Nombre: Beatriz Martínez
Cargo: Chief Product Officer en Remove Group
Fecha de nacimiento: 10-1-1986 Hijos: sí
Hobbies: cultura japonesa, el campo y la comida
Estudios: Licenciada en Periodismo y Filosofñía
Entrevista con Beatriz Martínez, Chief Product Officer en Remove Group
¿Cómo llegó al mundo TIC?
Llegué de una manera casual, y fue algo inesperado ya que mi formación es puramente de letras. Soy licenciada en filosofía y periodismo, una carrera considerada abstracta y poco práctica. Debo decir que es un error de concepto creer que los que hemos estudiado estas carreras no podamos desempeñar trabajos relacionados con las nuevas tecnologías. Creo que la visión analítica de la realidad y los procesos son habilidades del todo aplicables en especial en este sector.
¿Qué es lo que más valora de su trabajo?
El dinamismo, los nuevos retos constantes, la búsqueda de nuevas maneras de conceptualizar, la libertad de trabajar desde un soporte digital, que te permite flexibilidad horaria y conciliación, y por supuesto la libertad absoluta de aportar ideas y soluciones.
En su opinión ¿qué es lo que falla para que las mujeres no apuesten más por el estudio de carreras STEM?
Es cuestión de tiempo que haya un mayor volumen de mujeres es este sector, como ha ocurrido en otros ámbitos que se consideraban solo dirigidos a hombres y en los que las mujeres han ido despuntando. Cada vez hay más referentes femeninas, me atrevería a decir en cualquier sector, con longevas y exitosas carreras profesionales. Cuantos más ejemplos tengamos más mujeres se motivarán a llevar a cabo estas profesiones.
¿Cree que existe el “techo de cristal” en las empresas TIC? ¿Cuál debería ser la solución?
Aunque en mi caso estoy lejos de alcanzar ese techo, creo que sí que existe y esa controversia se aclararía con analizar ciertos datos. Otro asunto es dilucidar el por qué existe. Creo que una razón de peso es la de los condicionamientos culturales, en los que las mujeres renuncian a su carrera profesional por conciliar, ya bien sea por motivaciones endógenos o exógenos a su persona.
¿Una política de cuotas puede resolver el problema?
No tengo la información suficiente, aunque sí que opino que es un tema complicado saber si esta política de discriminación positiva finalmente favorece a la mujer o no. Creo que habría que encontrar una política adecuada, analizando aquellos países de nuestro entorno donde las mujeres estén mejor consideradas profesionalmente y donde haya una mayor facilidad de conciliación. Hay que dar con soluciones que se adecuen a nuestra idiosincrasia y a nuestro contexto laboral como país.
¿Qué es lo que más valora de su empresa con respecto a la integración de la mujer?
En mi empresa, Remove Group, por ejemplo somos mayoría mujeres, y de hecho me atrevería a decir que en el sector TIC y de las comunicaciones no creo que exista distinción entre sexos. OJO: hasta cierto nivel. Es probable que en los consejos de dirección haya un porcentaje mayor de hombres.
Un 35% de alumnos no logra ni acabar el bachillerato ni la FP equivalente, ¿está en la educación el problema de la falta de perfiles especializados?
Los planes educativos no se han ajustado a las necesidades del mercado, aunque no creo que los estudios deban enfocarse rigurosamente a desempeñar una profesión. Creo que la formación teórica es importante, pero la influencia de los países anglosajones hace que el enfoque sea cada vez más práctico.
En cuanto a las nuevas tecnologías, la velocidad vertiginosa a la que avanzan, han hecho que los programas no hayan tenido tiempo de adaptarse a la realidad de las profesiones. Las temáticas están desactualizadas, con lo cual el futuro trabajador no dispondrá de las herramientas necesarias para enfrentarse al mundo laboral
¿Le han servido los estudios que hizo para realizar su labor actual?
Aunque parezca sorprendente, mi formación me ayuda mucho en mi trabajo donde existe la necesidad de tomar distintas perspectivas, modos de pensar, visión analítica y abstracta hacia una situación determinada. Esta visión crítica, además, es muy valorada en startups, o empresas más dinámicas y poco jerarquizada, lo cual ayuda a no quedarse en la mediocridad.
Si tuviera que aconsejar a un joven qué estudiar de cara a obtener un futuro laboral estable, ¿por dónde le orientaría?
No me gustan las fórmulas secretas porque cada cual tiene que seguir la formación que considere en ese momento. Lo que si me atrevo a decir es que hay que darle importancia al desarrollo personal a la hora de cursas unos estudios, y no solo el profesional. Puede que a veces parezca que optamos por la solución menos práctica, pero no por ello debe pensarse que es una pérdida de tiempo.
Pero puestos a mojarnos un poco, yo abogo por cursar unos estudios con una derivada más teórica, y después complementarlos con un posgrado que nos dote de habilidades más técnicas, más concretas, dirigidas a satisfacer la demanda laboral del mercado.
¿Hacia dónde cree que va el sector TIC? En su opinión, ¿cuáles van a ser las tendencias que realmente van a transformar la sociedad?
Creo que se dirige hacia la automatización de los procesos y la recopilación de datos para la toma de decisiones. Sin embargo, aquí me gustaría puntualizar que los datos no tienen sentido si no hay una mente que los ordena y les de sentido, ya que todo este proceso de automatización persigue el objetivo de buscar soluciones dirigidas a personas.
Por lo tanto, el ser humano no va a desaparecer, pero si se le va a ubicar en otra posición, en la del análisis, la interpretación, la contextualización, y en la de hacer las preguntas correctas. Y en este sentido me atrevería a decir que la mujer tiene ciertas habilidades que resaltan y que encajan con estas necesidades, como son la empatía, y un pensamiento más global y transversal.
IA, automatización, robótica, ¿de verdad cree que el futuro pasa por las personas?
La tecnología está hecha por personas y si finalmente nos come entonces es que nos habremos equivocado de pleno. Dejar que una máquina decida si vas a poder hacer frente al pago del seguro o no, o cuando te vas a morir, son ejemplos que atentan contra la dignidad humana. Y de ahí por lo tanto la importancia de definir bien la frontera entre que es ético y lo que no.