Les voy a hablar de una novela aparecida en octubre de 2017. Se trata de Origen (2017), el último libro/best-seller de Dan Brown. Las razones son dos: por una parte la trama de esa novela ocurre en España (o, mejor, en una España de pandereta al alcance del americano medio…) y por otra tiene algo que ver con la informática.
Dan Brown intenta hacer atractivas sus novelas al gran público gracias a repetidos ajustes de cuentas con las religiones establecidas. Usa como protagonista principal a un especialista en simbología, el profesor Robert Langdon quién, desde una aparente “neutralidad”, resuelve los misterios de El código Da Vinci (2000), Ángeles y demonios (2003), Inferno (2013) y esta última Origen (2017). Curiosamente, El símbolo perdido (2009), que se ocupa de los masones (tal vez menos atractivos hoy para el lector medio del siglo XXI), ha sido saltada por el cine en la serie de entretenidas adaptaciones cinematográficas protagonizadas por Tom Hanks.
Les voy a hablar de una novela aparecida en octubre de 2017. Se trata de Origen (2017), el último libro/best-seller de Dan Brown
Copio de la contraportada de la novela: “Robert Langdon, profesor de simbología e iconografía religiosa de Harvard, acude al Museo Guggenheim Bilbao para asistir a un trascendental anuncio que «cambiará la faz de la ciencia para siempre». El anfitrión de la velada es Edmond Kirsch, un joven multimillonario cuyos visionarios inventos tecnológicos y audaces predicciones lo han convertido en una figura de renombre mundial. Brillante exalumno de Langdon, se dispone a revelar un extraordinario descubrimiento que dará respuesta a las dos preguntas que han obsesionado a la humanidad desde el principio de los tiempos”.
Esas preguntas no son otras que las clásicas ¿De dónde venimos? y ¿Adónde vamos? y su respuesta (obtenida gracias a la informática), según dice Kirsch, ha de sacudir la esencia de todas las religiones del mundo y tal vez acabar con ellas.
La acción ocurre en España: en ese Museo Guggenheim de Bilbao y también en otros muchos lugares famosos que se describen ampliamente. Por eso hay referencias a la Catedral de la Almudena y el Palacio de Oriente en Madrid; a la Casa Milà (también llamada “La Pedrera”), la Sagrada Familia, el Palacio de Pedralbes e incluso el Barcelona Supercomputing Center (BSC-CNS) en Barcelona.
La imagen que Dan Brown da de España no puede ser más decepcionante y de pocos vuelos: un rey moribundo que ha de ceder el trono al príncipe Julián quien se acaba de prometer con una plebeya. Según parece, el rey, su hijo y todo el país se halla prácticamente sometido a los dictados de un obispo casi pre-conciliar… No se habla ni de policía nacional ni de guardia civil, sólo de la Guardia Real como cuerpo al servicio de su majestad en un país del que no se hace referencia ninguna al gobierno ni al parlamento: no parece haber instituciones democráticas…
Afortunadamente, ese Kirsch, millonario gracias a sus éxitos en la informática, ofrece a su antiguo profesor Robert Langdon, un teléfono inteligente con el que estar en contacto con una inteligencia artificial sumamente avanzada. Esa inteligencia se llama Winston en claro homenaje a Winston Churchill, varias veces citado en la novela. Esa IA ha de servir de guía y ayuda a Langdon. E incluso Dan Brown llega a hacer intervenir a mi amigo Mateo Valero, director del BCS, Centro Nacional de Supercomputación y se atreve a poner en su mente pensamientos que tal vez sean propios del personaje real o, tal vez, provengan de necesidades narrativas del autor Dan Brown. Vaya usted a saber.
La novela muestra la informática como camino a obtener riquezas y, afortunadamente, también como recurso omnivalente aplicable para muchísimas ocasiones. No puedo extenderme más para no incurrir en el pecado de destripar la novela (hacer un spoiler, si les gusta más el anglicismo al uso…), pero la lectura de Origen, con ser una novela insuficiente, no deja de ser interesante para quienes sabemos de informática.
Buenas descripciones de lugares emblemáticos del país, acción sin cuento y referencias importantes a la informática y sus soluciones, sin olvidar una primera muestra de una inteligencia artificial que, evidentemente, nos acercaría a esa singularidad tecnológica de la que tanto se está hablando.