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Atos Origin y el Ayuntamiento de Barcelona impulsan las ‘Smart Cities’

La compañía internacional de servicios de tecnologías de la información (TI) Atos Origin, a través de su nodo de I+D+i Atos Research & Innovation, lidera la difusión de los resultados del proyecto Open Cities, que, co-financiado por la Unión Europea, pretende impulsar la colaboración entre administraciones locales y ciudadanos mediante las nuevas tecnologías.

Para ello, durante los próximos dos años y medio, un consorcio de 15 socios pondrá en práctica el proyecto en cinco ciudades europeas, seleccionadas por su carácter representativo e innovador: Barcelona, París, Berlín, Ámsterdam y Helsinki, para lo que cuentan con un presupuesto de 5,8 millones de euros.

Por parte española, además de Atos Origin España, participan su filial Tempos 21, la agencia Barcelona Activa del ayuntamiento de esta ciudad, la Universitat Pompeu Fabra y la escuela de negocios Esade, que colaboran con otras diez entidades de Alemania, Francia, Holanda y Finlandia.

Open Cities pretende trasladar al sector público municipal lo que en el mundo de las nuevas tecnologías se conoce como Innovación Abierta, que ha venido desarrollándose sobre todo en el sector privado. La Innovación Abierta consiste en la utilización, por parte de una organización, de recursos externos a sí misma para avanzar en sus proyectos de investigación y desarrollo, generando un fenómeno de crowdsourcing mediante el cual personas ajenas a dicha organización aportan sus ideas y experiencias.

En el caso del sector público, si tiene lugar en el ámbito local, la Innovación Abierta se enmarca en el concepto “smart cities” o ciudades del futuro, de forma que la organización es la administración municipal y los recursos externos a ésta, los propios ciudadanos o sus empresas. Se trata, entonces, de crear entre ambas partes plataformas y redes de comunicación para que puedan colaborar, de la manera más eficiente posible, en la resolución o mejora de cuestiones referentes a la vida en sus comunidades.

Las cinco participantes en Open Cities aportan al proyecto algunos de los programas de innovación que tienen ya en marcha para que, en una primera fase, los miembros del consorcio los analicen y evalúen y, en una segunda, extrapolen los de cada una de ellas al resto de ciudades.

Barcelona contribuye con su amplia red WiFI municipal, que permite la prestación de dos clases de servicios: internos para trabajadores dependientes del ayuntamiento (policías, empleados de mantenimiento, responsables de cámaras de videovigilancia, etc.) y abiertos para ciudadanos. Estos últimos únicamente necesitan un equipo con conexión wireless, sea un móvil, una  PDA o un portátil, para navegar por internet en los 185 equipamientos municipales donde está operativa la red, que alcanza actualmente a un número potencial de usuarios cercano al millón, las dos terceras partes de la población de la ciudad.

Open Cities analizará la red WiFi barcelonesa para valorar, por un lado, su idoneidad como plataforma con la que interconectar los diferentes sensores que, repartidos por el municipio, realizan mediciones en tiempo real de variables de todo tipo: temperatura, contaminación, tráfico de vehículos, ruido… Por otro, la posibilidad de recopilar a través de dicha red toda esa información y hacerla pública mediante una solución tecnológica segura y estandarizada para que los ciudadanos la consulten y se involucren en los procesos de innovación urbana.

En lo que respecta al resto de ciudades, Ámsterdam presenta en Open Cities un programa piloto de crowdsourcing  a través del cual, a comienzos de 2010, el ayuntamiento solicitó a sus ciudadanos propuestas vía online respecto a tres cuestiones: el problema de la escasez de aparcamiento para bicicletas, el rediseño del Barrio Rojo para reducir la criminalidad y atraer nuevos negocios y la sostenibilidad en el consumo de energía en los hogares. Las autoridades  están valorando actualmente el más de un centenar de ideas recibidas para poner algunas de ellas en práctica a corto plazo.

Por su parte, Helsinki está desarrollando un proyecto sobre servicios urbanos digitales destinados a tecnologías “ubicuas”, es decir, integradas ampliamente en la actividad cotidiana, como los teléfonos móviles. Una parte esencial de dichos servicios es el acceso, por cualquier persona y desde cualquier sitio, a información pública de todo tipo, creando la llamada “Helsinki Region Infoshare”. En una línea similar, Berlín aporta a Open Cities el trabajo del instituto de investigación Fraunhofer FOKUS, centrado en estandarizar internacionalmente los documentos para que el intercambio de información sea más rápido y eficiente entre organizaciones y personas.

Finalmente, París presenta su Plataforma TDT, un programa de innovación sobre banda ancha de alta velocidad en fibra óptica para fomentar el uso de redes de este tipo por parte de empresas y emprendedores. Se trata de un claro ejemplo de colaboración público-privada, pues la plataforma está patrocinada tanto por entidades privadas como por organismos públicos a diferentes niveles: estatales, regionales y locales.

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