solo se circunscribe a ese tipo de activos. En general los wallets se aplican a cualquier valor definido en el mundo del blockchain sobre el que se asume una propiedad.
Así, por ejemplo, recientemente han surgido conceptos como NFT —No-Fungible-Tokens— que responden a activos digitales no fungibles cuya propiedad representa los derechos de una persona sobre elementos tan dispares como diseños gráficos, avatares o simples tuits. No hace mucho, se pagó más de sesenta millones de dólares por una imagen creada con 5.000 fotografías que recogía diferentes situaciones ocurridas durante la pandemia.
Hace unos meses, el fundador de Twitter, Jack Dorsey, vendió por casi tres millones de dólares, un NFT con el primer tuit que publicó. Incluso, más recientemente aún, algunos conocidos deportistas españoles han ofertado creaciones digitales basadas en sus imágenes públicas.
De alguna forma, podríamos decir que el mundo digital ha encontrado en el blockchain una forma de monetizar sus infinitas creaciones.
X-to-earn
Algunos expertos han percibido un cambio de paradigma en este modelo y lo han denominado “X-to-earn”. Un modelo que generalizado podría llegar a transformar el sistema de relaciones laborales del mercado.
No en vano, el capital y el trabajo son las dos principales fuentes de generación de ingresos, y los “X-to-earn” lo han adaptado al mundo del blockchain: el capital queda recogido en los activos —NFT o criptomonedas— que gestionan; y el trabajo se expresa en forma de participación en una actividad —sea esta de formación, de monitorización, de opinión, de computación, etc.
Se trata de un esquema de relación que podría aplicarse a actividades como, los juegos (play-to-earn), la formación (learn-to-earn), la creatividad digital (create-to-earn), el trabajo (labor-to-earn) o incluso los sistemas de decisión (participe-to-earn). Si se piensa un poco, una cripto-actividad trataría de emular la actividad humana transformando sus resultados en cripto-ingresos.
X-to-earn: la importancia de los “wallets” en la economía del blockchain
Ejemplos
En la actualidad existen múltiples iniciativas en el mundo cripto que implementan el modelo “X-to-earn”. Por ejemplo, pagan por aprender una tecnología, apostando a que con ello se desarrollará su mercado —al más puro estilo de las licencias gratuitas que muchos fabricantes ceden a determinadas organizaciones para crear una base de usuarios.
También hay iniciativas dirigidas a definir nuevos modelos de inversión colectivas, formas impartir justicia, jugar o incluso gobernar —por ejemplo, decidir en cada momento quién representa mejor los intereses de un ciudadano, con independencia de los representantes elegidos en votación electoral—.
Y así podríamos seguir con un sinfín de ideas rupturistas que intentan trasformar el esquema relacional tradicionalmente aceptado. Es evidente que el uso del blockchain está extendiendo su modelo a entornos hasta ahora poco explorados.
Wallets y más wallets
Lo relevante de este nuevo modelo es que todas esas aplicaciones estarán gestionadas, de una u otra manera, a través de wallets que serán sometidos a múltiples amenazas. Un claro ejemplo lo encontramos en el reciente robo de NFTs en monederos MetaMask asociados a varias plataformas de aplicaciones de cripto-juegos que también implementan el modelo “X-to-earn”.
Se trata de juegos que gestionan avatares y NFTs que se compran y venden en el mercado. Por eso su protección resulta indispensable. En la actualidad, la oferta de wallets es extensa, desde soluciones software (locales o en la nube) a elementos físicos que actúan como cajas virtuales de depósitos.
Todos ellos son capaces de almacenar e interactuar con múltiples cripto-activos, aunque no todos son interoperables. Es decir, en ocasiones se requieren múltiples wallets para guardar distintos tipos de activos. Por eso su desarrollo —y convergencia— se convertirá en un elemento clave en el futuro.
De cualquier forma, si se quiere apostar por este modelo debemos asumir que por el momento el desarrollo de los wallets resulta parcial. Es evidente que la tecnología los hará evolucionar a medida que las aplicaciones en torno al blockchain empiecen a consolidarse.
Su protección se hará indispensable y sus funcionalidades deberán mejorarse y adaptarse a esos nuevos desarrollos con el objetivo de evitar que caigan en manos de los ciberdelincuentes. El reto pues parece estar servido.