La autenticación de usuarios a través de contraseña, un método que ha estado en uso durante 60 años, es el principal desafío para las organizaciones en la lucha contra brechas de seguridad y fraudes, así lo plantea G+D.
Y es que, según la Encuesta Europea de Seguridad de IDC 2022, el manejo deficiente de contraseñas se ha convertido en el principal problema en el control de identidad y accesos en el 44% de las empresas europeas.
“En un momento en el que los delincuentes se adaptan rápidamente a las medidas de seguridad y atacan las vulnerabilidades en los sistemas corporativos y las personas, dejar atrás las contraseñas es un paso crítico para reducir la vulnerabilidad de una organización y proteger a los clientes», afirma Quintin Stephen, responsable comercial de Autenticación a nivel global de G+D.
Autenticación multifactor sin contraseña
La compañía sostiene que las contraseñas y los códigos OTP son métodos del pasado y aboga por soluciones de autenticación multifactor sin contraseñas, que no solo combaten el fraude, sino que también mejoran la experiencia del usuario.
Por su parte, en el sector financiero, consideran que utilizar un ID y una contraseña para el inicio de sesión en sitios web o aplicaciones no es el método más adecuado, ya que el 89% de las brechas de seguridad en aplicaciones web en 2021 se debieron a contraseñas robadas o comprometidas, según datos de la Alianza FIDO.
G+D aboga por el uso de autenticación multifactor sin contraseña para combatir brechas de seguridad y fraudes
Además, las contraseñas son un problema para los consumidores, ya que tienden a reutilizarlas, dejando todas sus cuentas vulnerables en caso de una filtración de datos. Por lo que, aunque se han introducido métodos de autenticación multifactor como contraseñas de un solo uso y SMS para reducir riesgos, estos tienen limitaciones tanto para los clientes como para las entidades.
Qué deben implementar las empresas
G+D considera que lograr un equilibrio entre una experiencia de usuario perfecta y una seguridad sólida es fundamental en las soluciones de autenticación. Esto implica gestionar la complejidad de la seguridad back-end y ofrecer un proceso unificado para el usuario final.
Así como la optimización de la autenticación multifactor (MFA) a través de la combinación de factores biométricos, como el rostro, iris y huellas dactilares, junto con otros factores, para crear un mecanismo sin contraseñas que garantice esta equidad.