La transformación organizacional no es tenida en cuenta por culpa de la transformación digital. La gran mayoría de las empresas, ya sean grandes compañías multinacionales o pymes, ya conocen el concepto de transformación digital y cuentan entre sus prioridades estratégicas con abordar un proceso de este tipo para mejorar su negocio. Sin embargo, también son muchos los empresarios que cuando hablan de transformación digital piensan únicamente en la implantación de tecnologías como Big Data, Cloud Computing, movilidad, omnicanalidad o IoT en sus procesos de negocio. Con esta forma de actuar, todos estos ejecutivos están obviando el verdadero cambio que deben abordar sus empresas: la transformación organizacional.
Según el trabajo Organizational Design as a Competitive Advantage in the Digital Era realizado por la consultora Digital Migration Partners, para abordar con éxito un proceso de transformación digital, las empresas deben dejar de centrarse exclusivamente en la parte instrumental de la transformación digital y afrontar dicho proceso de forma integral, teniendo en cuenta especialmente el rediseño de la organización interna de la compañía.
Tal y como explica Alberto Díaz, socio de Digital Migration Partners, “las empresas deben aprender a responder de nuevo a tres preguntas clave: cómo trabajar, cómo organizarse y cómo liderar. De lo contrario, aunque gasten ingentes cantidades de dinero en implantar tecnología, la transformación que estarán poniendo en marcha será incompleta y no reportará los resultados deseados”.
El diseño organizacional con el que nacieron miles de empresas, y que a día de hoy se mantiene en la mayoría de los casos, no era un factor determinante para el éxito o fracaso de un negocio en la era industrial. Con la irrupción de las nuevas tecnologías, la globalización, la crisis financiera y los cambios que todo ello ha supuesto en los hábitos de los clientes, la forma en la que una empresa se organiza internamente se ha vuelto fundamental. “Los modelos de negocio han cambiado, los clientes ya no demandan a las empresas los mismos productos o servicios que hace cinco años, ni quieren consumirlos de la misma forma, por tanto la organización de las compañías debe cambiar. No podemos responder a necesidades nuevas con modelos anticuados”, declaraba Díaz.
Los ejecutivos están obviando el verdadero cambio que deben abordar sus empresas: la transformación organizacional
Si la digitalización ya se ha generalizado y representa un proceso obligatorio para garantizar la supervivencia de cualquier organización en el mercado, la transformación organizacional es el siguiente paso que deben asumir los directivos de aquellas empresas que no quieran ver como su empresa es superada por actores emergentes con propuestas de valor y formas de trabajo innovadoras.
Uno de los mejores ejemplos de transformación organizacional es el de la NASA. La agencia espacial norteamericana ya contaba en los años 70 con un modelo organizativo interno que desafiaba los esquemas rígidos y apostaba por el scrum o trabajo por proyectos, el mismo sistema que han adoptado en los últimos años startups y compañías emergentes que a día de hoy lideran industrias clásicas como la música, el transporte o el turismo. El motivo fundamental: adaptar el diseño organizacional al alto nivel de incertidumbre del entorno.
“Las empresas de nuestro país aún están a tiempo de subirse al carro de la transformación organizacional”, afirma Díaz. “La llegada de tecnologías disruptivas está transformando la forma de hacer negocios y poniendo en riesgo la supervivencia de los jugadores tradicionales, pero también abriendo nuevas oportunidades para todos aquellos que estén dispuestos a asumir que un cambio organizacional se puede convertir en la mayor ventaja competitiva de su compañía”.