Es evidente que la vida biológica se va alargando, mientras la vida laboral se acorta, no siguiendo la senda de la primera. Por Vicente Gil, miembro de Cibercotizante
Ante esta situación, es necesario conseguir que la vida laboral se prolongue haciendo compatible que la vida laboral de los mayores, sea compatible con la incorporación de los jóvenes al mercado laboral. Es necesario el desterrar el concepto sustitución, y utilizar el término complementación. Pero ¿cómo conseguir esa actividad laboral conjunta de jóvenes y seniors?
En este escenario, hay dos conceptos básicos: experiencia y tecnología. La experiencia se adquiere con los años, y nos referimos a cómo acceder al mercado y competir, a crear empatía que contribuya al éxito de los clientes, o cómo motivar a nuestros colaboradores, conceptos todos ellos que se van puliendo y mejorando con los años de actividad laboral. En cuanto a lo tecnológico, nos enfrentamos a nuevos procesos como la transformación digital, la digitalización de servicios, el teletrabajo, o la ciberseguridad.
Pero la tecnología y sobre todo la pandemia han traído nuevos hábitos de trabajo donde la no presencialidad ha tomado protagonismo, pero debemos encontrar un equilibrio para hacer compatible el trabajo a distancia, con el contacto humano y es justo donde la mentorización toma protagonismo, pero mentorizar no es una acción única. Cada vez se extiende y diversifica este concepto, coexistiendo la conocida como mentorización directa la más tradicional, donde una persona con experiencia tutela a un joven que se inicia en el mundo laboral. La segunda forma de mentorización es la mentorización Inversa, donde el proceso es justo al revés del anterior y suele implicar a jóvenes con altas capacidades digitales, mentorizando a alguien de mayor edad y experiencia, pero con escasas habilidades digitales. Finalmente iríamos a la mentorización compartida, como resultado del ejercicio de las dos anteriores y es aquí, donde toma cuerpo la complementación frente a la sustitución. Llegados a este punto, es posible que la empresa necesite optimizar sus costes laborales, objetivo que puede conseguirse sin tener que prescindir de los mayores. Es cuestión de ofrecer a este colectivo, un plan de trabajo aceptable por ambas partes.
En el año 2030 se prevé un mercado senior por encima de los 8,7 millones de trabajadores mayores de 55 años. Es fundamental contar con el talento senior
En una situación de alta competitividad, la experiencia es básica y se hace imprescindible resaltar el vínculo de confianza que debe establecerse entre cliente y proveedor. Existe la idea, en mi opinión equivocada, que conseguir un pedido es el final. Taxativamente, no, solo es el final de una etapa que nos lleva a un seguimiento posterior de ese pedido y es aquí donde la experiencia juega un papel decisivo
En el año 2030 se prevé un mercado senior por encima de los 8,7 millones de trabajadores mayores de 55 años y por tanto hay que adaptar a este colectivo conforme a las exigencias de la economía digital. Por ello, debemos apostar por la Innovación y el emprendimiento, ejercicio en el que es clave la experiencia.
La discriminación por edad, además de ser injusto, es una pérdida de riqueza intelectual en forma de experiencia. Hay una segunda carrera para los mayores, como elementos clave en la aceleración del crecimiento y en la mejora de la competitividad. Es por tanto imprescindible para la sociedad y el mercado laboral, encontrar una salida profesional a los seniors. Seguro que muchas empresas pequeñas y medianas, aceptarían de buen grado a este colectivo para asesorarlas.