La adopción del cloud está convirtiéndose en el eje central de muchas estrategias empresariales porque ha quedado demostrado que permite equilibrar algunas de las cargas inherentes a los centros de datos propios y abre nuevas oportunidades estratégicas.
Según un informe de Gartner, la diversificación de infraestructuras continúa aumentando a buen ritmo y en el 2025 se prevé que el 85% de las estrategias incorporen diversificación de infraestructuras. Esto supone un crecimiento importante frente al 20% que existía en 2020.
La pregunta clave en este sentido para muchas entidades es ¿Por qué optar entonces por el “colocation”?
Resulta innegable que la mayoría de los profesionales del sector han reconocido que la migración al cloud no es una posibilidad, sino una futura realidad. Pero hay un matiz importante: no todas las cargas de trabajo serán adecuadas para el cloud público. Factores como la latencia, la seguridad y los costes determinarán las decisiones que tomemos. En un futuro próximo, la respuesta para la mayoría de las organizaciones probablemente no sea una estrategia puramente de cloud, sino híbrida. Y probablemente, incluya “colocation”.
¿Por qué, entonces, optar por “colocation”?
Sin duda, la adopción del cloud ofrece a las empresas formas muy escalables y rentables de disfrutar de una computación y un almacenamiento de datos ilimitados, lo que resulta muy factible si se parte de las cargas de trabajo adecuadas. Y, sin embargo, el mercado muestra que el “colocation” también está experimentando una rápida adopción pese al auge del cloud. Se puede interpretar el valor de el “colocation” de dos maneras:
- Como un facilitador del cloud: El “colocation” ofrece un valioso puente al cloud, al permitir desarrollar y entregar estrategias privadas e híbridas en un modelo fiable.
- Como una estrategia por derecho propio: En la mentalidad centrada en las cargas de trabajo que han adoptado muchos equipos de TI, el “colocation” no se reduce a una mera «alternativa», sino que es algo más. Es un fin en sí mismo. Esto se debe a que unas instalaciones de “colocation” bien gestionadas ofrecen una alta disponibilidad, resultan seguras desde el punto de vista físico y digital, permiten contar con edificios certificados por niveles, ofrecen una gestión específica y aportan atractivas mejoras en términos de eficiencia y de la nueva agenda de sostenibilidad.
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