La seguridad móvil tiene que enfrentarse a cambios entre ellos el de las contraseñas tradicionales. El uso de los smartphones está cambiando, ya que cada vez más los usuarios los utilizan para hacer transacciones bancarias, reservas o compras, todas ellas actividades en las que se requiere facilitar información sobre la tarjeta de crédito. Y, como era de esperar, a medida que los clientes empiezan a introducir más datos personales en sus teléfonos inteligentes, el miedo acerca de la seguridad también aumenta. No obstante, estas preocupaciones también presentan una oportunidad perfecta para que los bancos y las telcos puedan ganarse la confianza de sus clientes convirtiéndose en sus guardianes, ofreciéndoles formas más sencillas y más seguras de autenticación móvil para ayudar a los usuarios a proteger sus datos haciendo uso de diferentes capas de seguridad a la vez que ayudan a la fidelización del cliente.
Los sistemas de autenticación, las contraseñas tradicionales, necesitan un cambio, deben volverse más personales
Como resultado directo del auge de los smartphones, las aplicaciones wallet como Apple Pay, Samsung Pay y Android Pay, que permiten al usuario pagar y almacenar datos sobre sus cuentas bancarias en el móvil, han despegado. Y como consecuencia, los teléfonos inteligentes se están convirtiendo, cada vez más, en un núcleo seguro para los consumidores en los que recopilar y almacenar una gran cantidad de información personal muy valiosa. Esto convierte a estos dispositivos en un gran atractivo para los cibercriminales. Por lo tanto, los sistemas de autenticación, las contraseñas tradicionales, necesitan un cambio, deben volverse más personales y menos supeditados a los consumidores, para así mantener los datos privados a salvo.
La sustitución de las contraseñas tradicionales
La autenticación biométrica es el medio por el que la persona puede confirmar su identidad haciendo uso únicamente de sus características biológicas, como la huella dactilar, la retina o el reconocimiento facial, complicando la posibilidad de robo y anulando por completo la del olvido. Es un método de autenticación que confirma por completo la verdadera identidad del usuario.
El lector de huella dactilar es el método en el que más confían las telcos para mantener a salvo la información personal de sus clientes, pero otra alternativa a las contraseñas es el reconocimiento facial. Mastercard ya ha desarrollado una herramienta que ha sido introducida este año en bancos de Estados Unidos, Canadá, Holanda, Reino Unido y Alemania, para poder ser utilizada por los consumidores: Identity Check Mobile. Y Apple presentó el pasado 12 de septiembre su iPhone X que incorpora esta tecnología para el desbloqueo del dispositivo.
Una alternativa más segura es el reconocimiento del iris, en el cual existen 225 características distintivas que, comparadas con las 40 de una huella dactilar, hacen que este método sea mucho más fiable. “A pesar de que todavía hay mucho que avanzar en este área, explorando y ofreciendo estos servicios, las telcos pueden seguir manteniendo su relevancia mientras fidelizan a sus clientes al ofrecerles una experiencia completamente personalizada”, asegura Eduardo Esparza, Country Manager de Affinion.
El reconocimiento de voz también tiene el potencial necesario para aportar un nivel extra de seguridad a los usuarios que accedan a través de servicios móviles. En 2016, Barclays, se convirtió en el primer banco en ofrecer reconocimiento de voz a los clientes que accedían a su cuenta a través de su teléfono móvil.
No obstante, la biometría no es el único servicio de seguridad móvil que las telcos pueden ofrecer, pues los usuarios valoran los consejos y guías de su proveedor. Al darles a los consumidores la información necesaria para tomar decisiones que prevengan el fraude y mejoren la seguridad móvil, respaldadas por un conocimiento y apoyo relevante obtenido en momentos de crisis, las telcos mejorarán su reputación tanto con sus clientes existentes como con los potenciales. Además, este tipo de consejos pueden hacer que una compañía sea vista como una “experta” ante sus clientes, haciéndoles sentir que su seguridad está siendo valorada.