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Cómo aprovechar el coronavirus para implantar una cultura del cambio en las pymes

Completamente inmersos en la crisis del coronavirus, las pymes han tenido que acelerar sus planes de transformación digital para poder seguir operando en remoto y en un escenario de cambios constantes. Veamos en qué les ha pillado el toro a las empresas y cómo pueden aprender de la situación para no cometer los mismos errores en el futuro.

Desconfiar del teletrabajo

La diferencia más visible durante esta crisis ha sido quién tenía los deberes hechos con las políticas de teletrabajo: mientras unas empresas llevaban días teletrabajando en remoto al 100%, otras seguían esperando a recibir los portátiles para poder mandar a la gente a casa. No obstante, una cosa es poder seguir trabajando en remoto y otra muy distinta es hacerlo de manera productiva, sin que afecte al rendimiento de los equipos y de manera sostenida en el tiempo. Para esto es fundamental que el teletrabajo vaya acompañado de un cambio cultural que permita a la empresa mantener su identidad y sus valores en un escenario de trabajo en remoto. Desconfiar de los empleados e intentar mantener políticas y prácticas presencialistas (horarios cerrados o ausencia de flexibilidad por citar algunas) sólo dificultarán el éxito del cambio.

Falta de procesos

Más allá del teletrabajo, uno de los puntos clave de la transformación digital en esta crisis es la falta de procesos claros y definidos. Adaptar un proceso ya existente a un escenario de trabajo en remoto y 100% digital sobre la marcha ya es complejo de por sí, pero si ni siquiera existe ese proceso de antemano, la tarea se vuelve titánica. En estos días hemos visto cómo algunos de nuestros clientes más avanzados en sus procesos de transformación digital modificaban toda su operativa en dos semanas para adaptarla a la crisis, para volver a tener que modificarla de nuevo al cabo de otros quince días. Sin una base sólida, abordar ese cambio es directamente imposible.

Las pymes han tenido que acelerar sus planes de transformación digital para poder seguir operando en remoto

Equipos y sistemas

Afirmar que para teletrabajar se necesita un equipo portátil parece evidente, pero de nuevo hay que evitar caer en lo inmediato. Para teletrabajar un día necesito un portátil, pero para teletrabajar un mes en condiciones necesitaré mis dos pantallas, mi tableta, mi elevador de escritorio… Por otro lado, los sistemas de muchas empresas que aún confían en las soluciones on premise (servidores físicos) pueden ser un terrible cuello de botella, ya que requieren estar físicamente en la oficina para conectarse al servidor o sistemas centralizados. Muchas empresas han tenido que poner en marcha VPNs a la carrera para poder teletrabajar, y esto no es un producto que se pueda adquirir en grandes superficies como un ordenador portátil.

Modelos de negocio presenciales

Probablemente una de las mayores limitaciones para muchas pymes a la hora de acelerar su transformación digital de urgencia ha estado en su mismo modelo de negocio. ¿Cómo se vuelve remoto un negocio de atención al público? Una conocida panadería madrileña ha comenzado estos días a vender por teléfono, repartir a domicilio y cobrar por Bizum. ¿Entraría esta opción en sus planes hace dos meses? Otros modelos, como los servicios asistenciales o el outsourcing, tienen difícil solución en este contexto. Los centros de enseñanza y formación -oficial y no oficial- han corrido a implantar soluciones de videoconferencia, y está por ver cómo afecta este cambio a su modelo de negocio en el futuro una vez pase la crisis. ¿Seguirá yendo la gente a aprender inglés a las academias? ¿Es relevante esa pregunta en un momento en que está en juego la propia supervivencia de la academia?

Cultura de lo presencial

De nuevo, una de las mayores barreras a la transformación digital en muchas empresas es un problema cultural y de costumbre. Digitalizar un proceso manual o que se lleva haciendo en papel muchos años es un esfuerzo que puede haberse ido despriorizando o no haber entrado nunca en los planes, porque “lo hemos hecho así toda la vida” o “ya habrá tiempo para cambiarlo”. El trabajo remoto, flexible o por objetivos está radicalmente reñido con la cultura de estar en la oficina de 9 a 19, y más todavía con la desconfianza hacia los empleados y modelos muy paternalistas de dirección.

En definitiva, la transformación digital es un proceso que requiere un cambio tanto de cultura y actitud corporativas como de operativas, procesos y compras. Las empresas que han tenido que arrancar a la carrera sus ciclos de transformación digital por la crisis del coronavirus se encuentran en una posición inmejorable para dar continuidad al proceso: se han tenido que subir al tren en marcha, pero está en su mano aprovechar el viaje y hacerlo suyo. En un escenario de incertidumbre respecto a qué nos espera a la vuelta de la crisis, sólo podemos recomendar a las pymes que no abandonen este cambio; en su lugar, es mejor convertirlo en cultura.

Por Jaime Serrano, COO y Cofundador de Cloud District

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