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2008041402. Retos y oportunidades que conlleva SEPA

Dentro de la UE, el euro es la moneda oficial de trece países, y también lo utilizan organizaciones de negocio y financieras que todavía no lo han adoptado como Reino Unido. La SEPA se ha concebido para que los pagos se hagan de forma más eficiente en la Unión. Para el hombre de la calle, supone que podrá utilizar su tarjeta de pago en un punto de venta y cajeros sin cargos adicionales, así como transferir fondos entre cuentas y hacer pagos online a cualquier persona o empresas con una sola cuenta en Europa.
Detrás de esto, sin embargo, se requiere un cambio fundamental tanto en la práctica de negocio como en la infraestructura que necesitan las entidades involucradas en el procesamiento de los pagos. Esto incrementará la competencia en el continente y la disponibilidad de los sistemas de TI que soporte el procesamiento de los pagos será un factor diferenciador en el futuro, junto con la capacidad de proporcionar servicios innovadores.
Entre los beneficios de la SEPA figuran una integración más estrecha entre los sistemas de pago europeos, así como una armonización de los entornos legislativos de todos los países involucrados. Su propósito es ofrecer mejores servicios para los consumidores mediante un incremento de la competencia, un procesamiento de las transacciones más eficientes, y una mayor transparencia de los niveles de servicio y los precios.
Éste es un objetivo político admirable y está pensado para facilitar el movimiento de bienes y servicios dentro de la UE. Sin embargo, realmente coordinar las diferentes redes que existen en los diferentes países es otra historia. Cada Estado miembro tiene su propio sistema de regulación de pagos y una multitud de diferentes márgenes de tiempo de liquidación, procesos operacionales y modelos de precios a considerar.
Ofrecer un entorno de pagos común es, en consecuencia, una enorme empresa para todas las organizaciones involucradas, dados los plazos de tiempo que la Comisión Europea y el Banco Central Europeo han puesto. A finales de 2007, las instituciones financieras y los procesadores de pago tenían que tener productos conformes con SEPA, y en 2010 es la fecha final para que todos los sistemas de pago cumplan con estas directrices y el retiro paulatino de los productos no cumplan con la SEPA.
Hay un gran número de organizaciones que se verán afectadas por la introducción de la SEPA. Desde los proveedores de servicios financieros como los bancos a todos los procesadores de pago, tendrán un gran impacto tanto en los procesos de negocio como en los de TI requeridos para cumplir con estos procesos. Para los bancos, el mayor impacto es que las organizaciones no serán capaces de llevar a cabo pagos transfronterizos, lo que supondría que se reducen sus ingresos. Esta caída se suma al coste de cumplir con la nueva legislación.
Al despliegue de la SEPA no le ha ayudado el lento progreso de la Directiva de Servicios de Pago, por la cual la Comisión Europea regula cómo deben procesarse los pagos dentro y entre los Estados miembros. La Directiva se finalizó en abril de 2007 y ahora tiene que ser ratificada por cada uno de los Estados, lo que tendrá lugar ahora en 2008. Incluidos en la Directiva hay una serie de requisitos comunes para los proveedores de servicios de pago para asegurar que todas las transacciones se procesen de forma transparente y un conjunto de derechos y obligaciones tanto para los usuarios como para los proveedores.

Desafíos que vienen

La SEPA ha tenido que afrontar un gran criticismo, principalmente de las grandes organizaciones bancarias a las que afecta. Esto se ha centrado en dos áreas principales: la falta de un caso práctico para el despliegue y los cortos periodos de tiempo que tienen las organizaciones para adoptarla. A muchos bancos no les gusta que los productos que cumplen con SEPA tengan que estar en el mercado antes que las leyes que dispongan cómo deberían procesarse los pagos, puedan ser ratificadas por los Estados miembros.
La mayor preocupación es el coste total que supone cumplir con las regulaciones. Con la pérdida de los ingresos existentes del procesamiento de pagos transfronterizos, muchas organizaciones ven los cambios sustanciales que serán requeridos con desconcierto. Los beneficios a corto plazo de este requisito son la velocidad de las transacciones y hacer más sencillo el negocio de pagos, pero esto no se aplica a la amplia mayoría de las transacciones que los bancos procesarán en nombre de sus clientes. Puede que se incrementen los costes de otros servicios para enfrentar el déficit de los ingresos.
Desde una perspectiva de TI, SEPA requerirá una gran inversión para cambiar las arquitecturas existentes, así como en nuevo hardware para ocuparse de los servicios que se están desplegando. Tomarse el tiempo necesario para examinar los procesos de negocio existentes ahora conllevará dividendos a más largo plazo, ya que mostrará que las inversiones iniciales hechas ahora pueden eliminar posiblemente gastos en el futuro. Así, las organizaciones sabrán dónde se requiere una inversión y qué áreas cumplen con la SEPA y qué áreas se pueden priorizar.

