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RR.HH e IA

La Revolución de la Inteligencia Artificial

La Revolución de la Inteligencia Artificial: A lo largo de la historia de la informática se han producido tres revoluciones que lo han cambiado todo. En los años 70, la aparición el ordenador personal democratizó la capacidad de cálculo; hasta ese momento, sólo las grandes corporaciones, agencias gubernamentales y algunas universidades podían permitirse el lujo de adquirir un exorbitantemente caro mainframe. En los años 80, la aparición de Internet, la llamada red de redes, democratizó el acceso a la información; antes, sólo aquellos que tenían la posibilidad de acceder a las grandes bibliotecas tenían acceso al conocimiento.

Finalmente, el cambio de milenio nos trajo el smartphone y la movilidad, lo que nos liberó y nos permitió acceder a la capacidad de cálculo y de conocimiento en cualquier lugar y momento, dando un primer paso hacia el tan debatido transhumanismo. La década de los años 20 del siglo XXI se recordará como el inicio de la cuarta revolución, de la mano de la IA generativa, que promete democratizar la inteligencia con herramientas como ChatGPT que nos brindan la posibilidad de ser más “inteligentes”.

La inteligencia artificial tiene el potencial de transformar las incertidumbres del negocio en una hoja de ruta bien definida que nos permita un crecimiento sin precedentes. Cada vez son más los casos de uso y aplicaciones en todos los sectores económicos, y con la llegada de Ia IA generativa y su aplicación estrella, ChatGPT, el interés por conocerla y usarla se ha multiplicado.

Pero también se han puesto sobre la mesa numerosos interrogantes: ¿Cómo utilizarla? ¿Qué implicaciones tiene su adopción para las empresas y las personas? ¿Nos dejará sin trabajo? ¿Aumentarán las desigualdades? Tenemos que ser optimistas y esperar que la IA nos traiga nuevas oportunidades, riqueza y bienestar social pero, al mismo tiempo, debemos prepararnos para un posible mal uso, lo que podría tener consecuencias muy graves.

No hay ningún sector económico en el que el desarrollo de la IA no haya impactado de una u otra forma. Nadie quiere quedarse atrás en lo que posiblemente sea la mayor revolución de la Era Digital. Todas las organizaciones buscan aprovechar su potencialidad, capacidad y eficacia, para aplicarla en su actividad diaria y no perder competitividad.

Observamos a diario que, en el ámbito corporativo, todas las empresas están aprovechando el Big Data y la Inteligencia Artificial (IA) para perfeccionar sus procesos, economizar costos y administrar sus recursos de manera más eficiente. Algunos ejemplos destacables incluyen una eficiencia mejorada en las entregas mediante rutas optimizadas en logística, o la supervisión de infraestructuras a distancia gracias a drones y visión artificial.

Inteligencia Artificial

La IA también está transformando la manera en que las empresas interactúan con sus clientes y cómo garantizan una experiencia satisfactoria para ellos, analizando su comportamiento, creando nuevos productos y servicios, y abriendo nuevos canales de venta. De igual manera, la IA está contribuyendo a una gestión de negocio más eficaz, anticipando los principales indicadores financieros mediante la identificación de patrones basados en datos. Incluso en la gestión de talento, esta tecnología está facilitando el desarrollo de perfiles profesionales personalizados y promoviendo una formación continua.

Es interesante observar que uno de los desafíos más difíciles que plantea la Inteligencia Artificial es la falta de talento. La formación de profesionales especializados en un entorno cambiante, así como la adaptación de la oferta educativa actual para facilitar la actualización de los profesionales de cualquier campo, se presenta como un obstáculo para el desarrollo de esta tecnología en las empresas. Aunque sin duda, el reto más grande es la utilización de las capacidades de la IA para mejorar la convivencia humana, no para deteriorarla. Porque, ¿qué ocurrirá si esta invención cae en manos de los “malos”?

Como señales de advertencia en este último aspecto, pueden surgir problemas relacionados con el manejo de datos biomédicos individualizados: actualmente, hay cirujanos que abogan por retomar el diálogo con el paciente y sus síntomas, relegando las métricas de IA a un segundo plano.

También puede haber problemas con la utilización de perfiles que conduzcan al algoritmo a la exclusión de ciertos profesionales debido a discriminación por edad; la usurpación de identidad o la difusión de noticias falsas. En este último punto, las imágenes extremadamente realistas en situaciones comprometidas que la IA generativa ha creado de personajes famosos como el Papa Francisco o Donald Trump son de tal calidad que hacen que la

realidad y la ficción sean casi indistinguibles. Este hecho, combinado con la gran capacidad para generar información en poco tiempo, hace que la IA, junto con el alcance de las redes sociales, pueda convertirse en una máquina de alineamiento con consecuencias impredecibles. Por eso se antoja imprescindible, para que la revolución que trae la IA no nos arrastre como un tsunami, contar con un marco legislativo que establezca reglas básicas de juego limpio, que defina qué se considera una práctica inapropiada, y que vaya más allá de la privacidad y la seguridad de los datos, pero que a la vez sea flexible y no coarte la innovación.

Ahora, más que nunca, debemos salvaguardar nuestra esencia humana para poner la Inteligencia Artificial a nuestro servicio, transformándola en una Inteligencia Facilitadora que potencie nuestras habilidades como seres humanos.

Autor: Rafael García Leiva. Innovation Manager. Vodafone Business

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