Cloud Computing es nuestro tema de portada de este mes. ¿Se trata de una nueva terminología, producto de una buena estrategia de marketing, o realmente se va a suponer un cambio en la forma en la que trabajan las empresas y también los usuarios?
Parece que esta segunda opción es la verdadera. La principal promesa que ofrece la computación en la nube es la de eliminar los retos y frustraciones de los sistemas de TI tal y como los conocemos hoy en día. Desde el principio se pensó que la informática debería ser distribuida desde servidores centrales alojados en una nube a terminales tontos que podrían hacer poco más que presentar el texto en pantalla y recoger los datos introducidos desde un teclado. Estos servidores podrían atender a cientos e incluso miles de usuarios si se hibieran seguido desarrollando. Así que podríamos haber tenido Cloud Compuing hace la friolera de 20 años, pero no ha sido hasta ahora, cuando existe escalabilidad en las infraestructuras, elasticdad y redes para distribuir las aplicaciones, cuando se ha podido desarrollar perfectamente la nube.
Las ventajas son claras para cualquier empresa (incluso Pymes): resducción de costes de mantenimiento, liberación de espacio físico en las oficinas y, sobre todo, una mayor disponibilidad de las aplicaciones, incluso las más críticas. Gracias a Cloud, éstas pasan a convertirse en una “utility”, de la misma manera que el agua, la electricidad y el gas, por lo que los responsables de las empresas pueden dedicarse a actividades que impacten en el negocio directamente y no perder el tiempo en gestionar las infraestructuras tecnológicas.
Además la crisis a ayudado a Cloud sobremanera. Y es que esta tecnología reduce los costes, con lo que se puede afirmar que cloud ha llegado aquí para quedarse.
Juan Manuel Sáez. Director