Volvemos a las andadas. Me ocurrió cuando anunciaron el iPod (había cuarenta marcas que le superaban en calidad y prestaciones), con el iPhone (lo mismo) y, ahora, con el iPad, que no sé para qué sirve, o, mejor dicho, no entiendo a qué viene tanta expectación.
Está claro que yo estoy equivocado: no puedo llevar razón cuando millones de personas han elegido estos productos con la marca de la manzana. Pero no me bajo de mi carro: se trata de dispositivos que no aportaron en su momento de presentación novedad tecnológica alguna, son caros en relación a su competencia, y me da mucha envidia cómo consiguen que se les haga publicidad gratis.
Confieso que todavía no he tenido en mis manos el ya famoso iPad, pero juro que no me pica mucho ese deseo y advierto que debe haber poca gente a la que le gusten más que a mí este tipo de “cachivaches”. No le encuentro la utilidad de la que hablan, más allá de que sea práctico como un eBook con otras posibilidades. Desconozco si las baterías duran las diez horas que dicen (estoy muy acostumbrado a comprobar que cuando los fabricantes aseguran determinadas horas de duración, siempre en la práctica, inexorablemente, es la frustrante mitad), y no tiene pinta de que se puedan intercambiar.
Qué quieren que les diga: por lo leído hasta ahora, prefiero un Mini PC de última generación, que incorpora las mismas prestaciones que el iPad, está más protegida la pantalla, y es mucho más barato.
Aquí, quien se tiene que poner las pilas son Microsoft y otros fabricantes como Nokia. La primera no va a tener más remedio que gastarse la pasta en marketing, para demostrar que puede hacer más de lo que hace su competidor. Entiendo que le tiene que dar mucho coraje, porque a Apple la publicidad le sale gratis, pero no le queda otra, o dejará de vender muchos Windows 7, ahora que le empezaba a funcionar su sistema operativo.
Y Nokia es otro jugador de este mercado, al que también, en otro segmento, le va a hacer falta comunicar todo lo bueno que posee. La firma finlandesa tiene desde hace meses en el mercado un Mini PC, el Booklet, del que apenas se habla, pero es una estupenda máquina. De cronómetro, a mí me ha durado la betería siete horas (ellos hablan de doce), que es lo que yo quiero de un portátil, no preocuparme de quedarme tirado en el momento más inoportuno. Tiene GPS y está abierto a todas las aplicaciones que están haciendo famoso al iPad seis meses después. Nokia, además, hace unos pocos días ha tomado una decisión inteligente: regalar los mapas y el navegador con sus móviles. Sabia decisión que ha dejado a sus competidores boquiabiertos. Si ya tenía una alta cuota de mercado, ahora comprarse otro móvil será una decisión arriesgada: sus modelos les dan cien vueltas a los iPhone, pero muchos prefieren éste… ¿por qué será? Yo lo sé.