Las prácticas de
privacidad se están convirtiendo en un indispensable para todas las empresas, con el fin de que los datos de sus clientes se empleen de la manera más correcta.
Así lo desprende
Cisco, ante el Día Internacional de la Privacidad, en su sexto estudio anual Data Privacy Benchmark. Donde se analizan las actitudes de las empresas hacia normativas como el RGPD y la adopción de prácticas y métricas para evaluar el compromiso corporativo en 26 países incluido España.
“Cuando se trata de ganarse y generar confianza, el cumplimiento con las normativas no es suficiente. La transparencia es la principal prioridad de los consumidores, que debe ir en consonancia con la aproximación de las empresas”, apunta Harvey Jang, Vicepresidente y Director de Privacidad en Cisco.
Prácticas de privacidad
La inversión en soluciones para preservar los datos confidenciales sigue aumentando por su elevado ROI. Pues, un 74% de las consultoras en España afirman estar obteniendo un valor empresarial significativo de la privacidad, incluyendo:
- la creación de confianza con los clientes
- la reducción de los retrasos en las ventas
- la mitigación de las pérdidas derivadas de las filtraciones de datos
Prácticas de privacidad, las empresas españolas ya avanzan en esta materia
Los encuestados españoles cifran este ROI en 1,4 veces (1,8 en el mundo) frente a la inversión, que en España ha aumentado un 28% en el último año. Además, la legislación en materia de privacidad sigue siendo muy bien recibida. El 84% de las organizaciones españolas consideran que estas normativas tienen un impacto positivo.
IA y localización de datos
A pesar del aumento de estas prácticas, el uso de
IA para analizar los datos preocupa a siete de cada diez consumidores en España. Y es que, aunque las empresas consideran que la toma de decisiones automatizada se realiza de forma transparente, un 35% de españoles han perdido la confianza en proveedores por sus prácticas de IA.
Igualmente, aunque la gran mayoría de empresas creen que los datos estarían más seguros almacenándose en su país o región, muchos consumidores no están dispuestos a ‘sufragar’ esta medida: casi la mitad de los consultados en España lo rechazarían si encarece el precio de los productos o servicios adquiridos.