Nombre: Susana Fuentes
Cargo: Head of Data de Nationale-Nederlanden
Fecha de nacimiento: 12/2/1978 Hijos: dos
Hobbies: jardinería, bricolaje, videojuegos, tecnología
Estudios: Ingeniera Informática. Doctorada en Ingeniería Informática y Modelización Matemática
Entrevista con Susana Fuentes, Head of Data de Nationale-Nederlanden
¿Cómo llegó al mundo TIC?
Pues no sé muy bien quién llegó a quién. Mi padre es ingeniero de telecomunicaciones y siempre hubo gadgets en casa. Creo que fuimos una de las primeras familias en tener un videojuego (el mítico ping pong) en el hogar. Además, él se dedicaba a reparar radiocasetes como hobby. Yo solía sentarme con él y mirar cómo destripaba aparatos armado con el soldador y el multímetro. Así que, el que me enamorara de la tecnología fue inevitable. Con 12 años tuve mi primer ordenador, un Spectrum 48K, con el que pasaba horas copiando programas. Hice mi primer curso de programación básico con 15 años y, desde entonces, me dedico a esto.
¿Qué es lo que más valora de su trabajo?
Lo mejor de mi trabajo es que es un área transversal a toda la compañía y me permite aprender de muchas personas con especializaciones y puntos de vista distintos. Siempre he dicho que los departamentos de datos cuentan con la ventaja de tener una visión completa del funcionamiento de las empresas. Si a eso le sumas un espíritu curioso e inquieto pues tienes la fórmula perfecta para poder estar inventando cosas nuevas todos los días.
En su opinión ¿qué es lo que falla para que las mujeres no apuesten más por el estudio de carreras STEM?
No tengo claro si hay algo que falle o resulte determinante. Siempre he pensado que las materias STEM son algo vocacional. ¿Es posible que haya condicionantes para dicha vocación? Pues seguro que sí. Así como mi padre ha sido una influencia muy clara en mi caso, es lógico pensar que hay otros contextos e influencias que empujan en otras direcciones. Las estadísticas dan fe de una realidad en la que hay menos mujeres dedicadas a la ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas en comparación con los hombres, pero tengo que decir que no es algo que aprecie en mi entorno. De hecho, tanto mi hija como mi hijo reciben los mismos estímulos STEM y solo uno de ellos, no diré quién, muestra interés. Así que me inclino a pensar que algo vocacional sí hay.
¿Cree que existe el “techo de cristal” en las empresas TIC? ¿Cuál debería ser la solución?
Existen techos de cristal y, además, están ligados a muchos factores que no solo están relacionados con el género. Más bien depende de los perfiles y las prioridades resultantes tanto del compromiso profesional, como personal. Tradicionalmente, en las sociedades anteriores a la nuestra, los hombres han dado una mayor importancia al trabajo por cuestiones de economía familiar y roles de género. Ahora, la situación es muy diferente y está muy marcada por los límites que se le quieran poner a ese estigma de “cueste lo que cueste” haciendo posible que cada cual marque su techo de cristal en la posición que más se ajuste a sus decisiones y objetivos.
¿Una política de cuotas puede resolver el problema?
No podría dar una respuesta genérica sin conocer el caso concreto porque cada situación requiere de una solución adaptada que, por encima de todo, busque el contexto más favorable para todas las partes. No obstante, de forma global, puede ocurrir que las cuotas agraven el problema si no es que se va a la raíz de este. En mi opinión, lo más importante es que el puesto sea conseguido por méritos y valía sin que el género sea el factor determinante ya que no sería justo en ninguno de los casos: mujer, hombre y empresa.
¿Qué dificultades se encontró usted para llegar a la posición que tiene actualmente?
Muchísimas. He tenido que trabajar mucho, dedicar muchas horas, tirar de muchos carros, convencer a muchas audiencias, tomar muchas decisiones, equivocarme y rectificarme cientos de veces, superar muchos miedos, afrontar muchas dudas… No es nada fácil llegar a determinadas posiciones. Aún me sigue sorprendiendo cuando alguien me dice que “aprende de mi”. Tengo cierto síndrome del impostor.
¿Qué es lo que más valora de su empresa con respecto a la integración de la mujer?
