Compuware ha encargado un nuevo estudio a Forrester Consulting sobre las consecuencias para el negocio del bajo rendimiento de las aplicaciones críticas, dato de especial relevancia en los actuales momentos de crisis económica. La principal conclusión del estudio revela que el 64% de los responsables de tecnología entrevistados, declaraban que un mal rendimiento de las aplicaciones incide directa y significativamente en importantes perdidas financieras para las empresas. Además de ello, y a pesar de esta evidencia, el estudio también desvela que los departamentos de TI siguen enfocando el rendimiento de sus aplicaciones de manera reactiva y sólo cuando ocurren incidentes.
El estudio patrocinado por Compuware ha sido llevado a cabo en todo el mundo con entrevistas a 398 responsables de tecnología de empresas y encargados de la gestión de los niveles de servicio y gestión del rendimiento de las aplicaciones. El estudio, disponible en www.compuware.com/applicationperformance, incluye por primera vez a China, y en él se muestra detalladamente el impacto en los resultados financieros derivado del bajo rendimiento de las aplicaciones, así como recomendaciones clave para actuar de manera proactiva.
Entre las conclusiones más destacadas del estudio, merecen destacarse datos como que el 47% de los encuestados declaran que a pesar de que sus herramientas de monitorización reflejen que las aplicaciones están funcionando correctamente, los usuarios finales de las mismas se quejan de bajo rendimiento. Igualmente, un 64% declara que muchos problemas de rendimiento no son detectados hasta que se producen las quejas por parte de los usuarios finales.
El estudio también desvela que una vez descubierto un problema de rendimiento, el 55% de las organizaciones deben disponer de al menos 6 personas encargadas de localizar, diagnosticar y resolver el bajo rendimiento, en lo que podríamos llamar un ineficiente “comité de crisis”.
Por último, el estudio demuestra que el 58% de los encuestados identifican el aumento de la complejidad de las aplicaciones como un reto clave, un hecho que Forrester predice que se acelerará con la introducción de aplicaciones basadas en arquitecturas orientadas a servicios y con las tecnologías de virtualización.
Estos resultados demuestran que monitorizar las aplicaciones solamente de manera tradicional no permite identificar de manera efectiva los problemas de rendimiento. Además, esta práctica no hace avanzar a las organizaciones desde una postura reactiva a una proactiva.
A lo largo del estudio, Forrester Consulting afirma que las organizaciones que no inviertan en soluciones de gestión del rendimiento capaces de consolidar datos a través de todos los “silos” tecnológicos, incluyendo la multitud de aplicaciones que corren en paralelo, no serán capaces de proporcionar a sus clientes un servicio proactivo, global y basado en el negocio.
Para superar estos retos, Forrester Consulting recomienda una aproximación integral a la gestión del rendimiento, incluyendo una gestión del servicio tanto interna como externa, como única forma de entender los servicios desde el punto de vista del negocio. Forrester también recomienda monitorizar la experiencia de los usuarios finales, ya que las impresiones de los usuarios son el aspecto más importante para valorar el rendimiento de una aplicación. Además, esta actitud permite una identificación y resolución proactivas de los problemas.
