El mes pasado me preguntaba en esta página “¿por qué no despega Windows?”. La verdad es que, cuando escribí ese texto, no podía imaginar la dimensión de lo que realmente estaba ocurriendo con el último sistema operativo de Microsoft, solo seis meses después de su presentación.
Financial Times publicaba un duro artículo en el que llegaba a comparar el fracaso del lanzamiento de Windows 8 con el mítico que le ocurrió a Coca-Cola hace más de treinta años.
Y es que la avalancha de críticas sobrevenidas (la mía era muy suave), ha llevado a la compañía de Bill Gates a anunciar una nueva versión que, en principio, mitiga los muchos problemas generados por esta primera.
La mismísima Tami Reller, Chief Marketing Officer y Chief Financial Officer de Microsoft, en rueda de prensa, ha anunciado que la actualización, que se había dado a conocer como “Windows Blue”, se llamará Windows 8.1 y que será una de Windows 8 totalmente gratuita y disponible a través de la Windows Store. Hasta, el momento, en España, que yo sepa, no se ha comunicado nada.
La realidad es que en ningún momento llegué a pensar que los problemas que yo he tenido al instalar Windows 8, fueran tan generalizados en el conjunto de usuarios, como ahora se demuestra. Tengo que decir, además, que no todo han sido inconvenientes. Por ejemplo, es de agradecer que ahora mi ordenador arranca en segundos, frente a los cinco minutos que tardaba Windows 7.
No estaría mal, de todas formas, que la filial española, en algún momento, convocara a la prensa y explicara los pormenores de toda esta polémica. Echo en falta en Microsoft a un montón de amigos que han sido despedidos en la etapa de Garaña (no siempre de forma razonable, a mi entender), que me aportaban no solo información, sino credibilidad en la marca.