Oportunidades

Uno de los principales beneficios de la SEPA para las compañías es la creación de una nueva organización de gestión de los pagos: la Institución de Pagos, una categoría diseñada para gestionar pagos más pequeños, comparada con los grandes procesadores y los bancos. Este tipo de institución puede proporcionar tanto servicios de pagos como otros ligados al procesamiento de éstos, como el cambio o acceso a los sistemas de pagos para propósitos de compensación o liquidación.
Sin embargo, no podrán ocuparse depósitos de los clientes o proporcionar servicios que requerirían un nivel de escrutinio similar al de los bancos. Los honorarios pagados por sus clientes necesitarían separarse del dinero que se transfiere y otros fondos que se procesan. Aunque una institución de pagos debería estar sujeta a un gobierno corporativo y a una regulación menos estricta que un banco, el tipo de actividades de negocio en las que podrían tomar parte son fundamentalmente más aplicaciones de nicho y proporcionarían un servicio al cliente personalizado, más que economías de escala. Para estas nuevas organizaciones, o nuevas armas de instituciones existentes, la disponibilidad de los sistemas tecnológicos jugará un papel crucial a la hora de conocer las necesidades de los clientes.
Los procesadores de pagos podrán también beneficiarse de las oportunidades de mercado que nacen con la SEPA. Estas organizaciones suministran servicios especializados para la realización de pagos a la banca minorista, a los emisores de tarjetas, a las corporaciones, etc. La SEPA les permitirá ampliar su alcance en los Estados miembros de la UE mediante el desarrollo de infraestructura, asociaciones, joint ventures, pero también serán necesarios estándares comunes e inversión en nuevos sistemas.
Hay algunos procesadores que ofrecen ya sus servicios en varios Estados de UE, como servicios de de facturación de backend para la emisión de tarjetas, por ejemplo. La SEPA está llevando a un incremento de la estandarización del mercado y esto podría traducirse en un aumento de las oportunidades para entrar en nuevos mercados y más en que más procesadores cubran múltiples países. Con una infraestructura común desarrollada, pueden alcanzar mayores economías de escala y, así, ampliar el mercado de pagos.
Los bancos en general, sean del tamaño que sean, podrán también ampliar sus negocios, tanto la banca de retail como la corporativa, ya que podrán expandir el rango de servicios que ofrecen gracias a la flexibilidad adicional que la SEPA va a dar.
La banca minorista tiende a centrarse hoy en mercados individuales y son muy pocas las entidades que están en la totalidad del mercado europeo. La llegada de la SEPA puede cambiar esto: la adquisición de Abbey por el Banco Santander, y las ofertas de ABN Amro por Barclays y el Royal Bank de Escocia evidencian que este tipo de bancos se están consolidando en Europa. La consolidación transfronteriza les ayudará a asumir los costes de la SEPA y a poner en marcha economías de escalas. Estos movimientos aumentarán sus posibilidades de ofrecer servicios en más países, no sólo donde tienen sus oficinas físicas.
Gestionar esta potencial entrada en nuevos mercados geográficos tendrá que ser cuidadosamente planeado: aparte de la tecnología y las cuestiones de disponibilidad a la hora de proporcionar un servicio sin una oficina física que les respalde, existen implicaciones financieras y culturales a considerar. Moverse en un mercado necesitará que las operaciones de soporte estén siempre disponibles y comprender bien los requisitos de la banca local. Esta aproximación puede realizarse a través de acuerdos o mediante outsourcing. En el futuro, si se necesita una ubicación física, se podrían cerrar más alianzas con organizaciones que suministren servicios a las comunidades locales.
También hay más oportunidades de desarrollo para la banca corporativa. Las empresas multinacionales mueven fondos diariamente para pagar a sus suministradores, recopilar los ingresos y asegurarse de que minimizan sus costes de transacciones. Actualmente, las corporaciones necesitan relaciones con múltiples bancos en diferentes mercados y muchas cuentas para realizarlo. Debido a la gestión que esto implica, incurren en importantes costes administrativos en operaciones y gestión.
Con la SEPA, tienen una oportunidad para conseguir mayor cobertura geográfica y servicios que ofrezcan a las multinacionales unos servicios de banca completos, con calidad de servicio y velocidad de respuesta como diferenciadores clave: la disponibilidad de los sistemas y cumplir los acuerdos de nivel de servicio serán áreas críticas en las que invertir para moverse a este modelo de negocio.
El sector minorista también se va a ver afectado por este cambio a una única área de pago. El mayor impacto será para las compañías con operaciones en múltiples Estados miembros, como grandes supermercados o cadenas de retail. En lugar de tener múltiples relaciones en cada territorio, pueden firmar con un único proveedor para toda la zona SEPA. Así, ambos se beneficiarán de economías de escala en términos de ahorro de costes, precios reducidos e incremento de los incentivos.
El nuevo entorno de pagos proporcionará más capacidad a la hora de elegir a los proveedores de servicios de pago, y las empresas podrán conseguir mejores acuerdos para procesar sus pagos. En el futuro, el paso a procesos comunes y la aceptación de pagos implicará que los procesadores podrán ofrecer servicios en toda Europa. En este entorno, la calidad de servicio y la velocidad de proceso de los pagos serán cruciales para el éxito del procesador a largo plazo.

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