Nationale-Nederlanden es una empresa comprometida con la diversidad, inclusión e igualdad desde todos los prismas. Que la promesa de marca sea “Tú importas” ya es una buena pista y toda una declaración de intenciones. Dentro de la empresa puede palparse ese compromiso con la igualdad de oportunidades dentro de un entorno que promueve un ambiente inclusivo para toda raza, sexo, orientación sexual, religión, etc. Dicho esto, y retomando el papel de la mujer, existen medidas concretas recogidas en la política de igualdad y compromisos como el de llegar al 40% la presencia de mujeres en puestos de responsabilidad este año, algo que estamos muy cerca de conseguir.
Un 35% de alumnos no logra ni acabar el bachillerato ni la FP equivalente, ¿está en la educación el problema de la falta de perfiles especializados?
Totalmente. Mi percepción es que los programas educativos – en su mayoría – no están bien enfocados para hacer frente al mundo laboral, ni tampoco para incentivar el interés por las profesiones.
¿Le han servido los estudios que hizo para realizar su labor actual?
Sí. Estudiar Informática me abrió las puertas de la carrera tecnológica. El resto ya fue una consecuencia. No creo que actualmente ponga en práctica mucho de lo que aprendí, hay que tener en cuenta que muchos años que terminé la carrera y la tecnología evoluciona muy rápido, pero creo que la manera de pensar adquirida permanece y sí puedo aplicarla en mi día a día.
Solucione el problema de la educación en España…
En primer lugar, creo que existe una falta de sincronía entre la oferta educativa y la demanda profesional real. El hecho de que existan carreras con salidas profesionales muy limitadas merma los ánimos y contribuye a la frustración de los jóvenes. Por otro lado, desde mi punto de vista, las materias siguen muy enfocadas a la parte teórica dejando de lado la vida real y su necesidad de pragmatismo. Los estudiantes invierten muchas horas y esfuerzo en superar pruebas muy teóricas que rara vez volverán a usar y, en cambio, cuando llegan a una empresa hay que enseñarles cómo funciona la realidad corporativa.
Si tuviera que aconsejar a un joven qué estudiar de cara a obtener un futuro laboral estable, ¿por dónde le orientaría?
Pues le diría que hiciera un top 10 de los puestos más demandados por las empresas y que, entre esos, escogiera el que más le gustara. No el más fácil, sino por el que sintiera más atracción porque estoy convencida de que la motivación es muy importante para conseguir buenos resultados. Una vez escogido el puesto, que buscara el programa formativo que mejor le fuera a ayudar a convertirse en el profesional deseado sin prejuicios o planes establecidos. Por ejemplo, en España, suele haber tendencia a estudiar grados universitarios por eso de la “titulitis” pero hoy en día existe un amplio abanico de posibilidades que se pueden ajustar más a cada caso dependiendo de cuál sea el objetivo.
¿Hacia dónde cree que va el sector TIC? En su opinión, ¿cuáles van a ser las tendencias que realmente van a transformar la sociedad?
Si lo pensamos con cierta perspectiva, todas las iniciativas van enfocadas a ahorrar tiempo. Tiempo de las personas, de las plantas de fabricación, de los mantenimientos de las máquinas, del invertido en proporcionar servicio, etc. Ahora tenemos hasta máquinas que escriben programas para otras máquinas y así ahorrarle tiempo al programador. En mi opinión, toda tecnología que realmente se demuestre como útil en este objetivo triunfará. En nuestro caso, el principal esfuerzo lo estamos haciendo en utilizar la tecnología y el dato de la forma más eficiente posible para conocer al cliente y ofrecerle el mejor servicio en base a sus necesidades.
IA, automatización, robótica, ¿de verdad cree que el futuro pasa por las personas?
Desde luego. Existe mucha preocupación por la desaparición de puestos de trabajo. Los puestos de trabajo no van a desaparecer, lo que va a pasar es que las profesiones útiles van a cambiar. La profesión de sereno desapareció cuando ya no resultó útil y no todos los serenos se quedaron sin trabajo, quizá solo aquellos que no supieron adaptarse. Así que yo no me preocuparía por si mi profesión desaparece, porque eso va a suceder con total garantía en algún momento, sino que estaría más preocupada por no saberme adaptar. Profesión y puesto de trabajo no son equivalentes.
Tengo incluso un caso muy cercano de reconversión. Una persona que ha entrado recientemente a colaborar conmigo procede de un departamento completamente distinto. De hecho, no tiene cualificación para trabajar con datos, pero ha expresado su interés en aprender y, con perspectiva de futuro, ha empezado ciertas colaboraciones con mi área. Seguramente esta persona tenga muchas más posibilidades de conservar su puesto de trabajo porque está luchando por reconvertir su profesión que otra que luche por hacer que la profesión en vías de desaparición permanezca.