UBER ha pagado la irrisoria cantidad de 100.000 dólares a los hackers que reventaron su “seguridad” cuando accedieron y robaron en el año 2016 la información de los más de 57 millones de usuarios de la empresa coordinadora de viajes. Entre nosotros, de los taxis sin licencia.
El dinero, según el New York Times ha servido para que los ladrones asegurasen el borrado de los datos y firmaran un acuerdo de confidencialidad. Se trataba de nombres, direcciones de correo y teléfonos de mucha mucha gente. ¿Cuánto vale esa información, de usuarios activos del “primer mundo”? Cierto es que no valdrá tanto como lo robado a Equifax en septiembre 2017 o Yahoo en 2016.
Y lo mejor de todo, es que ese dinero está justificado contablemente como “recompensa por errores”, lo que es una práctica habitual en las compañías tecnológicas, cuando se paga a organizaciones para incentivar los ataques para detectar brechas de seguridad. Una inversión tecnológica más. La pera.
El dinero, según el New York Times, ha servido para que los ladrones asegurasen el borrado de los datos y firmaran un acuerdo de confidencialidad
Siempre conectado, siempre disponible… eso nos dice Uber en su página de inicio. No me preocupa personalmente, porque no soy usuario. Pero noticias como estas no me animan a darme de alta, sinceramente.
Pues esa ridícula cantidad económica de casi dos milésimas de euro es lo que corresponde a cada usuario vulnerado, tanto clientes como conductores. Y pasados estos días desde que saltara la noticia el día 21 de noviembre, no creo que la gravedad del asunto haya hecho descender el número de usuarios de la plataforma. Y como no cotiza en bolsa, tampoco hemos podido ver un reajuste en su valor. Al final… ¿Qué más da? El responsable de seguridad es el único afectado… Le han quitado de su puesto, pero sigue en el directorio de la compañía. ¿Qué estará haciendo ahora?
Si nos remitimos a noticias de 2016, ya por aquel entonces en Uber reconocieron haber perdido 1.000 millones de dólares en el primer semestre de 2015, y que su presupuesto de marketing superaba los 200 millones trimestrales. ¿Qué son 100.000 dólares para ellos? Peanuts, como dicen por allí…
Lo triste es que estamos ya tan acostumbrados a este tipo de noticias, que apenas son ya noticia. En este contexto el Tribunal Supremo acaba de anunciar que concede 80 licencias VTC que habían sido denegadas en 2014 por la Comunidad de Madrid. Con esta jurisprudencia se abre la puerta a otras 10.000 nuevas licencias para Uber y Cabify que estaban paralizadas. Está claro que estas dos empresas sin empleados no cierran. Ni una triste repercusión en licencias, nada de nada…
La verdadera noticia tendría que haber sido la sanción impuesta por el robo de información. Pero de eso ni hablar. A ver si entra en vigor la GDPR (apenas quedan seis meses) para que se vayan tomando estas cosas en serio. A pesar de ser una compañía estadounidense, al operar con datos de ciudadanos europeos, queda dentro del alcance del reglamento. ¿Qué sanción hubiera tenido Uber? La verdad es que no me queda claro el cálculo.
