Si alguien pensaba que la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca iba a suponer una relajación en los diferentes vetos que impulsó Donald Trump, se equivocaba por completo. El demócrata no sólo ha mantenido todos ellos, sino que los ha incrementado.
Ahora, y tal y como ha informado la prensa norteamericana, la Administración estadounidense va a detener todas las licencias de exportación de tecnología estadounidense a Huawei. Hasta el momento había una serie de empresas que tenían permisos para seguir exportando determinados productos a Huawei. Ese era el caso de Qualcomm que poseía una licencia de exportación con la que podía suministrar chips para los smartphones del gigante chino. La Casa Blanca pretende acabar de forma definitiva con esas excepciones para imponer una prohibición total a la venta de productos a Huawei. Muchas de esas empresas que poseían esos permisos ya han sido informadas de que no se les renovará la licencia.
El trasfondo real
Huawei, en realidad, es sólo la punta del iceberg. A fin de cuentas, el veto inicial de Trump supuso que perdiera su posición de liderazgo en el mercado del smartphone. Ahora mismo, es un jugador que ha quedado totalmente en fuera de juego y que incluso le ha llevado a cerrar tiendas en los principales centros neurálgicos de las grandes capitales ante la caída de las ventas.
Biden pretende acabar de forma definitiva con las excepciones que tenían empresas como Qualcomm para vender productos a Huawei
Sin embargo, desde el primer momento, Huawei empezó a variar su estrategia centrándola en la nube y en otros apartados como el desarrollo de la inteligencia artificial. La empresa cuenta con todo el poderío financiero del estado chino, así que perder su posición en el mercado del smartphone no parece que le haya afectado mucho toda vez que sigue vendiendo terminales en un mercado tan grande como el suyo propio.
Además, Huawei, con una plantilla de casi 200.000 trabajadores, se ha mantenido como el principal fabricante de equipos de red donde tiene una posición dominante en China y también ha conseguido que otros países sigan confiando en su tecnología a pesar de las presiones norteamericanas. Sin embargo, el veto norteamericano le ha supuesto un duro golpe y por ello ha pasado a centrarse en desarrollar soluciones para fábricas, hospitales, puertos, centrales eléctricas y otros clientes industriales. Asimismo, está invirtiendo ingentes sumas en el desarrollo del coche autónomo donde tiene 3.000 personas trabajando en ello.
¿Nerviosismo norteamericano?
Pero Huawei proporciona titulares y permite vender al presidente norteamericano la mano dura que se ejerce contra el rival chino y de paso, mantener a su electorado y evitar las críticas y ataques de la facción republicana. Así que, en los últimos meses la ofensiva sobre la multinacional se ha multiplicado.
Este último movimiento es uno más y se produce en un momento en el que Washington está presionando a países aliados para impedir que China siga desarrollando tecnología sofisticada que le permita desarrollar semiconductores, en vez de tener que adquirirlos, y que le daría ventajas importantes en apartados tan dispares como la inteligencia artificial, la computación cuántica o el desarrollo de armamento hipersónico.
Da la sensación de que en la Casa Blanca están nerviosos con el desarrollo tecnológico chino y sobre todo con su capacidad para fabricar semiconductores. En octubre ya prohibió a sus empresas que exportaran herramientas que pudieran ser usadas para su fabricación. Y la semana pasada y fruto de las presiones, consiguió que Japón y los Países Bajos impusieran restricciones para que las empresas niponas y holandesas dejaran de exportar equipos de fabricación de chips a China.